Monika. Obra completa, de March y Barboni

monikaConocí a Guillem March (a su dibujo, no a él) en Sirenas de Gotham y más adelante en la serie de Catwoman, y más adelante en… Y puedo decir, y lo digo, que me enorgullece que un español, como él, mallorquín para más señas, haya llegado tan alto como para encargarse de portadas y colecciones de la llamada “familia” de Batman en DC. Se lo merece porque sus dibujos son excepcionales y más siendo como es autodidacta de toda la vida.

Reconozco que lo sigo, que es de los pocos autores de los que puedo comprar sus cómics sin prestar atención a la historia. Incluso participé en la fundición de cuervos (algunos lo llaman crowfunding) de un libro compuesto por las ilustraciones que hacía en su tiempo libre, Muses a gogo, que es un gran tesoro (¡y en el que viene mi nombre!).

March es especialista en dibujar mujeres. Es lo que le gusta y con lo que empezó a darse a conocer. Incluso dibujó para Playboy, y Playboy no se equivocaba. Sus mujeres están al nivel de los mejores Manara, Serpieri, Frank Cho… Nada que envidiar.

Pero March no solo dibuja. También ha sido guionista de historias que él ha dibujado, como, por ejemplo Días grises. Sin embargo, en esta ocasión el guion corre a cargo de la dramaturga Thilde Barboni y March se luce con los lápices. Un guion que se va desplegando poco a poco, que coloca sutilmente todas las piezas sobre el tablero y que, en seguida, comienzan a cobrar vida y a moverse por sí mismas.

Diábolo nos trae en un bonito estuche la obra integral Monika, formada por los números Baile de máscaras y Vanilla dolls. (Por cierto, el tacto de la cubierta del primer número es extrañamente suave y agradable).

En fin. Vamos a la mandanga. Monika es un thriller erótico con elementos de drama familiar y dosis de ciencia ficción. La protagonista, Monika, es una artista multidisciplinar de esas que se dedican a la pintura, la fotografía y el video en multipantalla. Quiere renovar el concepto de performance pero hay algo que la atormenta y no la deja concentrarse del todo en su obra. Su hermana Erika lleva desaparecida un tiempo. Además, la artista esconde a Theo, su mejor amigo, un hacker y “cibernetista” (si es que existe esa palabra) pues ha robado tecnología de su curro anterior y se propone crear su propio androide. Será Theo quien le dé una pista que tal vez la ayude a encontrar a Erika: la última vez que se la vio fue con Epson, un nuevo político que parece querer renovar la escena del país. Para contactar con él a Monika solo se le ocurre acudir a un almacén al que suele ir el candidato, y en el que se realizan bailes de máscaras. Lo de máscaras es un decir ya que las mujeres son decoradas con la técnica body paint por casi todo el cuerpo, dejando poquita, poquita tela, y mucho, mucho espacio para March. Ah, y los bailes tampoco es que sean bailes precisamente. Es más un escaparate de buenorras en las que se busca la seducción y excitación y en donde no tiene porque pasar nada que no se quiera.

Por supuesto, Monika acabará acostándose con Epson y descubriendo a un hombre que le atrae demasiado. Lo suficiente como para acabar enamorada de él.

Tanto en ese almacén como en posteriores encuentros en un hotel March juega brillantemente con la paleta de colores, combinándolos a pedir de guion. Negros, azules, morados para las escenas del baile de máscaras y rojos y blancos en el hotel… (lo he dicho en otras reseñas, pero es que es verdad: muchas de estas páginas son enmarcables).

La trama se irá complicando a medida que avanzamos con la inclusión de un grupo terrorista opuesto a las ideas de Epson y con la aparición de alguien que no aprueba la relación de Monika con el político.

No cuento todo del primer tomo, ni mucho menos, y no voy a contar nada del segundo porque no es plan de destrozar finales. Solo diré que el segundo librillo me parece totalmente diferente al primero. Es un cambio radical, no digo malo, ni mucho menos. Mientras el primero tiene el misterio, el segundo es la ciencia ficción. A uno simplemente le da la sensación de que lee otra historia con los mismos personajes. Pero que no cunda el pánico, que todo está controlado. Lo que sucede en las páginas sucede porque es lo que tenía que pasar y no hay más vuelta de hoja.

El guion está lleno de suspense, misterio, sensualidad y erotismo a lo largo de los dos tomos. Nos pica la curiosidad por varios frentes: el pasado de Monika, la identidad de los terroristas, ¿es Epson trigo limpio?… y Barboni lo resuelve de manera eficaz y sin que el interés decaiga en ningún momento. Puro entretenimiento.

A March creo que ya lo he alabado bastante. ¿No? Para que no queden dudas: ¡Viva la madre que lo parió! En cada trabajo se supera a sí mismo y con Monika lo ha vuelto a hacer. Es bestial su dibujo y colores, y sobre todo el salvaje dominio de la anatomía femenina.

Un más que recomendable cómic con un buen argumento, un gran formato muy cuidado y lujoso y un dibujo excepcional. Yo no lo dejaría pasar.

1 comentario en «Monika. Obra completa, de March y Barboni»

  1. Este comics se ve espectacular, me encanta los trazados y el estilo del dibujo, lo apuntaré a mi lista de lecturas del 2017.

    Ciencia ficción erótica con solo eso me compró. Además que el personaje principal se parece mucho a un personaje importante de una novela que escribí.

    ¡Saludos!

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