La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson

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Hace poco les conté la grata impresión que me causó el primer volumen de esta trilogía, “Los hombres que no amaban a las mujeres”. En estos días, he devorado con la misma ansia el segundo episodio de la trama Millenium, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”.

Es difícil contaros la impresión que he tenido de este libro sin revelaros algún “spoiler”, por lo que intentaré pasar muy por encima del argumento, para que a nadie le fastidie la sorpresa.

La historia termina con los protagonistas, Salander y Blomkvist, distanciados. La primera, disfruta del dinero “pirateado” a Wennerstrom viajando por distintos lugares del Caribe y pensando qué hacer con su vida. Ella será la gran protagonista de este segundo volumen y conoceremos más de esta enigmática chica, de la que poco sabemos.

Mientras tanto Mikael Blomkvist disfruta del éxito de su libro y su reportaje en la revista, aunque sigue preguntándose qué habrá sido de Salander, de la que no sabe nada desde hace un año. Tan emprendedor como siempre, se meterá de lleno en un reportaje sobre el trafficking (tráfico de mujeres).

Aún así, literariamente hablando, esta obra no tiene mucho interés, no aporta nada nuevo a la literatura, pero a mí me ha servido para conocer más profundamente al escritor.  Ya voy notando mejor sus fallos y alabando sus virtudes.

He de reconocer que lo que ha conseguido Stieg Larsson tiene muchísimo mérito. Su forma de narrar (ahora sí que me he dado cuenta) es muy amateur, y si no fuera por la gran historia que monta alrededor, es probable que no se hubiera comido ni un colín. Sus descripciones son ridículas la mayoría de las veces; ¿A quién le importa todo lo que compra Salander en el Ikea? ¿Es necesario dar los nombres comerciales de todas las mesas, platos, vasos, panes, etc.. que compran los personajes?. Luego también están los famosos “Sandwiches y cafés” que toman a todas horas todos los personajes (vaya dieta saludable…). Si me dieran un euro por cada vez que he leído esas dos palabras juntas en el último mes, creo que me hubiera hecho tan millonario como los herederos del autor.

Y para terminar con lo malo, destacaré el último “fallo” de la novela. Si en el primer volumen me quejaba de lo que tardaba Stieg en entrar en harina, en éste la cosa es peor aún. Las 250 páginas (se dice pronto) son meramente accesorias, se podrían eliminar y prácticamente no se perdería el hilo.

Y aún así, ¿por qué me ha gustado tanto la novela? Porque Larsson domina a la perfección la tensión, la intriga y la violencia. Todo lo que ocurre a un personaje como Lisbeth Salander es un imán para el lector (al menos para mí). La historia está salpicadas de buenos personajes (quizá demasiados) con un mismo deber, resolver el misterio planteado en este capítulo. Esto me ha hecho devorar las últimas 300 páginas a base de restar muchas horas de sueño. Y es que Larsson, como he dicho, peca de “pesado” en los inicios de sus libros, pero cuando la acción se pone interesante, mete la directa y no se anda por las ramas.

¿El tercero? Igual que hice anteriormente. Dejaré pasar unas semanas…y a por él!!!

LO MEJOR: La historia derrocha acción y violencia en grandes dosis, pero sin pasarse. Lisbeth…¡magnífica!

LO PEOR: La forma repetitiva de narrar. La edición de “Destino”, incomodísima para el lector. Cafés y sandwiches, cafés y sandwiches, cafés y sandwiches….xD

César Malagón cesar@librosyliteratura.es

3 comentarios en «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina»

  1. ¡Ja,ja! Sí desde luego a mí también me dio la sensación en más de una ocasión de estar leyendo un catálogo de Ikea en lugar de una novela, aún así no puedo dejar de recomendarla. Me lo pasé muy bien con esta serie, eso sí yo dejé pasar demasiado tiempo entre el segundo y el tercer libro y al final ya no recordaba quién era quién. Demasiados personajes y nombres complicados que sí me hicieron volver atrás para asegurarme de quién era cada personaje, pero una vez cogido el ritmo vuelve a engancharte, eso sin duda.
    Un abrazo

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  2. Se te olvidó decir que entre café y sandwich cae alguna Billys pizza xD.

    Yo no sé que habría sido de mi de haberlo leído en papel, mis pobres brazos. Suerte que cuento con él en formato papel y digital porque meter eso en el bolso es un c***zo.

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