Weird Detective, de Van Lente, Guiu Vilanova y Mauricio Wallace

Weird DetectiveHe de hacerlo. He de empezar esta reseña con un grito de guerra, una salve al gran Dios antiguo del horror. He de gritarlo a pleno pulmón (vas a notar el grito por la cantidad de exclamaciones que le voy a poner, máximo, tres, como marca la norma). ¿Preparado? Bueno, espera. Antes, un par de acepciones que describen a la perfección la estética y temática de este gigante cómic que acabo de leer; Weird Detective. Allá van:

Literatura pulp: Término que hace referencia a la encuadernación barata con papel de mala calidad y destinado a un consumo popular de revistas especializadas en narraciones e historietas de ciencia ficción y género negro.

Pastiche: Imitación o plagio que consiste en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente.

Ahora sí, este cómic lo merece. Todos los hijos de la criatura lo merecen. Ha despertado y no viene solo. ¡¡¡Larga vida a Cthulhu!!!

Ya está, saludado quedas, pulpito «salao». No es para menos porque la obra que ha cosechado Van Lente tiene lo mejor de Los mitos de Cthulhu, esas publicaciones que se suman al extraordinario universo que arrancó H. P. Lovecraft y que indaga en las criaturas y el horror cósmico que aguardan en letargo esperando a ser invocadas. Lo que se presenta en este cómic es un viaje a lo mejor del placer de contar historias. El sugerente título ya nos lleva de sopetón a esas revistas viejas de ciencia ficción y entramados policíacos. Y lo hace bebiendo de los mejores, como no podía ser menos. Muchos clichés y tópicos del género, pero con un marcado estilo personal del autor. Humor negro, sí. Acción a raudales, también. Criaturas que no pueden ser de este mundo, que no falten por supuesto. Y como dictamina el dogma de la novela negra: que la sangre vaya en el primer párrafo. En este caso, en su versión cómic, en la primera viñeta.

Aunque para ser exactos, sangre, lo que se dice sangre, queda poca en el cuerpo de la víctima de esta historieta. Para que te hagas una idea: los titulares de la prensa denominaron a su verdugo como «El asesino del cartón de zumo», por el estado en el que encontraron el cuerpo; absorbido hasta los huesos, solo unos pliegues de piel y pelo como trapos tirados al suelo. A partir de ahí, el detective Sebastian Greene, con la ayuda de su compañera Sana Fayez, debe buscar al culpable de una serie de asesinatos en la que las víctimas corren el mismo y funesto desenlace. Lo que Greene no sabe es que su propia compañera le está investigando por sus extraños comportamientos. Cosas raras que no parecen propias de un ser de este mundo.

El ritmo que coge la historia desde la primera página es vertiginoso. Engancha como pocos libros o cómics he leído últimamente. Es más, hace bien poco tuve el placer de leer El caso de Charles Dexter Ward, una versión en cómic del clásico cuento de Lovecraft —todo gira en torno a él— y la diferencia es bastante notable. Del ritmo lento de la trama y el desarrollo paciente de los personajes de dicho cómic a la vitalidad y acción sin descanso de Weird Detective. Son historias diferentes que se deben narrar de forma diferente. Ambas geniales. En cuanto a dibujos, sobresaliente. Corren a cargo de Guiu Vilanova que plasma con fidelidad la estética de ciencia ficción con técnicas renovadas y los ambientes suburbiales de New York. Ni qué decir acerca de las criaturas creadas. Una gran apuesta, y muy agradecido me siento de ello, por parte de la pequeña editorial Medusa Cómics que empieza a incluir en su catálogo unas cuantas series muy interesantes.

Para terminar, quería cerrar con un tercer elemento de obligada alabanza y que se suma a los ya definidos pulp y pastiche. Es necesario para la perfecta triada de conceptos que aglutina Weird Detective:

Francesco Francavilla: Magnífico ilustrador italiano encargado de la portada del cómic. Cada una de sus ilustraciones, carteles de películas y portadas, que es donde más desempeña su labor, son auténticas obras de arte. El color, la técnica empleada y el estilo tan marcado hacen de él el mejor autor para desarrollar y devolver a la palestra las mejores historias pulp. Aquí solo deja su portada, pero eso es ya motivo de sobra para dejarse seducir.

Han despertado, sí, y tienen hambre, un hambre voraz. ¡Vuelven los mitos de Cthulhu!

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