101 cuentos zen

101 cuentos zen, al cuidado de Nyogen Senzaki y Paul Reps

Vive con causa y deja resultados a la gran ley del universo.
Pasa cada día en una contemplación apacible.

Esta colección de sencillos destellos fue transcrita al inglés a partir del libro Shakesi-shu, “colección de piedra y arena”, del maestro zen japonés Muju, al que se han añadido anécdotas de diversos monjes zen, y son todos ellos textos de una simplicidad tan extraordinaria como su capacidad para transmitir serenidad. Es difícil decir tanto con tan poco, tal vez el secreto sea asumir que en realidad decir poco es decir mucho, que en ocasiones la sabiduría se refugia en el silencio más que en las palabras y que es en la armonía y no en la prisa o la necesidad donde la iluminación puede abordar al a menudo desprevenido discípulo zen. Y a cualquiera.

No codicies nada. Tu fin, que es interminable,
es como un copo de nieve que se disuelve en el aire puro

Meditación y paciencia. Los maestros de cuya experiencia se extrajeron los textos que conforman estos 101 cuentos zen transcritos por Nyogen Senzaki y Paul Reps no venden otra cosa, no hay más verdades que las que el discípulo descubra por si mismo, no hay humo ni recetas mágicas. Y aunque no sea el objetivo primordial de los autores de los textos, hay belleza, pero no esa belleza objetiva cuya contemplación deslumbra sino esa otra apacible belleza que embarga al lector como consecuencia del efecto interior que se produce en él, belleza que no es pero se nota porque no está tanto en las palabras como en los ojos inundados de paz con los que se lee.

 -¿Qué debo hacer si no tengo nada en la mente?
– Arrojarlo –replicó Joshu
– Pero si no tengo nada, ¿cómo puedo arrojarlo? –insistió el que le interrogaba.
– Bueno –dijo Joshu-, entonces llévalo a cabo.

Aunque en realidad hay otro tipo de belleza, objetiva esta sí, la de las magníficas láminas del período Edo, realizadas por monjes zen, que acompañan e ilustran a los textos tanto como introducen al lector en la atmósfera tan especial del Japón tradicional en el que se ambientan mayoritariamente los 101 cuentos zen.

Sesenta y seis veces han contemplado estos ojos
La cambiante escena del otoño,
He dicho lo suficiente sobre la luz de la luna,
No me pidáis más.
Escuchad tan sólo la voz de los pinos y los cedros
Cuando no hay el menor soplo del viento.

 El libro es como su enseñanza: sencillo, pequeño, pero poderoso. No soy experto, practicante ni tan siquiera conocedor del zen, pero admiro cualquier texto que sea capaz de transmitir aun hoy en día la sensación de serenidad que desprenden estos magníficos 101 cuentos zen en los que es fácil encontrar apacibilidad, comunión con la naturaleza, humor, sencillez y mucho de aquello que uno busque, excepto concreción. Si se quiere sacar una enseñanza de este libro, y sospecho que es algo que se puede decir en general del zen, no va a ser un regalo sino únicamente aquello que uno construya por si mismo.

Un alumno preguntó a Sozan, maestro de zen chino:
-¿Cuál es el objeto más valioso del mundo?
-La cabeza de un gato muerto –respondió el maestro.
-¿Por qué la cabeza de un gato muerto es el objeto más valioso del mundo? –inquirió el estudiante
-Porque nadie puede decir su precio –replicó Sozan.

Andrés Barrero
andres@librosyliteratura.es

Título: 101 cuentos zen
Título original: 101 zen storyes
Autores: Nyogen Senzaki y Paul Reps
Traducción: Jordi Fibla
Editorial: Galaxia Guttemberg
Páginas: 160
Fecha edición: 2012
ISBN: 978-84-8109-926-3

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