El Universo en una cáscara de nuez, de Stephen Hawking

 

universoStephen Hawking es una persona absolutamente fuera de serie. Y no por tener una de las mentes más brillantes que ha dado la Ciencia después de Einstein, ni por luchar contra una enfermedad degenerativa que debía haberle llevado ya a “cruzar la última puerta” que diría Abercrombie sino porque, con todo lo que lleva a sus maltrechas espaldas, una de sus principales preocupaciones a lo largo de los últimos años ha sido divulgar la ciencia. Este cosmólogo, físico teórico, astrofísico, divulgador científico, ocupante de la Cátedra Lucasian de Cambridge hasta que se jubiló en 2009 (la cual ocupó en su día el mismísimo Sir Isaac Newton) , miembro de la Real Sociedad de Londres, miembro de un montón de Academias de Ciencias de diversos países, Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias, y un largo etcétera sobre el que luego volveremos, ha sido capaz de meter su libro “Breve historia del tiempo” en la lista de Best Sellers del The Sunday Times durante 237 semanas. Es por este motivo por el que “El universo en una cáscara de nuez”, provocó tanta expectación en su publicación en 2001 y en su reedición actual. Un libro precioso, bien escrito, bien editado, ameno, con unas ilustraciones que hacen las delicias de los mas doctos en la materia que, como toda la obra de divulgación de Hawking procura dar una breve descripción del camino que se está recorriendo en busca de la Teoría del Todo.

Como no puede ser de otra forma, estas obras comienzan con una aproximación somera a la Teoría de la Relatividad General de Einstein. Se han escrito miles de libros acerca de la que es, a mi parecer, la teoría científica más bella de la historia. La más bella que ha habido y la más bella que nunca habrá. La originalidad de esta teoría radica en que, intentando siempre que la teoría se adaptara a la observación, Einstein consiguió relacionar el “espacio” y el “tiempo” definiéndolos como una única entidad que llamó “espacio-tiempo” la cual se deformaba en presencia cualquier masa o energía, haciendo así aparecer a la gravedad. Sencillamente brillante.

Pero… ¿dónde interviene Stephen Hawking en todo esto? Pues justo donde la teoría tiene algo raro. Una sombra en la teoría que explica el comportamiento de la luz. Una “singularidad”. Una “singularidad” en física es un valor que hace que las ecuaciones arrojen resultados sin sentido aparente. En este caso, la singularidad era que el universo debía tener un principio. Debía haber un “Big-Bang”. Esto marcó un hito en la historia de la ciencia y a partir de aquí se precipitó todo. Desde el principio de Hubble, hasta la existencia de agujeros negros y su relación con la mecánica cuántica. Aquí es donde aparece el científico británico en escena. Y desde que apareció, no se ha bajado de ese escenario.

El segundo capítulo de este libro es lo más bonito que he leído en mi vida en cuanto a divulgación en Física Teórica. Física pura. Teoría de Cuerdas, Branas, Teoría Cuántica de Campos, 11 dimensiones, Teoría M… pero contado para niños. Pero ojo, no nos confundamos. Los niños tienen que ser físicos, o tener una base científica muy fuerte. No olvidemos que estamos intentando explicar el origen del universo y eso no es cosa baladí. Como diría mi profesor de Mecánica Cuántica de la facultad, “este tema es altamente no-trivial”.

Sin entrar en más detalles, el libro se estructura en siete capítulos:

1.- Breve historia de la relatividad
2.- La forma del tiempo
3.- El universo en una cáscara de nuez
4.- Prediciendo el futuro
5.- Protegiendo el pasado
6.- ¿Será nuestro fututo como Star Trek?
7.- Los nuevos universos membrana

Siete capítulos independientes que harán que nos hagamos una idea de cómo era el “estado del arte” de la Física en 2001. Hay que decir que la situación hoy no es muy diferente a entonces, aunque descubrimientos como el Bosón de Higgs han dado muchísima energía a las investigaciones actuales.

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No falta el ácido humor característico de Stephen Hawking en este texto y una sutil linealidad de razonamiento que facilita la comprensión de las ideas que expone. Aunque, a diferencia de lo que ocurre en “Breve historia del tiempo”, que la linealidad de la argumentación exige un alto nivel de concentración durante toda su lectura, en “El Universo en una Cáscara de Nuez” los temas están expuestos en capítulos independientes.

Hay que señalar que existe un tema recurrente cuando se habla del “origen del Universo”. No son pocas las veces que se intenta conciliar ciencia y religión cuando se están tratando temas tan profundos. En este aspecto, Hawking se confiesa ateo, pero no llega a negar la existencia de Dios. Hay una famosa cita del científico británico que es tan ambigua como demoledora cuando tras una conferencia fue preguntado por la conciliación de ciencia y religión:

“es más fácil que Korea del Norte gane un mundial de fútbol. Existe una diferencia fundamental entre ciencia y religión. La religión se basa en la autoridad y la ciencia se basa en la observación y la razón. La ciencia vencerá porque funciona. Dado que existe una ley como la de la gravedad, el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que incendió la mecha y creo el Universo. Pero aún siendo así, no puede probarse que haya un creador, o que no lo haya”.

Hablábamos antes sobre los títulos y premios que atesora Stephen Hawking pero hay uno que se le resiste y que por desgracia todo apunta a que no lo va a conseguir. El premio Nobel. La razón es tan simple como injusta. No se han comprobado experimentalmente sus predicciones. Todo el mundo científico coincide en que sus teorías son correctas pero falta ese último paso. Lo mismo le pasó a Einstein quien recibió el Nobel por “el efecto fotoeléctrico” y no por su “Teoría de la Relatividad” por el mero hecho de que ésta última no podía comprobarse en esa época.

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Podemos encontrar en la obra de Stephen Hawking mil y una reflexiones para reflexionar durante horas. También ciencia pura y física teórica para realizar interminables cálculos. Viajes al futuro y viajes al pasado. Certezas que desaparecen ante nuestros ojos y cosas tan poco intuitivas que nos harán pensar que hemos perdido la razón. Pero eso es la Física y así es el mundo. ¿Hasta qué punto seguiremos encontrándonos con realidades que superan la ficción? Ahora que nuestro planeta nos parece una insignificante bola flotante en medio del vacío, es cuando tenemos que seguir buscando, seguir investigando. Como dirían en X-Files… “La verdad está ahí fuera”

Gorka Rojo (@gorka_rojo)

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