Yo os salvaré a todos, de Émilie Frèche

Yo os salvaré a todosCuando pedí este libro tenía una idea bastante clara de lo que me iba a encontrar, que es básicamente lo que he encontrado: el proceso de radicalización de una adolescente francesa que acaba viajando a Siria para hacer la hégira, y sin embargo ver cómo se va desarrollando ante mis ojos, pródigos como son en empatía a base de abonarla con muchas lecturas, ha sido extraordinariamente impactante. Yo os salvaré a todos está narrado con tanta fuerza como sensibilidad y es un relato extraordinario que logra despertar innumerables emociones diferentes gracias a la honestidad y al talento de Émilie Frèche, la autora, que despliega diferentes registros en cada una de las partes de que consta la obra de forma que el lector acaba haciéndose una idea amplia y diría que rigurosa del problema que es el alma de la novela.
Cuando hablo de las diferentes partes entrelazadas de Yo os salvaré a todos me refiero a que se trata de tres diarios diferentes, de la adolescente, de su madre y de su padre. No sólo son registros distintos, también los tiempos son dispares, pero la combinación de todos ellos funciona extraordinariamente bien. Y era arriesgado, narrar no sólo la metamorfosis de la hija de Éléa a Um Sumeya sino los sentimientos de los padres desde la sorpresa inicial a su reacción cuando van conociendo la verdad abre la puerta a ciertos trucos literariamente primarios, al sensacionalismo, pero la autora se adentra en ese terreno de por sí pantanoso con gran conocimiento de la actualidad, una tremenda honestidad y una contundencia elegante que son dignos de todo elogio y que impiden a esos trucos cruzar la puerta.
Los métodos que utilizan los reclutadores son todo lo contrario, sibilinos, mezquinos, francamente abyectos, pero inteligentes porque no están dirigidos a adultos, sino a adolescentes con un criterio en formación y cierta fragilidad inherente a su tránsito a la vida adulta. Ver cómo se aprovechan de esa condición y de los buenos sentimientos de esos chavales resulta doloroso. Uno puede sorprenderse de que puedan llegar a creerse teorías de la conspiración como la de que las estelas de los aviones son en realidad fumigaciones masivas de drogas con las que mantener atontada a la población, pero es lo de menos, lo importante es que funcionan en un número elevado de casos y Yo os salvaré a todos es una extraordinaria advertencia contra ellos.
Resulta especialmente miserable que se utilicen asociaciones humanitarias para captar a personas guiadas por una loable voluntad de ayudar, como que se utilicen los sentimientos, el amor, para convencerlas de que arruinen su vida y la de muchos otros. La obra es en ese sentido tan realista y esclarecedora que sólo por eso debiera ser leída.
Los diarios de los padres son diferentes, tanto entre sí como del de Éléa. Las formas de asumir algo así seguramente sean tantas como personas haya que las padezcan, pero me ha gustado especialmente el retrato que hace Émilie Frèche de estos padres porque tal vez representen dos polos opuestos, pero ambos humanizan tanto el texto que resulta difícil no creerlos reales.
Finalmente quisiera destacar la brillantez con la que la autora integra sucesos y personajes reales en su historia, sin duda ayudan a convertirla en lo que es, el reflejo de algo importante en nuestras vidas, una obra con una dimensión que va mucho más allá de la literaria.

Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es

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