Un asunto sucio, de Marco Vichi

un asunto sucioExisten novelas en las que la historia, por su impacto emocional, por la aventura contada a un ritmo frenético, o de forma contenida para mantener el misterio, o por los giros argumentales que quitan el sueño, soporta todo el peso de la narración para captar el interés del lector y robarle las horas necesarias para que éste alcance el final de la obra. Misión cumplida. Otras, en cambio, ponen a tirar del carro a los personajes. Empáticos, rudos, interesantes, de vidas atormentadas, duros como la piedra, fríos como el hielo, cabronazos irresistibles o buenazos odiosos. Pueden tener una sola de la cualidades mencionadas, o por mencionar, para hacer al personaje atractivo; o varias para convertirlo en alguien a quién querrías conocer o incluso adoptar. Sí, claro, luego están esas novelas con infinidad de aristas y sinuosidades en las que se conjugan ambas cosas. Si queréis saber de qué tipo es Un asunto sucio de Marco Vichi tendréis que acompañarme un ratito.

Un asunto sucio es la segunda novela protagonizada por el comisario Bordelli, de las seis que por el momento componen la colección, además de algunas historias cortas y hasta un cómic. No, no es necesario haber leído la primera para lanzarse con este caso del comisario, pero si lo habéis hecho, en vez de conocer a un nuevo personaje de ficción os estaréis reencontrando con un viejo y huraño amigo.

En la novela Un asunto sucio de Marco Vichi, publicada por Duomo, el comisario Bordelli abandona su lugar de trabajo cuando su amigo Casimirio entra como una exhalación en la comisaria alertando a los allí presentes de que ha descubierto el cadáver de un hombre. Cuando llegan al lugar de los hechos éste ha desaparecido sin dejar ni rastro. ¿Está Casimiro mintiendo? ¿Está loco? Parece poco probable, así que Bordelli decide investigar el caso. Por si esto fuera poco, una niña aparece asesinada con las marcas de una mordedura humana en el vientre. A los pocos días le sigue otra niña. ¿Un asesino en serie ronda por Florencia? Bordelli ahora tiene dos casos, y a cual más peliagudo. Dos casos que le quitarán el sueño y le obligarán a desgastar las suelas de sus zapatos pateándose la calles junto a su joven compañero Piras para arrancar alguna pista. Y mientras Bordelli recorre las calles de una Florencia de los años 60, nosotros, lectores, fisgones y, sí, quizá también un poco voyeurs, seguiremos sus pasos para ser testigos de un Bordelli implacable con los malos, que fuma como un carretero, que pasa las noches en vela cuando tiene un caso complicado entre manos y que se codea con gente de baja estofa pero de honesta condición.

Un asunto sucio es una novela que discurre entre recuerdos (ya sean amargos o nublados por la nostalgia), entre las luces y las sombras de una ciudad mediterránea como es Florencia y entre las historias de personajes secundarios que gozan de gran calado emocional; personajes cargados de defectos, que han madurado a base de los golpes que les ha dado la vida y que cargan con un bagaje de vivencias que los hace tan sumamente humanos como verosímiles. Personajes como Casimiro: el enano dicharachero que vive casi en la indigencia. O como Rosa: prostituta retirada que mantiene una relación afectuosa con Bordelli y que consigue aplacar sus demonios. Totó y Botta son otros dos de esos secundarios que redondean la amalgama de caracteres humanos. El primero es cocinero en la trattoria Da Cesare. Sus platos, aunque impresos en tinta y cocinados en la imaginación del autor y la vuestra, consiguen que Bordelli no sea el único en chuparse los dedos. Preparaos para que vuestro estómago ruja con los espaguetis con mejillones, el conejo en salsa o los filetes del Botta. ¡Deliciosa la receta del Botta! Y eso que el Botta en cambio es un delincuente (sumamente íntegro eso sí), pero se le da también de maravilla trastear entre los fogones debido, irónicamente, a su vida de delincuencia.

Un asunto sucio es sin duda una novela negra en la que priman los personajes, sus historias y la forma en como éstas, en ocasiones, se entrelazan con el caso principal. Y mientras el caso avanza, lento pero sin pausa, sin inesperados giros argumentales, con entusiasmo contenido, asistimos a los recuerdos de Bordelli. Esos que tienen que ver con La Segunda Guerra Mundial, con la Italia ocupada por los nazis y con el papel que él desempeñó, y que, en algunos tramos, resulta mucho más interesante que la trama principal.

Un asunto sucio es una novela negra de aire costumbrista con un caso mil veces visto, pero no por ello menos interesante. Con todo, la novela basa toda su fuerza de atracción en unos personajes que a priori parecen personas corrientes, y que en cierto modo, a pesar de sus matices, lo son, dando así gran verosimilitud a una historia que se mueve entre nazis, entre las rencillas, sembradas por la guerra, que una Florencia (magníficamente descrita) de los años 60 intenta deshacerse, y entre platos típicos de la cocina Florentina acompañados de vino, coñac y mucho tabaco.

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