El Código Da Vinci

El Código Da Vinci, de Dan Brown

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Este es el libro que una vez que se lo empieza no se lo deja. Te embriaga. El código da Vinci te deja inconsciente en relación al tiempo e incluso le gana la batalla al sueño nocturno. Es verdad que Dan Brown no se preocupa en utilizar un lenguaje que lo catapulte entre los grandes escritores del nuevo siglo. Francamente, ¿Importa? Puede que para quienes admiramos la pluma de grandes escritores, este libro es otro más de esas epidemias anuales que se instalan en todo el mundo para crear una obsesión efímera.  No podría negar que yo misma lo deje relegado todo un año y con plena abstención de la película. Pero después, si el fenómeno se instala, tengo que probarlo para entender porque todos hablan de Dan Brown

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La historia toma un escenario común e infalible: la célebre París. No necesita introducción alguna como tampoco lo necesita el Museo del Louvre. Y las primeras hojas se dibujan aquí con el condimento justo y necesario: el asesinato de un curador. Es este hecho el que dispara el engranaje de la máquina de enigmas que van a tener al lector pendiente de la resolución (¡Querer adivinarlo, antes que los protagonistas, va a ser en vano!). Pero toda historia necesita un guía para que nos conduzca a través del laberinto y Brown coloca a dos protagonistas: el profesor de Harvard Robert Langdon y la especialista en criptología Sophie Neveau.


Para quienes no entendemos de arte parecería que descifrar que hay en el Museo del Louvre de misterioso no despierta interés. Probablemente detrás de esos cuadros hay muchas hipótesis. No obstante, la curiosidad nace con el cuadro más famoso del mundo: La Gioconda de Leonardo Da Vinci. De ahí el título del libro porque todo va a girar alrededor del artista italiano y sus obras, no sólo en pintura, sino en sus inventos.


En paralelo a los dos protagonistas, la Iglesia Católica tomará cartas en el asunto en una carrera contrarreloj para obtener aquello que el curador parecía saber.  El vínculo lo establece el monje Silas, tétrico por donde se lo mire. ¿Qué buscan todos? A medida que se desarrolla la historia, la intriga aumenta pese a saber detalles que parecen obvios si se prestara mayor atención (¿Por qué no me di cuenta antes de esto?, se repetirá uno).  Un asesinato, una víctima que tiene tiempo para dejar una última pista para que se sepa la verdad.


Si esto parece moneda corriente, los secretos familiares del curador nos llevan a elaborar múltiples hipótesis, que van a caer una por una.  A lo largo del libro, se sumarán otros personajes que ayudarán a desentrañar uno a uno los secretos que están escondidos mientras el Opus Dei y la policía compiten con los personajes para alcanzar aquello que oculta la Gioconda y la Iglesia.


Confesar que la locura masiva por el Código ahora no me sorprende, no es una novedad. El autor logró una historia atrapante con elementos reales que todos quisiéramos que fuera cierto-más de uno creerá que esto es así-porque ya no dudaríamos de que oculta la Mona Lisa. Armar las pistas sin pisar un dato con otro cuidando el mínimo detalle que va a pasar desapercibido para el lector, es el gran triunfo de Dan Brown. Conectar puntos que parecen no unirse nunca y que con un eslabón o una mayor dedicación a la observación de un objeto es la clave de este texto. Hasta en los últimos capítulos se guardó un as en la manga para sorprender. Sólo el último párrafo es el único que uno pueda predecir. Quizás no quiere dejarse atrapar por quienes se jactan de tener un best seller. Pero por más de que lo deje pendiente por mucho tiempo-unos cuantos años esperé y lo tomé por descarte-una vez que lo empieza es imposible no querer saber que pasa. En la historia todo sucede en una noche y si uno no se obliga a dejarlo, quizás El Código da Vinci le robe también a usted su descanso.

7 comentarios en «El Código Da Vinci»

  1. Más que nada para aquellos que gustan de los misterios del Opus Dei.Aunque me resistí a leerlo, cuando lo comencé no pude detenerme pero también debo admitir que El Símbolo Perdido es mucho más adictivo…

    Muy recomendables, cualquiera de los dos.

