HARU, de Flavia Company

HARULa noche que termino de leer HARU es pronto, las doce. Yo suelo leer hasta la una y media.

Una hora y media en muchos casos es un libro completo.

Esa noche no leeré nada más. Me quedo tal como estaba tumbada en el sofá cubierta con una manta, sí, en el corazón de la comarca de Cinco Villas, ese granero que aún conserva España ¡En junio y con manta! Sopla un fuerte Cierzo que curvará sin duda las espigas en los inmensos campos, y cuyo sonido me acompañará en una especie de duermevela reflexivo con el libro en el regazo.

Releo el principio y el final … En medio, la vida.

Una lectura circular para una historia circular.

Hay personas que, por formación, leemos rápido, aunque es cierto que estando yo dentro de ese grupo hay libros en los que me gusta dejarme llevar por mis propias reflexiones, es extraño de explicar y parece que perdieras la atención en lo que estás leyendo, pero no es así, la lectura siguiente queda subsumida en la propia reflexión.

HARU lo he leído despacio, tenía la sensación de que algo había que descubrir en él más allá de las palabras. Aún así, las palabras importan, a mí me importan, a cada palabra hay que darle su justo significado y así comprenderemos que sí hay emociones disfrazadas de sentimientos.

Quiero ver clara la diferencia entre una y otro.

Flavia, a través de HARU, me ha lanzado muchísimas preguntas. Para unas tengo respuesta hoy, para otras las tuve ayer, para otras seguiré viviendo, seguiré cambiando, creciendo, viajando… dejando equipaje por el camino, queriendo sentirme ligera.

Haru sale de su casa siendo adolescente con destino a un Dojo donde emprenderá el camino de la espiritualidad a través del tiro con arco, su perfección, la vida a través de la conjunción de cuerpo y alma.

“Quien se siente expulsado tarde o temprano tiene que volver para ser capaz de irse”. Ella se siente expulsada y largo será el camino a recorrer para comprender cada uno de sus pasos.

Hace ya muchos años descubrí, al leer “El Señor de los anillos”, que los regalos tienen una gran importancia, que nada es porque sí y que es más importante hacerlos que recibirlos; les hablo ahora de este libro, de este pensamiento, pero muchos son los que con la lectura de HARU me han venido a la mente, libros e historias que habían quedado fijadas en mí, libros que me hablaron en su día como hoy me ha hablado este. Libros que, como “El Lector”, me enseñaron que la vergüenza conduce a la mentira y la mentira a daños irreparables.

“Nunca dispares a nada vivo”.

Desgraciadamente nos pasamos la vida disparando y causando mucho más dolor del que podemos siquiera imaginar.

La vida… Y los maestros que la vida pone en nuestro camino. Nuestros propios padres, a quienes volvemos en muchas ocasiones cuando ya es tarde. Los buenos profesores, que dejan su semilla a la espera de que el tiempo la fecunde; los amigos, los que mantenemos y los que van quedando en las ciudades por las que pasamos; y aquellos que viven a nuestro lado por elección. “Importa quien eres, sí. Importa también a quien dejas vivir a tu lado”.

… Y mujeres, recuerdo a las mujeres de este libro: Maestras, madres, amigas, jóvenes, ancianas, ricas, pobres.

¿Qué mundo será este donde parece ser que la igualdad está ya superada?

Es quizás la primera vez que he leído con la serenidad que proporciona la igualdad.

Nada más les contaré para que nada rompa la magia con la que deben acercarse a HARU. Un libro que les sorprenderá, que les parecerá especial, y no solo por su cuidado y curioso diseño, sencillez y elegancia en equilibrio, también por su flexibilidad, como la madera del buen arco. No he sido capaz de subrayar sus página, ni de escribir en sus márgenes o espacios en blanco, salvo un pequeño poema que quedará en él como un entrañable recuerdo de mi camino por la vida.

Y aún tiemblo al pensar si el poema escrito no habrá sido por pura vanidad…

Esta reseña terminó de redactarse el día 21 de Junio, primer día de verano, bajo una luna llena que ofrezco a quien tal día como hoy la viera por primera vez.

Susana Hernández

4 comentarios en «HARU, de Flavia Company»

  1. Me has dejado sin palabras. Todo lo que has escrito aquí es bonito, profundo y muy emotivo. Tanto que siento una gran curiosidad por este libro del que no te ha salido marcar nada o anotar algo, pero sin embargo sí un poema. ¿Podrá cualquier escritor perseguir algo mejor? Así que en el caso de que sea vanidad, (aunque yo diría que es más inspiración contagiada) ¡bienvenida sea! ¿No?
    Feliz verano, aunado ya a estas alturas,mya estoy viendo el final. ¡Cómo pasan las estaciones! ¡cómo horas!

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  2. También tú estás un poco poeta a estas alturas del verano!!! jejeje En el fondo uno puede nacer con un don especial de sensibilidad pero cada vez estoy más convencida de que la formación y las buenas lecturas hacen del lector actor de las palabras que les llevarán a los versos, que no tiene que ser rimas, sino poesía que brota como un comentario en el un blog, o una caricia en el alma de tu interlocutor.

    Un libro, en el que no se habla de igualdad porque es intrínseca a su espíritu ¿Se puede pedir más?

    Un abrazo muy veraniego !!

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    • Hola Vanessa, Perdona por la tardanza en contestarte. En la reseña me refiero a El lector, de Bernhard Schlink. Un libro muy interesante te recomiendo su lectura y posteriormente una estupenda adaptación al cine de Stephen Daldry.

      Un saludo y gracias por tu comentario.

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