El guardián del vergel

El guardián del vergel, de Cormac McCarthy

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Es posible que Cormac McCarthy esté viviendo una de sus mejores rachas de fama en lo que lleva de vida. Nacido en Providence y criado en el estado de Tennessee, es el autor de La carretera o No es país para viejos, dos libros que, gracias a sus versiones cinematográficas y a un premio Pulitzer, han traspasado las fronteras del público más exigente y han llegado a millones de personas. Todo aquel que se haya acercado a su literatura por curiosidad o por su éxito reciente, se habrá dado cuenta de que McCarthy no es un autor que se ande con chiquitas o que escriba para un público en concreto. Escribe para contar historias y para contarlas como mejor sabe: con una narración metafórica, casi poética, y con unos diálogos sin nombre que se confunden entre todo lo demás y que no nos deja ni un segundo de tregua. Puede gustar más o menos, pero es innegable que lo que hace este hombre merece ser llamado literatura con mayúsculas.

El guardián del vergel es su primer libro, publicado en 1965 por el editor de William Faulkner , autor que había muerto tres años antes. ¿Creéis en la reencarnación o en las coincidencias? Pues pasad y echad un ojo a uno de los grandes de la literatura estadounidense, un genio en vida que será recordado durante siglos como uno de los grandes literatos de finales del siglo XX y comienzos del XXI.

El guardián del vergel tiene lugar en una remota localidad del estado de Tennessee en el periodo de entreguerras estadounidense, una época claramente marcada por la ley seca y la gran depresión que asoló el país americano. Allí Marion Sylder, un día pierde su trabajo, se va fuera a buscar fortuna y comienza a ganarse la vida como puede traficando con cargamentos de whisky en su coche. John Wesley Rattner es un chaval al que, después de mudarse, le toca vivir la desaparición de su padre y la dura existencia que le espera por delante viviendo solo con su madre y vendiendo las pieles de los pocos animales que logra cazar para ganarse algo de dinero. Y luego tenemos a Arthur Ownby, un viejo ermitaño que vive solo con su perro y que entiende muy poco de la civilización. A través de las vivencias de estos tres personajes, McCarthy desarrollará la trama de la novela. El joven Rattner descubrirá en Sylder la figura paternal que nunca llegó a tener y seguirá los consejos del viejo Ownby para sobrevivir en el mundo hostil del que forman parte.

A pesar de ser el primer libro escrito por McCarthy, todos los que nos hayamos acercado a su obra mediante sus libros posteriores, nos seguiremos sintiendo como en casa entre sus letras, si es que es posible algo así con este autor. La prosa de McCarthy, como comentaba al principio, no sigue una línea narrativa concreta, sino que a párrafo tras párrafo vamos adquiriendo una visión impresionista de los hechos. Nos empapamos del estilo de vida, los recuerdos, los sufrimientos y las sensaciones de los personajes y del lugar en el que viven y, detras de todo ello, el autor va tejiendo la trama y presentándonos los hechos sin que lleguemos a darnos cuenta de lo que realmente está sucediendo. Los personajes hablan y se relacionan entre sí, pero no hay guiones que marquen los diálogos ni nombres detrás de las palabras, quedan sueltas a la intemperie, desvaneciéndose en el abrupto paisaje que las contempla.

Mentiría si dijera que El guardián del vergel es un libro sencillo. Mentiría también si dijera que El guardián del vergel es un libro que vaya a gustar a todo el mundo. Enfrentarse a la lectura de una obra así es todo un reto para los lectores más avezados pero, al mismo tiempo, la sensación de desesperanza y de desasosiego con la que nos deja al finalizarlo es la prueba factible de que McCarthy consigue crear algo más que palabras. Encerrad a vuestros animales, encended la lumbre y preparaos para ser transportados a otra época.

3 comentarios en «El guardián del vergel»

  1. Aunque precisamente este libro no lo he leído aún, no puedo dejar pasar la ocasión de comentar algo aquí, porque siento auténtica pasión por McCarthy. Suscribo todo lo que has dicho en tu comentario; es un autor complicado, tanto su forma de escribir, bastante exigente con el lector, como por lo duras que son sus historias, pero merece la pena, ¡vaya si la merece! Dudo que un libro suyo pueda dejar indiferente a alguien; o te espanta o devoras su obra completa, título tras título.

    La comparación con Faulkner tiene su lógica, especialmente en las primeras novelas. Leí no hace mucho “Hijo de Dios” y encaja con lo que comentas de “El guardián del vergel”. Luego, con la trilogía de la frontera o “Meridiano de sangre” su estilo se va haciendo más épico.

    En fin, siento haberme enrollado tanto, es uno de mis autores favoritos y tu reseña me pareció extraordinaria. Un saludo.

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  2. Se agradece una crítica tan documentada y bien escrita sobre un autor excelente. Parece que hoy día no se valoran más que las necedades. Me encanta McCarthy pero no conocía este libro. Enhorabuena y gracias.

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  3. Me gusta mucho McCarthy, su prosa tan austera casi poética, sus historias… En fín, que como para Javier BR, se ha covertido para mi en un autor de culto.
    Gracias por la reseña, voy a leer “El guardian del vergel”

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