La joven durmiente y el huso

“La joven durmiente y el huso”, de Neil Gaiman

La joven durmiente y el huso

Desde que leí The Sandman (mi desvirgamiento en el mundo del cómic adulto, junto con Predicador, esto ya lo he comentado alguna vez…) no he dejado de seguir la pista de Gaiman. Eso no quiere decir que haya leído todo lo que ha parido, no, –el cómic Batman: ¿Qué le sucedió al cruzado enmascarado?; el libro (excelente y también reseñado aquí ) American Gods y Buenos Presagios, escrito a pachas con Terry Pratchet,  son una pequeña muestra de esa pista que voy siguiendo de lejos– pero mi secretaria me mantiene al tanto de sus obras. Es lo menos que puedo hacer por el creador de ese gran universo en el que transcurren las aventuras de Morfeo y que tan honda huella me dejó.

Y es que el problema de que lo primero que caiga en tus manos cuando te dispones a descubrir a un autor sea una obra maestra que te fascine tanto como la del rey de los sueños, es que esperas que lo siguiente que leas de ese autor sea, al menos, del mismo nivel y tienes miedo de decepcionarte. Por eso voy pian piano. (Y eso que American Gods, Batman… y Buenos Presagios me gustaron).

Pero he aquí, que tenemos un… ¿remake, un dos en uno remozado? un cuento cortito, apenas setenta páginas, primorosamente elaborado y firmado por Gaiman y todas las reticencias y alertas de peligro se vienen abajo y me tiro de cabeza. Así, como un valiente.

¿Y qué es lo que me encuentro en La joven durmiente y el huso? Pues una joyita. Una obra de arte que puedes leer una y otra vez mientras te deleitas con las preciosas ilustraciones, en blanco y negro con algún detalle en dorado, de Chris Riddell. Un cuento, con sus partes (introducción, nudo y desenlace) bien identificables, que nos devolverá a aquellos cuentos que leímos o nos leyeron de pequeños. Así, pero algo más oscuro, y con cambios, fusionando en uno los cuentos de Blancanieves y la Bella Durmiente (sí, otra vez alguien durmiendo, como en The Sandman, está claro que a Gaiman esto del submundo del sueño le va), y en los que el protagonista no es un príncipe azul, sino una reina que quiere liberar a una princesa de un encantamiento, más por el hecho de demostrarse algo a sí misma que por la liberación, pero sobre todo, porque ella lo ha elegido así.

Encantamientos, princesas, castillos rodeados de espinas, enanos, bosques… los típicos elementos que siempre hemos encontrado cuando acudíamos a los cuentos están ahí y Gaiman te coge de la mano, con la confianza que le da el saber que el camino nos es conocido. Y nosotros nos dejamos guiar y avanzamos sin darnos casi cuenta en la historia. Y recordamos; es verdad, el camino nos suena, pero a la vez es distinto a aquel que seguimos hace años. No obstante, lo recorreríamos con gusto de nuevo con los ojos vendados, pues estamos atrapados en el cuento, nos dejamos llevar por el discurrir de la trama como un barco de papel en un riachuelo… ¿Y ahora qué? ¿Qué pasará en el cuento?… ¿aparecerá una bruja mala o un ogro, alguna malvada criatura, un dragón tal vez, una casita de chocolate…? Da igual, lo que sea que haya de venir, Gaiman lo introducirá en su momento oportuno y de la mejor de las maneras porque es un creador de cuentos, de fantasía y onirismo realmente excepcional.

¿Cómo resistirse a un libro cuya contraportada reza?:

“Era una de esas brujas de los bosques, condenada a la marginación mil años atrás, una mala persona. Maldijo a la pequeña el día que nació, para que, cuando la joven cumpliera dieciocho años, al pincharla con un huso en el dedo se durmiera para siempre.”?

La joven durmiente y el huso es una joyita, un libro de esos que no querrás prestar por miedo a que la sobrecubierta (en un elegantísimo papel cebolla) se estropee o a que el libro sea dañado o, peor aún, “extraviado”.

Un must have en toda regla, no solo por las ilustraciones (que perfectamente podrían enmarcarse y colgar en cualquier pared) o por el cuento, sino por el conjunto.

Por otra parte tiene un giro inesperado y muy original que me ha gustado mucho y no lo había visto venir ni de lejos, pero bienvenido sea.

Lo único malo: se lee en un periquete…

2 comentarios en «La joven durmiente y el huso»

  1. A mí me llamó la atención sobre todo el relevante papel otorgado a la mujer, buscando subvertir en ese sentido la misoginia original de los cuentos de hadas, pero sin perder un ápice de su encanto. De todos modos, aunque coincido contigo en que es una joyita (con su extensión, su formato, las ilustraciones y la delicia de leerlo), no me pareció deslumbrante. La voz de la sirena, de Carme Riera, por ejemplo y tomando otra readaptación de cuentos clásicos, me dejó con una sensación literaria más honda, sin ser tampoco de lo mejor que he leído últimamente. Pero claro, el nombre de Neil Gaiman viste mucho.
    En cualquier caso, también recomiendo encarecidamente La joven durmiente y el huso, porque sobre todo en una casa con padres y niños, lo disfrutarán todos sin excepción.

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