Fun Home: Una familia tragicómica

Fun Home: Una familia tragicómica, de Alison Bechdel

Fun Home
Me resulta un tanto difícil escribir esta reseña. Nada tiene que ver con que el libro me haya gustado o no (en eso entraremos un poco más tarde), si no porque es la primera vez que opino con cierta oficialidad (vamos a decirlo así) acerca de una novela gráfica. Desde luego que no soy una experta en este tipo de literatura ni muchísimo menos. Si bien es cierto que en mi más tierna infancia la lectura de los clásicos tebeos de Mortadelo y Filemón, Don Micky, 13 rúe del Percebe, Superlópez, Mafalda, Spirou y Fantasio, Tintín, Don Gato… ocupaba gran parte de mi tiempo dedicado a la lectura, confieso que existe un vacío que comprende algún que otro lustro en este campo.

La verdad es que los cómics regresaron a mis lecturas muy recientemente (concretamente a principios de este verano) y a ello contribuyeron, principalmente, tres cosas: la primera es que tengo una muy buena amiga (lucense para más datos) que lee comics y siempre hablaba conmigo de sus lecturas. La segunda es mi ya conocida (o al menos, intuida) obsesión por mejorar mi inglés. Los cómics me parecen más entretenidos de cara a leer en ese idioma tan “imprescindible para triunfar en la vida” (para los que no me conocen mucho, momento irónico). La tercera es la inestimable ayuda de mi compañero en el blog Sergio Sancor cuya amabilidad recomendándome títulos no tiene fin.

En cuanto al libro que nos ocupa, Fun Home, ¿qué puedo decir? Lo primero, es que es totalmente diferente a cualquier cosa que haya leído hasta el momento, empezando por el argumento que, personalmente, encuentro muy original. Se trata de un libro autobiográfico en el que la autora cuenta su historia, abarcando desde su infancia y su adolescencia vividas en Pennsylvania, en la peculiar granja familiar, hasta sus primeros años universitarios. Hasta ahí, nada medianamente excepcional, pero ¿y si os digo que su padre es un excéntrico profesor de inglés que, a su vez, regenta una funeraria en la que se dedica a maquillar cadáveres, obsesionado con Scott Fitzgerald y con decorar su casa como si de una mansión victoriana se tratase además de ser gay tan dentro del armario hasta un punto de no aceptación un tanto raro? Parece que la cosa se va volviendo un poco más insólita ¿no? Pues hay más. Por si esto fuera poco, se nos muestra una infancia y adolescencia para nada fáciles en las que la ausencia de cariño es la nota predominante en una casa en la que cada uno de los cinco miembros (padres, dos hermanos varones y la propia Alison) van por libre y cada uno está a lo suyo sin interactuar entre ellos prácticamente para nada, situación que queda patente con un simple vistazo a la portada. Y eso que todos ellos tienen fuertes inquietudes artísticas, algo que, a priori, podría haber sido un punto de unión.

La historia se centra en la relación de Alison con su padre y cómo ella intenta entenderle a él y el porqué de sus acciones cotidianas y de decisiones transcendentales como el matrimonio con su madre. La muerte del progenitor en extrañas circunstancias o más bien que Alison no termina de ver claras, sirve de hilo conductor para el análisis de la relación paterno-filial que la autora realiza caracterizado de principio a fin por una gran carga de racionalidad y desprovisto de cualquier muestra de emotividad así como constantes referencia literarias y comparaciones con la obra de Scott Fitzgerald, Proust o James Joyce.

Asimismo, Fun Home es la historia de la búsqueda de la propia identidad o, mejor dicho, de la aceptación de la identidad sexual de la autora, punto de conexión con su padre, narrando desde las dudas iniciales a sus primeras experiencias de carácter sexual en la universidad. Una vez más, existen constantes referencias literarias puestas de manifiesto en el momento en el que Bechdel cuenta lo que supuso para ella la lectura de “Colette”.
Otra cosa que me ha llamado poderosamente la atención, es el estilo detallado y en tonos azules de las viñetas. Transmiten la sensación de que todo está muy pensado y planeado y de que nada está dejado a la improvisación. La precisión con la que describe la cotidianidad de las escenas a medida que se van sucediendo son las que muestran con toda crudeza el déficit de cariño y la soledad de la escritora que hacen que el lector se muestre empático con ella.

Antes de enfrentarme a Fun Home había oído (y leído) críticas para todos los gustos. Sin bien es cierto que las continuas relaciones de su vida y, sobretodo, la de su padre con la literatura pueden resultar un tanto abrasivas para un lector no muy especializado en literatura anglosajona, como puedo ser yo. En mi caso supuso una lectura en la que las labores de investigación cobraron un sentido insospechado. Me explico. Mi limitado conocimiento (que no va más allá de saber de qué van algunas novelas) de obras como “Ulises” de James Joyce o de Proust, así como parte de la obra de Scott Fitzgerald (de este hombre sí que he leído cosas aunque no el total de su bibliografía) hizo que tomara una cantidad considerable de notas que volqué enseguida en Google para intentar saber más. Así que a pesar de que me costó leer el libro (a ello también contribuyó en gran medida que lo hiciera en inglés), lo doy por bien empleado por la dosis de conocimiento literario que trajo consigo y la ampliación de mi lista de libros por leer.

No quiero finalizar la reseña sin mojarme en el debate abierto acerca de este cómic. Aunque comparto la opinión de aquellos que creen que Fun Home está algo sobrevalorado, definitivamente me uniré al grupo de aquellos que recomiendan su lectura. He decidido posicionarme claramente con este clan, básicamente por la originalidad que, según mi opinión, destila esta novela gráfica y porque supuso para mí un reto y lo seguirá suponiendo. Sí, es verdad que leo mucho y casi cualquier cosa que cae en mis manos. Es verdad que procuro que mis lecturas sean variadas y originales. Pero también es cierto que algunos clásicos siguen resistiéndoseme y gracias a Fun Home he decidido que esto tiene que cambiar.

Entiendo a aquellos que consideran que este cómic es difícil de leer (sobre todo en inglés, ya adelanto que no es tan fácil como Persépolis o Maus, que hicieron que sintiera que mejoraba en el idioma), pero también creo que la gente que siente pasión por la literatura sentirá al avanzar en sus páginas, el gusanillo por esos clásicos con los que tan bien queda uno cuando dice que los ha leído. Sinceramente, espero que os animéis con Fun Home, yo me voy a animar con la segunda parte “¿Eres mi madre?”

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