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  2. Tienes razón, quizá no esté muy cuidado, literariamente hablando, pero me parece un libro muy correcto y esa falta puede ser compensada con la temática y la estructura del libro que es capaz de atraer a tantos lectores. Creo además que la pelicula no hace justicia al libro.

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  3. Recuerdo este libro porque fue el primero que leí en el ordenador, y me lo comí en un sólo día. Mientras lo leía me parecía muy malo, y había errores que me hacían daño en los ojos… Y aún así estuve enganchadísimo, sin poder dejar de leer ni un minuto. Es muy adictivo.

    Entiendo que hay mucha gente que cree que estos libros son malos por el mero hecho de que gustan a mucha gente, pero creo que muchos de ellos lo dicen por esnobismo, porque se creen mejores lectores que la gran mayoría y no quieren pertenecer a “la masa”.

    De todas formas, no creo que sea un buen libro en el sentido literario o intelectual, pero sí un gran libro para pasar el rato. Y la lectura también es eso, diversión y entretenimiento ¿no?

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  4. ¿Importa? Claro que importa, cómo no va a importar que escriba como si fuera una redacción de un joven de bachillerato. Perdóname, pero para mí la literatura es ELEVAR A LA CATEGORÍA DE ARTE LA PALABRA ESCRITA y este hombre no está haciendo literatura, si acaso pseudo-literatura… yo también he leído este libro y el argumento es interesante aunque el final es muy malo, pero ese lenguaje pobre hace que no tenga ningún valor, de cero a diez, cero, y no es “esnobismo” ni me considero mejor lector que nadie, de hecho suelo leer bastantes best-seller y me gustan unos más que otros.
    Saludos!

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  5. No creo que la literatura que no sea ARTE deje de ser literatura… A mi padre le encantaban las novelas de vaqueros de Estefanía y a mi madre las románticas de Corín Tellado, y no creo que ningún Nobel haya conseguido hacer tanto por la difusión de la lectura como estos dos escritores.

    La literatura puede ser arte, cultura, y todo lo que quieras, pero también puede ser pura y simplemente entretenimiento, sin ningún valor literario o artístico.

    Pasa como en el cine: Puedes ir a ver a Kurosawa, y eso es arte, pero hay gente que va a ver a Tom Cruise, y eso no deja de ser cine, aunque no se pueda hablar de arte.

    Pero vamos, que es mi opinión; yo no soy un entendido de esto y no pretendo sentar cátedra.

    Y no digo que todos los que critican a Dan Brown sean snobs; si lo has leído y no te ha gustado, tienes todo el derecho del mundo a criticarlo y a dar tu opinión. Quería decir que hay gente que dice que el libro es malo sólo porque le ha gustado a mucha gente, y ni siquiera lo han leído.

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  6. Coincido un poco con Adrián en cuanto es un libro para pasar el rato.No siempre se tiene que tratar de estar excelentemente escrito sino de que te consuma la historia y te enganche. Lo digo desde mi perspectiva de que no era muy afín a este libro.
    Pero también es válido decir que Dan Brown escribe como un bachiller porque es cierto que su forma de redactar no es admirable en absoluto. Pero logra enganchar y ahí está lo atractivo de este libro. Sin duda no es de mis favoritos ni lo volveré a leer pero creo que se merecía su lugar porque hay gente para la cual la lectura es un momento de pausa de su vida y quizás no busque leer cosas complejas más que meterse en una historia que realmente atrapa. Por eso creo que El Código cumple con esa función.
    La función primaria del libro de ficción es entretener. Y no deja de ser literatura por querer darle prioridad a esto por sobre la buena redacción o la moraleja que quiera dejar. Quizás esta sea la razón por la que Dan Brown nunca pasará a la historia como otros autores.
    Finalmente, sobre gustos no hay nada escrito asique todo es válido.
    Saludos!

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  7. Este libro es un best seller, de esos libros que venden mucho. Este tipo de libros te enganchan en la lectura (si fueran aburridos no serían best seller) y no puedes dejarlos. A mi me pasó. Pero son literatura hecha para vender, lo mismo que un coche está hecho para circular en él por las calles y carreteras. No es literatura hecha para emocionar.

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