El arte de la prudencia

El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián

El arte de la prudencia

 

Mi amiga Eva es de un pueblo de la Comarca de Calatayud, “Belmonte de Gracián”, pero cuando ella nació aun no era “de Gracián”. Hasta 1910 se llamó “Belmonte del río Perejiles”, a partir de 1920 se llamó “Belmonte de Calatayud” y fue ya en el año 1985 cuando, en homenaje a su hijo más ilustre, paso a llamarse “Belmonte de Gracián”.En 1985 creo que mi amiga ya tenía un par de licenciaturas, amen de hablar inglés como la mismísima Reina Isabel y contar con un ingenio superlativo, y yo me digo, que si tardaron trescientos años en decidirse a llamar al pueblo de “Gracián”, no les extrañe que dentro de otros trescientos pase a llamarse “Belmonte de Betrián”, que a mí me parece que también suena bien.

Pues sí, D. Baltasar Gracián y Morales nació en Belmonte el 8 de Enero de 1601 y falleció en Tarazona, un 6 de Diciembre de 1658. Como todo el mundo sabe fue un hombre que cultivó la prosa didáctica y la filosofía como pocos en el siglo de Oro Español.

Me apetece contarles un poquito de la vida de este autor. Parece ser que con quince o dieciséis años los jesuitas de Belmonte ya se dieron cuenta de que había nacido un chico listo, que ahora ustedes ya saben que en ese pueblo todos son listos, pero éste debía serlo por encima de la media, así que hacia 1617 lo enviaron a Toledo con uno de sus tíos, Antonio Gracián, que era el capellán de San Juan de Los Reyes y la progresión natural fue que en 1619 ingresase en el noviciado de la provincia jesuítica de Aragón situado en Tarragona (vean que, al contrario que a otros,  cada vez me gusta más la historia). En 1621 y tras estudiar todo lo estudiable en humanidades, regresa a Calatayud, donde cursará dos años de filosofía, y será en esta época en la que define su interés por la ética, materia que ya influiría en toda su vida, pero sobre todo en su extensa producción literaria. Ya posteriormente realizó estudios de Teología en la prestigiosa Universidad de Zaragoza, siendo ordenado sacerdote en 1627.

Está claro que todos hemos oído hablar de Baltasar Gracián, o de sus obras, las más conocidas: El Criticón, el Héroe, el Político o Agudeza, el arte del ingenio… ¿Y quién no ha leído alguno de sus famosos aforismos recogidos en el “Oráculo manual y el arte de la prudencia”? una obra que sigue estando de plena actualidad. Si usted tiene un calendario de esos que hay que ir quitando los días uno a uno, verá que a lo largo del año encontrará, al menos 7, que se corresponden con frases de nuestro autor recogidas en esta obra.

229976_362209620523440_173269249_nDe “El arte de prudencia” se hizo hace unos años una edición en inglés, titulada The Art of Worldly Wisdom: A Pocket Oracle, que fue todo un éxito en el mundo anglosajón llegando a ser un super ventas en la sección de libros de auto ayuda para ejecutivos, hay que tener en cuenta que en este manual, como la mayor parte de su filosofía, Gracián nos guía por el mundo de la prudencia, sí, pero también de la sagacidad y la inteligencia.  A modo de ejemplo les diré que esta obra fue publicada en Huesca en el año 1647, con el subtítulo de “sacada de los aforismos de Lorenzo Gracián”, que era el seudónimo que utilizaba para evitar la censura de los jesuitas, pero al parecer de sus obras anteriores sólo encontramos un 25% aproximadamente. Ven, como en su filosofía: Sagacidad, inteligencia y prudencia.
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En esta edición de Ariel vemos reducido el título de la obra, pero en nada su contenido, y tras el interesante prólogo de Emilio Blanco, gran conocedor de la vida y obra del autor, en el que nos habla de la influencia que Gracián ha tenido en grandes pensadores como Schopenhauer, quien a su vez influyó notablemente en Nietzsche, pero sobre todo el rastro que ha dejado, y sigue dejando en toda la filosofía y el pensamiento universal, porque si algo tiene nuestro “Prudente” Gracián, es la capacidad de ser actual y actualizable generación tras generación.En esta edición cuenta también con un glosario, un índice de conceptos y unos curiosísimos mapas conceptuales, y veremos conservado el conocidísimo prólogo de su primera edición que empieza diciendo aquello de “Ni al justo leyes, ni al sabio consejos…”, bueno que pensándolo mejor les dejo el párrafo enterito:

“Ni al justo leyes, ni al sabio consejos; pero ninguno supo bastantemente para sí. Una cosa me has de perdonar y otra agradecer. El llamar Oráculo a este epítome de aciertos del vivir, pues lo es en lo sentencioso y lo conciso. El ofrecerte de un rasgo todos los doce gracianes, tan estimado cada uno que el Discreto apenas se vio en España cuando se logró en Francia, traducido en su lengua, e impreso en su Corte. Sirva este de memorial a la razón en el banquete de sus sabios, en que registre los platos prudenciales que se le irán sirviendo en las demás obras, para distribuir el gusto genialmente”

Yo les invito a conocer estas famosas Sentencia o reglas de vida de Gracián y así como les dejé el prólogo les dejo la primera:

“TODO ESTÁ YA EN SU PUNTO, Y EL SER PERSONA EN EL MAYOR. Más se requiere hoy para un sabio que antiguamente para siete, y más es menester para tratar con un solo hombre en estos tiempos que con todo un pueblo en los pasados.”

Podría dejarles más pero será suficiente con este ejemplo para que vean que actual sigue siendo Gracián, tan actual como esa reflexión a la que a usted le lleve su lectura.

Susana Hernández

4 comentarios en «El arte de la prudencia»

  1. Y tan actual, siempre parece que tenemos la sensación de dificultad de la época de uno. Yo conozco a este escritor por ti, a pesar de tratarse de un escritor de peso, de esos que han dejado unas huellas bien marcadas. Me he vuelto a fijar en lo mismo que en su día me comentabas, sobre esa influencia que tuvo sobre Schopenhauer y por tanto de rebote en Nietzsche. El arte de la prudencia, pinta demasiado bien, querida, así que otro más a la biblioteca 😀
    Abrazos.

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  2. Pues fíjate Iciar que según me cuenta un amigo parece que este es el libro de cabecera de muchos economistas extranjeros… Y digo yo que igual lo podían haber leído antes, no? Jajaja
    En realidad el pensamiento de Gracián y su obra han sido siempre de mucho peso en nuestra cultura y literatura, pero el problema en la educación universitaria de este país es que si eres de ciencias hay cosas de las que nunca oirás hablar…

    Afectuosamente! 😀

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