Llámame por tu nombre, de André Aciman

Llámame por tu nombre“We had the stars, you and I.

And this is given only once”.

 

Llevo escribiendo reseñas para Libros y Literatura desde hace dos años y han sido muchos los libros sobre los que he escrito. Tenéis que creerme cuando os digo que esta reseña es, con diferencia, una de las más difíciles a la que me he enfrentado. Se me bloquean las manos cuando intento escribir sobre este libro porque tengo miedo de no estar a la altura de su belleza. Debo advertiros, antes de nada, que si no habéis visto la película ni habéis leído el libro debéis hacerlo cuanto antes. No es que vaya a pasarme con los spoilers, pero para poder hablar sobre esta novela como se merece es inevitable que os cuente detalles sobre la trama.

Cojo aire. Con Llámame por tu nombre empecé el revés. Es decir, primero vi la película y después leí el libro. No suele gustarme hacerlo de esta forma, pero no me arrepiento. La película es tan maravillosa y los actores tan perfectos que creo que mi imaginación no lo hubiera hecho mejor. Ha sido toda una experiencia revivir la película a través de las palabras de André Aciman.

Llámame por tu nombre no es una historia de amor. Es quizás la historia de amor más bonita, tierna, sensual y pura que se haya escrito y se haya llevado a la gran pantalla. Tenéis todo el derecho a llamarme exagerada. Lo cierto es que no me importa. Cuando una historia te toca el corazón de esta manera es imposible no sentirme como me siento.
Elio es un joven de diecisiete años, culto, amante de la música y políglota, que pasa los veranos con sus padres en su mansión en un pueblo costero del norte de Italia. Su padre, profesor de arqueología, tiene la costumbre de recibir durante el verano a universitarios extranjeros para que le ayuden a cambio de alojamiento. El joven de ese verano de 1983 es Oliver, un atractivo americano estudiante de filosofía que está a punto de publicar su tesis.

Elio y Oliver. Oliver y Elio. En el momento en que se dan la mano por primera vez empieza todo, pero nosotros nos iremos dando cuenta poco a poco. Será Elio el encargado de narrar esta historia que sucede en el mismo paraíso. Una historia de amistad, de juegos íntimos, de un amor que nace y crece y ha de permanecer escondido. El mérito es de Aciman. Este autor nacido en Alejandría ha escrito una historia tan pura, cargada de sentimientos y erotismo que hace imposible no conectar con estos dos amantes, no desear estar en sus pieles y formar parte de esa maravillosa conexión.

Como os decía, la película, dirigida por Guadagnino es una de las mejores adaptaciones que he visto. No hay que olvidar que James Ivory se llevó el Óscar al mejor guion adaptado por ella. Es una auténtica delicia para los sentidos. La química entre Timothée Chalamet y Armie Hammer es brutal, tanto como en el libro. Y la banda sonora, con Sufjan Stevens, es también una maravilla.

Eso de que el libro siempre es mejor que la película suele ser verdad. En esta ocasión, la película está a la altura de la novela y consigue reflejar de manera brillante el texto de Aciman. Eso sí, el libro va mucho más allá. No solo en la historia (de ahí que ya han anunciado la secuela), sino en la pasión y la belleza. Hay cosas que solo pueden expresarse con el cuerpo y otras que solo pueden expresarse con palabras. Por eso creo que la combinación novela y película es tan maravillosa.

Probablemente no haya dicho todo lo que quería decir. Probablemente esta reseña no esté a la altura de la novela, pero si he conseguido transmitir un poco de la belleza y autenticidad que emana Llámame por tu nombre yo me doy por satisfecha. Lean el libro y vean la película. Puro arte.

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