Érase una vez la volátil, de Agustina Guerrero

Érase una vez la volátilSeguro que os suena esta chica menuda con camiseta de rayas, ¿no? Estoy convencida de que habéis visto alguna vez una de sus ilustraciones, o que alguno de vuestros amigos las ha compartido en Facebook, Twitter o Instagram. Sus dibujos son bastante conocidos y andan por Internet, de aquí para allá. También los podéis encontrar plasmados en libro, como el libro del que hoy os hablo.

¿Quién es la volátil? Este dibujo tan tierno y adorable es el alter ego ilustrado de Agustina Guerrero. Y ahora, los que todavía no la conozcáis, os preguntaréis quién es Agustina Guerrero. Pues bien, esta ilustradora nacida en Chabuco (Argentina) hace 34 años, es diseñadora gráfica y dibujante. Hace más de catorce años que se vino a vivir a España y desde aquí ha dado el gran salto en su carrera. Ha publicado ya varios libros: Diario de una volátil, Nina. Diario de una adolescente y La volátil, mamma mia!.

Hace mucho tiempo que la sigo en las redes sociales, pero la verdad es que nunca había tenido uno de sus libros. Empezar a leer y descubrir mejor a esta ilustradora gracias a Érase una vez la volátil ha sido todo un acierto. Aunque éste sea su último libro publicado, Agustina nos cuenta en él los orígenes de la volátil, o lo que es lo mismo, sus propios orígenes.

Si hay algo que caracteriza a sus ilustraciones es la sinceridad. Aparte de que, como ya os he dicho, sus dibujos son muy cuquis y dulces, Agustina muestra genuinidad en todos ellos y esa es, en mi humilde opinión, la clave de su éxito. Porque que alguien dibuje bien está genial, claro, pero si a esos dibujos encima le añadimos ese toque de autenticidad que hace que podamos sentirnos identificados con las situaciones que nos plantea en sus ilustraciones, pues muchísimo mejor, ¿no os parece? Eso es precisamente lo que ocurre con la volátil, que muchas de esas situaciones que retrata las hemos vivido nosotros también. Y no os creáis que se corta un pelo a la hora de ilustrar esas pequeñas cosas del día a día, Agustina nos muestra su realidad tal y como es. Y cuando digo que la muestra tal cual es, hacedme caso. ¿Vergüenza?, ¿qué es eso? Eso sí, no sé cómo la hace, pero el toque ese tan mono del que os hablo no lo pierde en ninguno de sus dibujos.

Voy a centrarme un poquito en Érase una vez la volátil, que ya está bien. Como os decía, aunque este sea el último libro publicado, si se tratara de Star Wars, éste sería el episodio IV, para que me entendáis. La idea principal que plasma Agustina en este libro es la de renacer y reinventarse, cosa que ella logra conseguir con éxito. Arranca con un desamor que sirve como punto de partida. “Ahora tengo que pensar qué voy a hacer”, ¿Dónde voy a vivir?”, “No sé si seré capaz de empezar de cero”.  Todas esas dudas que se nos plantean después de una ruptura amorosa están reflejadas en las primeras páginas. Agustina decide mudarse, poner tierra de por medio y acaba en Barcelona, tratando de buscarse un futuro. La libreta donde dibuja sus avatares diarios siempre la acompaña. Aunque trabaje en otros ámbitos para tratar de ganarse la vida, el dibujo siempre estará presente. Y un buen día, gracias al consejo de un amigo, decide abrir un blog y compartir este diario ilustrado que es su vida. Y el resto, amigos, es historia.

Os aseguro que merece mucho la pena leer Érase una vez la volátil, porque aparte de poder llegar a sentiros identificados, las ilustraciones y la sinceridad de la volátil son una maravilla. Ahora tendré que seguir con la saga, ya me he enganchado.

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