Los cazadores de mamuts

Los cazadores de mamuts, de Jean M. Auel

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Bueno amigos ya he terminado esta tercera entrega de “Los hijos de la tierra”. Creo que es mejor así, leerlos seguidos, y a pesar de que podamos pensar que en algunos párrafos se hace un poco repetitivo, hemos de recordar que ahora tenemos la posibilidad de leer toda la saga seguida, pero en su momento, los lectores debieron esperar a que fueran saliendo las publicaciones una tras otra.
Quiero hacer la reseña ahora, mientras está fresco el libro en mi memoria, ya que de no ser así, sin duda empezaría a mezclar cosas de unos libros y otros ya que todo lo leído hasta ahora se está quedando en mí como un conjunto.
Ayla y Jondalar, a quienes ya conocemos, abandonan “El Valle de los Caballos”, ese lugar paradisíaco en el que ella pasó varios años con la única compañía de Winny, su yegua, y Bebé, un cachorro de león cavernario. Ahora Ayla, ya domina bastante bien el lenguaje y es capaz de comunicarse con más facilidad; Jondalar, ese maestro de placeres sexuales que la autora puso en su camino, piensa que ha llegado el momento de que ella conozca a más personas de “los otros” e inician el camino de regreso al hogar de los Zelandonii.
En el camino encuentran un grupo de cazadores que se hacen llamar Mamutois, de quienes reciben tanto cariño que deciden quedarse una temporada a vivir con ellos en el Campamento del León. Los Mamutoi cazan Mamuts para alimentarse, pero también para obtener pieles, marfil, materiales para construcción y otro gran número de útiles; podría compararse a la utilidad que hoy sacamos del cerdo, solo que nosotros no lo veneramos como a un dios ¿O sí? Jejeje.

Es muy interesante ver como la autora, de la que les hablaré un poco más en profundidad en próximas reseñas, nos presenta la evolución de estos pequeños clanes de hombres Cromagnon, ahora podremos ver más detenidamente la convivencia entre ellos y contraponerla a lo que fue la vida de Ayla en el Clan (grupo de neandertales con los que se crió).
lo_que4Los Mamutoi, deciden adoptar a nuestra protagonista, concretamente lo hace el chamán más anciano y el líder de todos los Mamuts, quien se convierte en su mentor con quien compartirá experiencias y pensamiento. Ayla decide criar a un lobezno al que llama Lobo, anécdota que os cuento porque intuyo que tendrá alguna transcendencia en el resto de la saga que aun me queda por leer.Ayla ya sabemos que es una mujer sincera, no comprende la mentira ni las dobleces, así fue criada y esto, como a cualquiera le ocurriría, le va ha hacer sufrir mucho en sus relaciones con los demás. Ella cuenta sin problema alguno que fue criada por el Clan y que engendró un hijo, Druc, al que compara con otro niño hibrido que encuentra en este campamento. Y si de sufrimiento hablamos, lo mismo le ocurrirá a Jondalar, en su caso por los prejuicios que todavía siente por el pasado de Ayla, esto le llevará a cometer grandes y graves errores con la joven que terminarán separándoles cada vez un poco más.
Y como así son las cosas, mientras uno se aleja siempre hay otro que aprovecha la ocasión para acercarse, en este caso Ranec, un joven exótico y de piel mulata que está enamorado de ella y por el que Ayla sentirá una fuerte atracción, y con el que también compartirá profundos sentimientos y, como no, exquisitos placeres sexuales relatados, como siempre, con todo lujo de detalles. Sí, porque este hombre moreno resulta que también sabe mucho del “temita”. Jondalar, descubrirá los celos, algo que le mortifica y le hace infeliz, y Ayla sigue sin comprender bien a este hombre tan complicado y al que tanto ama.
Como en los libros anteriores la autora se recrea describiéndonos el paisaje, la forma de vestir, los utensilios que utilizan para su vida diaria, y la forma de construir , así como muchos más detalles que para nada se me han hecho pesados y que me dan una idea de cómo se fueron haciendo esos pequeños descubrimientos que luego han sido tan valiosos para la evolución del hombre.
En definitiva este libro me he hecho reflexionar sobre la incomunicación, el racismo y los prejuicios que tenemos ante los desconocidos, lo difícil que es vivir en sociedad y compartir lo que se tiene, y lo complicados que nos vamos volviendo conforme avanzamos evolutivamente.
Ayla y Jondalar finalmente hablan, y como hablando se entiende la gente, (pero también con esos gestos y expresiones que normalmente no controlamos y que Ayla percibe con tanta claridad) deciden emprender juntos el viaje, ahora ya sí como pareja y con intenciones de futuro, hacia la tierra de los Zelandonii, el pueblo de Jondalar.
Intuyo que en este próximo libro de la saga, “Las llanuras del tránsito”, y teniendo en cuenta que van los dos solitos por el mundo, Jondalar y Ayla, supongo que seguirán explorando la tierra que les rodea, sus sentimientos, y como no, sus propios cuerpos…
Ya veis, estoy preparada para todo.
Susana Hernández

