El rayo mortal

El rayo mortal, de Daniel Clowes

el rayo mortal

Ser un superhéroe tiene que producir escalofríos. Tener poderes, poder hacer el bien, qué sé yo. Ahora bien, a veces, ser un superhéroe viene acompañado de tantos quebraderos de cabeza, que casi mejor que los poderes se hubieran quedado en su casa. Pero no contentos con eso, resulta que ser un héroe con máscara, no te exime de que tu vida sea una mierda, que tu novia te deje tirado, que tu mejor amigo sea un inadaptado social con ansias de matar a toda la humanidad y que tu abuelo tenga una enfermedad degenerativa que se lo esté llevando a la tumba. ¿Que ser un superhéroe puede producir escalofríos? Seguro que sí, pero escalofríos de terror.

Y es que Andy descubre que tiene poderes cuando se fuma su primer cigarrillo. Y desde entonces, se dará cuenta de que puede hacer grandes cosas, pero que su vida sigue valiendo lo mismo que valía hasta ese momento, es decir, nada.

 

Daniel Clowes es el maestro en retratar a la sociedad en sus trabajos. No sólo los pone en situaciones imposibles, sino que además nos muestra con una cara muy amarga lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Que nuestro protagonista es un superhéroe? Muy bien, muy bien, pero no os olvidéis que incluso los superhéroes tienen mal de amores. ¿Que nuestro personaje principal tiene una pistola capaz de desintegrar a todo el que le moleste? Muy bien, muy bien, pero eso no le restará importancia al hecho de que su abuelo, su única familia en esta vida, esté a punto de irse al otro barrio. ¿Que nuestro chico, nuestro gran Andy, se convierte en un enmascarado del que todo el mundo habla? Sí, si todo eso está muy bien oye, que no digo yo que no, pero que le pregunten a él si le merece la pena todo ese estrellato cuando hasta su mejor amigo cree que está mucho mejor muerto que vivo. “El rayo mortal” puede que sea un cómic de superhéroes, o puede que no, porque lo que en realidad tenemos ante nuestros ojos es una mala leche increíble, es un dardo envenenado sobre la realidad más puñetera, es… cómo decirlo… una torta con la mano extendida a nuestra cara ante la que estaríamos dispuestos a poner la otra mejilla.

Vivimos en un mundo lleno de mierda. Y lo digo así, sin tapujos, porque con la que está cayendo, nadie puede decir que la limpieza sea una característica. Los trapos están sucios señores, y estamos lejos de verlos relucientes. Pero el caso es que, observando obras como la de Daniel Clowes uno se da cuenta de que, aunque sea al final, hay un puntito, minúsculo puede, pero importante al fin y al cabo, de esperanza ya que si todos tenemos tan claro que lo que necesitamos es avanzar, teniendo o no poderes especiales, será que a lo mejor entre todos podemos caminar hacia donde nos propongamos. Pero perdonad la reflexión, vosotros lo que queréis saber es qué me ha pasado por la cabeza con “El rayo mortal”, qué tonto soy. Esperad que piense… ¡sí, ya me acuerdo! Miradas ácidas, humor negro y muy, muy inteligente, historias comunes pero que pecan de extraordinarias, y un surrealismo tal que, paradójicamente, sólo sería posible encontrárnoslo en la realidad.

Y por si todo esto fuera poco, aquí tenéis más, compañeros ávidos de información…

Un WTF como una catedral, unos ojos como platos mientras vas desgranando la vida de Andy y Louie, un sentimiento de qué hija de puta es la vida señores, qué hija de puta que aún hoy me dura en las entrañas, y aunque parezca mentira, porque os lo parece, yo lo sé, una alegría extrema porque al cerrarlo lo que pensé, lo que me venía a la cabeza era: y pensar que yo haría lo mismo que Andy, y no tengo una pistola con rayo mortal para hacerlo


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