Las leyes de la frontera

Las leyes de la frontera, de Javier Cercas

Las leyes de la fronteraBuenos días señores lectores:

Mi nombre es Antonio Gamallo y vengo a contarles mi historia; una historia dura y difícil que quizá no quieran escuchar. O una historia tan escuchada que quizá no quieran volver a recordarla.

Antes de nada, les pido que me hagan un favor. Quizá si ponen esta canción o esta otra mientras leen mi historia les ayude a ponerse en situación y a crear un clima idóneo para que continúe. O quizá sean de esa clase de personas que prefiere ver películas antes que leer, por lo que les recomiendo algunas como “Perros callejeros” o “Yo, el Vaquilla”. Allá ustedes.

¿Ya está? Pues empezamos. Es probable que el nombre de Antonio Gamallo no les suene de nada, pero si les digo que soy el Zarco, la mayoría de vosotros ya empezaréis a reconocerme. Fui uno de los numerosos quinquis (esa palabra que ya casi ni usáis) que crecieron al abrigo de los suburbios de las principales capitales de provincia. Mi banda y yo, con el centro de operaciones en el Barrio Chino de Girona, nos convertimos en uno de los grupos más activos de toda la costa mediterránea, hasta que a finales de verano de 1978, un atraco a un banco se nos fue de las manos y di con mis huesos en la cárcel.

Mientras mi libertad se iba esfumando, mi popularidad aumentaba como la espuma. Movimientos sociales, libros, canciones o películas tenían en mí su ejemplo, con promesas y alegatos de reinserción que nunca fueron efectivos, mientras más de media vida se me escapaba de cárcel en cárcel, y la droga consumía poco a poco mi interior.

Sin embargo, un día me enteré que Javier Cercas se puso a escribir sobre mi historia. No sé mucho sobre literatura, pero si se distinguir una buena historia de una mala, y Javier es de los mejores escribiendo buenas historias; como la mía. Su libro está basada en una reconstrucción de mi vida, con los testimonios del inspector Cuenca y de Ignacio Cañas, entre otros. A Ignacio, un pobre charnego al que llamábamos “el Gafitas”, nos lo camelamos un día Tere y yo, y se unió a nuestra basca. El pobre estaba enamoradito de Tere, y disfrutó en el verano de 1978 de lo que es ser un quinqui de los buenos, pero tras mi paso por la cárcel desapareció, convirtiéndose en un abogado de prestigio.

“El Gafitas” no solo le cuenta a Javier Cercas aquel frenético verano del 78, sino también mis últimos años, cuando la leyenda del Zarco, que vagaba de cárcel en cárcel, era sólo un lejano recuerdo en el acervo cultural de los españoles.

Las leyes de la frontera” (así se llama el libro de Javier Cercas), son dos historias en una. Pero no sólo es mi historia; es la historia de mi banda, de Guille, de Lina, del Tío o del Chino, gente que como yo, fuimos tomados como el ejemplo que no debían seguir los jóvenes de bien. También es la historia de María, mi compañera hasta los últimos días, que representó todo el mal que los medios de comunicación consiguieron de mí. Pero sobre todo es la historia del Gafitas, de cómo influí en la vida de aquel atormentado charnego, y la historia de Tere, una persona sin cuya presencia, la vida de ninguno de nosotros hubiera sido igual.

Mi final muchos lo conocéis, pero mi verdadera vida no la conoceréis hasta que no leáis “Las leyes de la frontera”. Y esto no lo toméis como una amenaza que el Zarco os hace. Al fin y al cabo, soy una persona totalmente inofensiva, enferma y agotada, que no da más de sí.

Afectuosamente

El Zarco

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