 

10 comentarios en «Los cazadores de mamuts»

  1. ¡Ya lo creo que estás preparada para todo!, ¡ya te veo!.
    Está bien esto que dices que conforme vamos avanzando evolutivamente nos hacemos más complicados, y con nosotros nuestro entorno tan sofisticado, empezando por estos medios virtuales que todos usamos y que no entendemos muy bien. 😛
    Un abrazo.

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  2. Querida Icíar!!!

    Si es que no me queda más remedio que estar preparada, ya ves en la que me he metido … Pero seguiré (ejjeje)

    Respecto a esta revolución tecnológica, aquí mis colegas te podrán decir que yo soy una auténtica Neandertal, no puedo decir que esté ni un poco mezcalda con los Cro-mañón. (Aquí no pongo ni risas)

    Un fuerte abrazo! (y gracias por tus amabilísimos y simpatiquísimos comentarios)

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  3. La verdad los libros estos en series, como yo les llamo, no me atraen en absoluto, fijate me ha regalado la serie milnium y todavia no he leido ninguno, y me leo una media de dos libros a la semana, pero las sagas en general no me llaman la atención, terminares leyendolo pero no se cuando.
    Un saludo

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  4. Bueno, para mí este ya es más flojillo. Además en mi edición, se notaba que había cambiado el traductor de los dos libros anteriores, y muchas palabras que se decían de una manera, pasan a decirse de otra y no me gustaba nada (pero bueno, te acostumbras).
    Me daba rabia que Ranec se interpusiera entre la pareja (yo es que también soy muy celosa jijiji), pero bueno, me gustaron los personajes como Rydag, porque ya se va viendo que Ayla no es única en el mundo mundial, y que hay personas (o lo que sean) diferentes (pobre Rydag, por cierto).
    El 4º es el que menos me gustó, te lo advierto… pero el 5º vuelve a ser guay.

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  5. Bueno Pepe, como te comentaba en El valle de los caballos, yo lo estoy pasando bien con esta saga, que tampoco es que sea muy dada a ellas pero he de reconocer que esta me tiene bien enganchada. El caso es que si en Marzo sale el sexto y último libro este era el momento de ponerme con ellos.

    Un abrazo! y como siempre gracias por tu comentario.

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  6. Jajaja, a mi me pasaba lo mismo con Ranec, pero he de reconocer que Jandalar me pone un poquito de los nervios, que muy bueno para unas cosas pero luego a la hora de expresarse, na de na. La verdad es que vas conociendo personajes muy interesantes. y por cierto… Y estoy con el Quinto. Así que en breve saldrá la siguiente reseña.

    HUUMM, en la edición que yo tengo no he notado mucha variación en la traducción

    Besitos!

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  7. Hola Ana (Aventarte)!

    Veo que se te acabaron las mini-vacaciones.
    Lo cierto es que el primer libro me encantó y eso mucho tiempo después ha hecho que me ponga con esta saga al completo, sobre todo porque quiero que febrero no me pille con los deberes sin hacer. Sale el sexto y último libro.

    La verdad es que lo estoy pasando bien, así que anímate.

    Susana

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  8. Susana:
    así que estás dispuesta a enterarte de todo lo que sigue…pues lo que cuentas da a entender que la estás pasando en grande. Ya me están dando ganas de ponerme a leer la serie 😉
    un beso,
    Ale.

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