Mi abuelo llegó esquiando

Mi abuelo llegó esquiando, de Daniel Katz

Mi abuelo llegó esquiando

En el pueblo en el que vivo, casi todo el mundo era de aquí, quiero decir que para hacer sus árboles genealógicos no se tenían que desplazar por muchos Registros Civiles para investigar, todo lo encontraban en el propio partido judicial, eso sí, el partido judicial es enorme en extensión, el segundo más grande de España.Pero hace algo más de 50 años, y terminado el Canal de las Bardenas, se crearon los pueblos de colonización y llegaron gentes de distintos puntos de España, y también aquellos que vieron sus pueblos sumergidos por las aguas del Pantano de Yesa. Así creció el pueblo y empezaron a crearse más servicios, lo que atrajo a nuevos vecinos: notarios, registradores, maestros, médicos, funcionarios judiciales, inspectores de hacienda…, hace mucho menos tiempo, llegaron más personas, casi todos de países muy lejanos.Y les cuento todo esto porque acabo de leer esta novela finlandesa, “Mi abuelo llegó esquiando”, una novela que me llamó la atención porque nada había leído yo de autores finlandeses, al menos de forma consciente. Pero no les engañaré, también el título hizo que no me pasase desapercibida, y no digamos ya la portada (¡Mira que son listos estos de Asteroide!); y este, que ha resultado ser para mí un estupendo libro, resulta que, como me temía, habla también de gente que se ve obligada a irse de su casa, de su tierra, a alejarse de sus amigos, a convertirse en emigrantes que saben hacer de esa nueva tierra, su tierra.

Y como he podido comprobar, este libro cuenta la historia de una familia rusa, y judía, que hoy forma parte de la comunidad judía finlandesa. Sí, sí, que resulta que en Finlandia también hay judíos, y que (dicho con todo el cariño) me hace pensar que los judíos son como los sorianos, están en todas partes.Lo primero que quiero, y debo hacer, es felicitar a los traductores porque me he sentido muy a gusto con la lectura, y eso no se consigue sin una buena traducción de la obra, sobre todo cuando en ella vamos a encontrar el elegante humor y la finísima ironía a que tan acostumbrados nos tienen los artistas hebreos, y que parece que lo mismo da que sean finlandeses que americanos.Me lo he pasado bien leyendo este libro, el narrador ha conseguido que me interese la vida de Benno, el abuelo, corneta del ejército del Zar, ese que “por ser el más bajo de todos los judíos llegó con el tiempo a formársele un poso de odio en el fondo de su corazón”. El libro nos narra las peripecias de este hombre desde la guerra entre Rusia y Japón, de la que sé bien poquito, hasta la I Guerra Mundial, de la que ya se bastante más. Pero yo he visto en el libro muchas más cosas, interesantes reflexiones sobre la guerra y sobre la religión, pero lo más importante es ver como a través de curiosísimos recuerdos logra el autor introducirnos en esa historia que nos cuenta, con escasas referencias históricas pero que los personajes aprovechan sacándole el máximo partido, y todo ello en poco más de doscientas páginas escritas con gran maestría pero sobre todo con todo el cariño que alguien puede poner al contarnos la historia de su propia familia.Y es que es esa la sensación que te queda, piensas que alguien te ha contado su historia familiar mientras compartías unas copas de buen vino (o un café), a sí que, lo primero que he hecho, nada más terminar de leerlo, ha sido interesarme por este autor finlandés. Y efectivamente Daniel Katz es hijo de inmigrantes judíos, nació en Helsinki en 1938,  se licenciado en Humanidades, y fue profesor de Historia judía en el Colegio Judío de Helsinki, ha hecho muchas más cosas, pero creo que no vienen a cuento. Si acaso, y ya que estamos, decirles que Mi abuelo llegó esquiando, fue el primero de sus libros y con él ganó el premio J. H. Erkko que, ahora que me he documentado, les puedo decir que se concedía, entre 1964 y 1994, a la mejor ópera prima finlandesa, y concedérsela a esta, seguro que debió ser un acto de justicia.

Hoy está considerado como uno de los autores más importantes de la literatura finesa contemporánea y ha sido galardonado con los premios literarios más importantes de su país, incluidos el Premio Nacional de Teatro en 1977 y el Premio Nacional de Literatura en el año 2009.

Cuando uno tiene una buena historia familiar a sus espaldas sabe apreciar libros como este que nos ofrece Daniel Katz.

Susana Hernández

13 comentarios en «Mi abuelo llegó esquiando»

  1. Ya lo creo que son listos. Asteroide ha conseguido que de entrada vea sus libros con buenos ojos. Paerce que saben seleccionar muy bien lo que publican,
    Parece que hay judíos en todas partes menos en España. Yo no conozco a ninguno, y eso es triste.
    Me gusta leer y que el libro me deje esa sensación que cuentas, como si hubieras estado contando la historia de alguien cercana.
    En fin, una buena presentación de otro buen escritor. Ya veremos si vamos a poder con tanto ….
    Besicos

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  2. Hola, Susana!!!
    Me he reído mucho con… “me hace pensar que los judíos son como los sorianos, están en todas partes”.
    Yo ahora ando leyendo uno que no es de sorianos (jeje), como otros, pero que va de libros…
    Un besico!

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  3. Icíar, ya veo que tu también te has dado cuenta de lo bien qu está trabajando Asteroide.

    La verdad es que yo tampoco creo conocer a ningún judio personalmente… Me has hecho pensar un rato… y nada. Pero por si sirve de algo te contaré un secreto (jajaja) la primera casa de mis padres y donde yo viví nada más nacer, estaba en la “Calle de los judíos”…

    Un besico y gracia spor pasarte por aquí!

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  4. Te la pasaste bien leyendo el libro y habla sobre la gente que debe emigrar; yo soy emigrante y me gusta pasarla bien leyendo libros, así que sin lugar a dudas buscaré ese libro en el futuro. La tapa es genial y con o sin tu hermosa reseña lo hubiera comprado, porque como decis, es muy atrapante!!!

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  5. Tienes razón Roberto, para cualquier emigrante es un libro de lo más interesante, en este caso hablamos de judíos que siempre han sido los grandes perseguidos, pero hay tantas razones por las que hoy tantos deben abandonar tantas cosas… Es bueno pensar que un emigrante con un buen libro nunca se sentirá tan solo.

    Un abrazo fuerte!

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  6. disfruto muchísimo tus reseñas, pues siempre quiero leer todos los libros de los que hablas y me enfurece no poder hacer acto de presencia en tu club de lectura.
    Un beso,
    Ale.

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  7. No se puede leer todo lo que se publica… jejeje, a mí me pasa lo mismo, me gustaría poder leer todo, pero hay tantas cosas que nos limitan, por ejemplo que solo tenemos una vida. A los lectores nos tendrían que regalar otra, y siempre con buena vista jajajja.

    Besicos Ale!

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