Las cenizas que quedan, de Andrea Prieto Pérez

Las cenizas que quedanCon el mundo como lo tenemos ahora mismo, hecho unos zorros, no es muy difícil imaginar un escenario apocalíptico. Nos derretimos por unas partes, ardemos por otras, nos resecamos o nos inundamos. Tenemos mandatarios descerebrados que intentando demostrar quien la tiene más grande o más destructiva y un día acabarán con todo. ¡Sálvese quien pueda!

La literatura, el cine o los videojuegos nos han entregado ejemplos de posibles sociedades distópicas de lo más variopintas; os recomiendo la saga de Los Juegos del Hambre y Divergente, si no las habéis leído ya que son muy buenas de entre las actuales, sin olvidar los clásicos como 1984 o Fahrenheit 451 entre otros.

Las cenizas que quedan es de este género fantástico, nos presenta un futuro postapocalíptico, donde todo está destruido, ya no queda casi nada con vida y lo que queda se quema para generar magia que a su vez, produce energía. Todo es ceniza y gris, desde el suelo hasta el cielo. Aline y Weiss, que son los protagonistas, pertenecen a la congregación Espúrea, los ganadores de la última batalla y los que ostentan el poder, “los buenos”. Aline pertenece al consejo y la falta de su brazo no le impide trabajar en los invernaderos, retirada del ejército. Le ha costado mucho acostumbrarse a no estar en primera línea de fuego aunque sigue teniendo un carácter muy guerrero. Vive recluida en uno de los pocos edificios que quedaron en pie después de los grandes incendios. Weiss es su excompañero de milicia, enérgico, optimista, alegre y aventurero. Llega herido después de una de sus expediciones y con un mensaje póstumo de Cobalt, tío de Aline, que ha dejado unas coordenadas y la petición de que vayan al lugar, pero no saben qué se van a encontrar allí.  Weiss quiere ir con Aline, pero ella está resentida por lo que ocurrió la última vez que lucharon juntos y no se fía de él, pero al final, obligada por las circunstancias accede y se aventura por las tierras de la “tribu de fuego”. No os voy a desvelar lo siguiente porque perdería la gracia, pero quería destacar a Crace, la joven chamán de la “tribu de fuego”, que les va a acompañar parte del camino y que me parece un personaje muy interesante por lo que aporta no solo a la relación de la pareja protagonista, sino al cambio de visión de sus vidas, de sus creencias y del futuro. Ella les va a hacer replantearse si de verdad ellos pertenecen a “los buenos” y si esta guerra sin fin en la que están inmersos merece la pena.

Me parece un trabajo muy bueno en cuanto a la construcción de los personajes y sus relaciones, quizá algo escaso en la descripción de los escenarios, pero no es difícil imaginarlos: destrucción y desolación. Me ha venido a la mente en varias ocasiones imágenes de la última versión de Mad Max (Fury Road), tanto los paisajes como el aspecto de los protagonistas podrían ser los mismos. De muy fácil lectura, sencillo y entretenido. Tiene unos mensajes de fondo muy interesantes, como el valor de la amistad, la empatía, el ecologismo, el feminismo y el altruismo.

A Andrea la leí primero en las redes sociales porque me gustaban sus reseñas. Mi admiración se acrecentó cuando me entero de que con solo 26 años, no solo lee mucho y escribe sino que también es médico. Necesito sus consejos para sacarle esa productividad al tiempo, porque 24 horas al día las tenemos todos, pero sacarle tanto jugo tiene mérito. Me siento muy feliz y esperanzada de ver que tenemos gente joven y sobradamente preparada por nuestra tierra, aunque aquí hoy solo os vengo a hablar del talento de la Andrea Prieto escritora. Ya os he explicado en otras ocasiones de mi absoluto respeto por el que escribe, el artista que se expone, el que es capaz de hilar palabras para hacernos disfrutar y ver otros mundos. A mí me cuesta Dios y ayuda el poder hacer estas pequeñas reseñas de una forma medianamente coherente y correcta, cuando menos escribir una historia.

Es el primer libro de Escarlata Ediciones que tengo y la edición está muy bien, de calidad, me encantan las letras del título y las de los capítulos, parecen quemadas, con ceniza. Por poner una pega, he encontrado alguna errata y es una pena en un libro que se nota que han intentado cuidar en muchos otros detalles.

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