CeroCeroCero

CeroCeroCero, de Roberto Saviano

CeroCeroCeroDesde que se publicó, CeroCeroCero, del autor de Gomorra, ha sido un enorme éxito de público, y no es difícil entender el porqué: primero, el propio autor suscita interés –Roberto Saviano se hizo conocido por describir en Gomorra tan minuciosamente el mundo de la mafia, que tuvo que autorrecluirse y condenarse a la clandestinidad, debido a que temía por su vida, y de hecho eso no ha cambiado-; segundo, las drogas son un tema que -por desgracia- siempre es de gran actualidad; y tercero, al margen de las dos consideraciones anteriores, el libro constituye una lectura muy amena.

Saviano es, primero, periodista, y ello se nota en su afán por documentar un mundo desde diversos ángulos. CeroCeroCero lleva por subtítulo Cómo la cocaína gobierna el mundo, y la conclusión que queda tras la lectura es ésa, en efecto: la cocaína gobierna el mundo. Es una lectura, advirtámoslo desde ya, pesimista y desoladora, y lo es desde la primera página. El arranque es rotundo y da una buena pista de por dónde va a ir la cosa: el autor nos describe una sociedad en la que el polvo blanco no hace distingos y es consumida por gentes de todos los estamentos, capacidades adquisitivas, edades, profesiones y nacionalidades.

Podríamos decir que CeroCeroCero es un libro que documenta una realidad, la de la enorme penetración de la cocaína en todo tipo de sociedades y, en consecuencia, del gran poder que ello otorga a cárteles, traficantes y oscuros negociantes de todo tipo, en diversas partes del mundo. Describe las complejas ramificaciones de este fenómeno, con gran profusión de personajes, muchos de los cuales nos resultarán conocidos puesto que han sido protagonistas de noticias. Ese afán de documentación y exhaustividad delata la profesión del autor. Sin embargo, CeroCeroCero no se limita a ser un extenso reportaje, pues el narrador se implica y se la juega optando por una voz muy subjetiva; tanto, a veces, que no se distingue bien la frontera entre el Saviano escritor y el Saviano narrador-personaje de su propio relato. En algunas ocasiones, incluso, parece que preocupa más al autor mostrar su estilo que trasladar al lector la realidad que cuenta, la cual es tan terrible que se percibe mucho mejor cuanto más sobrio y frío es el texto que la retrata. En verdad, se describe un mundo frío -el mundo de un gran negocio y, como negocio, una entidad sin corazón ni contemplaciones por la vida humana- con enormes implicaciones y consecuencias geopolíticas, económicas y estratégicas, de las cuales la última expresión son las historias personales, como las de esa masa de consumidores de todo tipo que se enumeran al principio.

Reitero que quienes busquen una lectura con mensaje redentor no deberían hacerlo aquí, pues el autor parece decirnos que esto es lo que hay y que el mundo funciona así. No olvidemos que, al fin y al cabo, esta novela está basada en hechos muy reales.

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