El silencio del héroe, de Gay Talese
11 de junio de 2010. En el Soccer City de Johannesburgo (Sudáfrica), España y Holanda luchan por proclamarse por primera vez campeonas del mundo de fútbol. Tras un disputado partido, prórroga incluida, un gol de Andrés Iniesta en el minuto 116 da la gloria al equipo español. Llenos de júbilo, muchos españoles fuimos el día 12 a comprar todos los periódicos habidos y por haber, devorando una tras otra las crónicas que escribieron la flor y nata de nuestro periodismo deportivo sobre aquel magnánimo acontecimiento.
Ahora hagamos un ejercicio de imaginación. La victoria de “La Roja” quedó grabada en miles de fotografías y en innumerables minutos de televisión; pero, ¿qué pasó con los perdedores? ¿Qué sintieron los holandeses al llegar al vestuario? ¿Cómo fue el regreso a casa de Arjen Robben, que desperdició la ocasión más clara para que su equipo consiguiera el Mundial? Y continuando con preguntas sin resolver, ¿qué pensó Anna Ortiz, novia de Iniesta, al verle marcar el gol decisivo, que le convirtió en un héroe nacional?
Estas preguntas poco ortodoxas son las que se ha hecho durante toda su vida (y que le han ayudado a ganarse su fama) Gay Talese, un maestro del periodismo norteamericano, y del que Alfaguara nos trae una recopilación de sus artículos escritos a lo largo de las últimas décadas, reunidos bajo el título de uno de los más famosos, “El silencio del héroe”.
Gay Talese ha sabido desde su inicio sacar el otro lado de la noticia, ese rescoldo que dejan las llamas y que sirve para hacer igual de interesantes los acontecimientos. Talese, junto a otros profesionales como Tom Wolfe, fueron los pecursores de lo que se hizo llamar “Nuevo periodismo”, esa forma cuasi novelada de ejercer la profesión, también conocido como “reportaje de no ficción”.
En “El silencio del héroe” recorremos la vida profesional de Gay Talese desde 1948, cuando formaba parte de la publicación de su Instituto, el Ocean City Sentinel-Ledger, hasta 2012, con su artículo aparecido en The New Yorker sobre la vida de Joe Giraldi, actual manager de los New York Yankees. En total, la friolera de ocho décadas de deporte americano reunidos en un solo libro, del que es mejor disfrutar de poco en poco, deleitándose con la forma intimista y pausada que tiene Talese a la hora de escribir.
Gay Talese ha puesto su punto de mira en los grandes campeones del deporte, ya sean boxeadores o bateadores, pero todo bajo el punto de vista de las personas, y no de los personajes. Míticos son sus artículos sobre Floyd Patterson, uno de los pesos pesados más introvertidos de la historia, con un estigma de perdedor pese a ser parte de la historia del boxeo.
También es interesante el artículo que da nombre al libro, “El silencio del héroe”, un artículo aparecido en la revista Esquire en 1966 sobre un Joe DiMaggio, ya retirado de la vida pública y con el recuerdo de la fallecida Marilyn Monroe todavía fresco. Al leer este retrato de un antiguo héroe nacional, uno no puede hacer otro cosa más que emocionarse cuando Gay Talese le retrata con el bate en la mano, en una jaula de bateo, recordando sus mejores años ante la atenta mirada de los periodistas.
Para el autor, el deporte no lo conforman sólo las estrellas, sino todos los que en él participan. Es por eso que uno de los artículos más entrañables de “El silencio del héroe” es el dedicado a George Bannon, de profesión cronometrador, y cuyo empiece es, en mi opinión, magistral:
Los relojes pueden fallar; los relojes de sol, ser poco fiables; los de arena, resultar imperfectos, pero George Bannon, el cronometrador oficial del Madison Square Garden, no ha fallado ni un segundo a lo largo de medio siglo…
Su estilo, innovador allá por la mitad del Siglo XX, tiene en “Retrato de un joven púgil” (New York Times, 1958) otro de sus grandes logros. En él nos describe la figura de José Torres, boxeador puertorriqueño cuyo nombre solo aparece al final del texto.
Futbolistas, golfistas, boxeadores, patinadores, luchadores enanos… todos tiene cabida para Gay Talese en “El silencio del héroe”. Gente famosa como Joe Louis o Muhammad Ali comparten el mismo interés para el autor que cientos de “héroes silenciosos” a los que ha retratado durante su larga trayectoria periodística. Mientras disfrutaba con sus artículos, iba haciendo señales a los que me gustaría recomendaros. Una vez terminado, y al ver como mi libro está lleno de señales, creo que mejor hago recomendándoos la lectura completa de este libro, que sin duda os agradará tanto como a mi si disfrutáis del buen periodismo deportivo.