Todo está perdonado

Todo está perdonado, de Rafael Reig

todo está perdonado

Rafael Reig, como padre de la criatura, es quien mejor define su nueva novela, Todo está perdonado: “Es como una especie de parque de atracciones donde te ponen una pulserita y te puedes montar en todo” No le sobra razón al escritor de la novela ganadora del último Premio Tusquets, quien nos entrega uno de esos libros en los que se mezclan humor, acción, política, investigación policial y hasta fútbol.

Laura Gamazo, hija de un próspero empresario, muere envenenada el día de su boda. Su padre, Perico Gamazo, recurre a Antonio Menéndez Vigil, un agente de inteligencia retirado, para que aclare el caso. Éste sabe que Laura es la última descendiente de una familia poderosa que conoce bien, y no puede evitar hacer el recuento de la historia de la familia, desde el padre de Perico, Gonzalo Gamazo, que forjó su círculo de amigos en las cárceles republicanas, hasta sus descendientes, Laura y su hermano Ignacio, hijos de la Transición.

Lo absolutamente original de Todo está perdonado es el  punto de vista desde el que está narrada la historia; estamos acostumbrados a leer libros sobre las dictaduras desde la visión de la izquierda (De amor y de sombra, El otoño del patriarca, etc.) pero, al menos yo, no recuerdo alguna que se plantee desde la historia de una familia de derechas; resulta fabuloso seguir el proceso de los Gamazo para “adaptarse” a la democracia que parece estar llegando luego de la Transición; Los Gamazo, altamente relacionados con la dictadura, viven la Transición como ganadores de la guerra, pero, conscientes de que sus hijos deberán ganar la paz, se van preparando progresivamente para seguir obteniendo beneficios de la democracia futura; la tortilla puede darse vuelta: hay que estar listos para seguir comiendo de ella.

Como podemos ver, la política está más que presente en Todo está perdonado (Título irónico, teniendo en cuenta que el autor no cree en el perdón y critica que todos los políticos de la época de Franco puedan caminar libremente por la calle y hasta gozar de un aura de prestigio para muchos, como Fraga o Samaranch, lo que deja a entender que la Transición lejos está de haberse concretado realmente), pero como dijimos al principio, en este libro uno se encuentra con todo, mezclado, ensalada de estilos; veamos…

Mientras navegamos en los vericuetos políticos de la época, también debemos navegar literalmente por Madrid; es que en Todo está perdonado, nos encontramos en un tiempo en el que la ciudad pasó a ser ¡navegable! como Venecia, mientras se juega una Eurocopa de la que la selección española resultará triunfante y a la que el detective seguirá ronda a ronda, asegurando en cada momento que no podrán ganarla, que siempre España queda fuera en cuartos, al mismo tiempo que el país entero se vuelca en un grito furioso de “¡podeeemos, podeeemos!”

La investigación del caso resulta en todo momento atrapante y contiene escenas muy visuales y llenas de diálogos interesantes; el detective Carlos Clot, otro de los personajes centrales de la historia, no llevará a su mundo de alcohol, cirrosis, soledad y desencanto, desde el cual intentará descifrar la muerte de Laura Gamazo, adentrándose a los oscuros pasillos de una realidad muy turbia, en una Madrid sin petróleo desde los años 70 y en la que el hundido detective deberá descubrir quién está inyectando veneno en las hostias consagradas que se venden en cada uno de las máquinas expendedoras (¡Una de las tantas locuras imaginativas de Rafael Reig!); el mundo está manejado por grandes grupos religiosos y, como todo negocio – y la iglesia es el mayor desde mi punto de vista – hay quienes pueden sacar tajada con un poco de imaginación; resulta que el padre de Laura Gamazo, que justamente muere envenenada por una de estas hostias, es, casualidad o no, el encargado de haber conseguido los derechos del Vaticano para comercializarlas ¡Marche otra ensalada!

Ensalada que tiene además otros ingredientes, ya que Rafael Reig logra llevarnos de la risa a la rabia, con un humor irónico y sutil, de lo onírico al sexo entre hombres, mediante escenas fuertes e inolvidables, de borracheras nocturnas a amores cursis rodeados de canciones de la época, ingrediente imprescindible para los detectives; es verdad que por momentos, tengo que decirlo, ese ir y venir por la ensalada de las páginas resulta un poco engorroso, más si uno no tiene una idea básica previa de la historia y la cultura popular española (ya se habrán dado cuenta que no estamos ante uno de esos libros de verano) aunque el resultado final es altamente recomendable, y te deja con esas ganas de relectura.

Es que Todo está perdonado es de esos libros que vale la pena releer; no solo por su alto nivel literario, sino también porque, con seguridad, nos dará la impresión de estar leyendo un nuevo libro, tomará un nuevo nivel, nos entregará nuevas sensaciones, adquirirá una nueva dimensión. Todo está perdonado, menos que no anoten esta novela en la eterna lista de los libros a leer en el futuro.

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