«Se lo volveré a repetir: no evoque nada que no pueda dominar». Si este imperativo lo ubicas en el primer tercio del siglo XX, en una granja de Providence donde un joven con inquietudes por las ciencias oscuras y la nigromancia se dedica a realizar conjuros que escapan a toda comprensión humana, el relato no puede pertenecer a otro que a H. P. Lovecraft. Y de él es este siniestro caso de desaparición dentro de un cuarto cerrado; el clásico enigma policíaco que tanto gustaba a escritores como Gaston Leroux, Arthur Conan Doyle o Edgar Allan Poe.
El caso de Charles Dexter Ward cuenta la historia de un suceso oscuro que se remonta a un pasado muy lejano y que ahora ha despertado. En un manicomio de Providence, Rhode Island, un peligroso paciente internado desaparece de su celda misteriosamente. El último hombre en haber tratado con el paciente es el Dr. Marinus Bickwell y ahora tiene la obligación de contar la verdad que rodeaba a este siniestro hombre. Lo que duda es que el mundo esté preparado para aceptar los hechos de cuanto consiguió investigar acerca del desaparecido Charles Dexter Ward tal y como sucedieron.
Es este uno de los relatos escalofriantes de Lovecraft que se desarrollan con paciencia, desgranando poco a poco el entramado que incluye varios personajes en los que él mismo se veía reflejado en sus lacónicas y existenciales vidas, y a lo largo de diversas generaciones para enredar el asunto. Los elementos que caracterizan los relatos de Lovecraft se manifiestan en la narración a través de conjuros de indescifrables lenguas extraídos de los oscuros libros del Necronomicón para invocar de una larga letanía bestias desterradas. La influencia de Poe en el desarrollo policíaco y la ambientación también están presentes. Todo envuelto en una atmósfera tétrica, en un frío páramo donde los pocos vecinos cercanos escuchan alaridos de ultratumba y extrañas luces procedentes de una de las granjas. Dentro del género de intriga, el relato va dejando pistas a lo largo de sus páginas que hacen que intuyas por dónde pueden ir los tiros. La misión de los médicos del manicomio es descubrir la extraña desaparición de Charles Dexter y será su médico personal quien narre los terribles episodios que investigó sobre él. Hechos que se remontan a sus primeras sesiones en casa de Charles donde le reveló un cruento descubrimiento que afectaba al linaje de su familia; las misteriosas noches que su paciente se aislaba y asustaba a sus padres por extraños rituales que preparaba en soledad; la revelación que padeció en primera persona de eso que tanto aterraba a su paciente.
Como ya me ocurriera con Reanimator, otro gran relato de Lovecraft (sí, este hombre tiene más historias aparte de ese pulpito tan «salao» que es Cthulhu), El caso de Charles Dexter Ward lo he descubierto gracias a esta adaptación en cómic que ha editado Norma. El dibujante Culbard adapta este clásico del terror en cómic con un dibujo que a mí me recuerda mucho a las tiras de periódico. Nada criticable, por supuesto. Creo que ha sido una elección como dibujante excepcional. No es un gran arte estético o excesivamente expresivo pero sí muy efectivo que, a mi parecer, hace más fluida la historia con viñetas muy narrativas que en ningún momento despistan y te sacan del argumento, y con una estructura básica de cómic de 3×3. Un argumento que tiene sus enredos temporales y trucos clásicos de novela de intrigas en la que se intenta mantener el suspense hasta el desenlace final.
He leído bastantes relatos de Lovecraft. El intruso o El grabado en la casa son de mis favoritos por su destreza descriptiva y ambientación que, con el léxico de este escritor, casi puedes sentir palpitar la historia según acaricias las páginas. Es un detalle sensorial que solo puedes descubrir en su apogeo leyendo sus relatos originales. Las adaptaciones, por norma general, te alejan de esos elementos sensoriales por cuestiones de espacio y fluidez narrativa. Para eso emplean los dibujos como útil para el desarrollo. Me he encontrado el caso en este cómic de dar con un leal adaptador de cuentos. Cada viñeta, cada texto que la acompaña y cuando solo el dibujo narra el relato, han conseguido poseerme de tal modo que me sentía dentro de ella, dentro de esa granja donde se sucedían las siniestras evocaciones. Una formidable opción para leer y acercarse al vasto universo lovecraftniano.
Soy una gran admiradora de Lovecraft desde que siendo adolescente leí El Horror de Dunwich. El autor más elegante de terror, un escritor de guante blanco.
Buen libro y bonita reseña.
Muchas gracias por tu mensaje, Yolanda.
El horror de Dunwich también me gustó mucho en su momento. Es un gran escritor que supo jugar muy bien con los bestiarios antiguos y la mitología para crear sus criaturas. Si lees este cuento, y en esta versión en cómic, seguro no te defraudará.
Un abrazo.