La invención de Morel

La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares

Adolfo Bioy Casares - La invención de Morel

Un relato fantástico, con una trama brillante y precisa, que encierra una bella historia de amor.

Mi intención es que esta reseña sea muy breve; temo que si me extiendo demasiado terminaré por revelar algún detalle del argumento y arruinarles en parte la lectura de este libro, porque ir desentrañando su ingeniosa trama al ritmo que tan acertadamente previó Bioy Casares es un placer que no tengo derecho a estropearles.

Un fugitivo de la justicia se oculta en una isla deshabitada, ocupando unos extraños edificios abandonados, construidos tiempo atrás por los últimos pobladores de la isla, no se sabe con qué propósito.  Tras meses de aislamiento, y a pesar de estar seguro de que ningún barco ni avión han arribado a la isla, descubre que no está solo.  Temeroso de ser descubierto y apresado, corre a esconderse en los pantanos de la parte baja de la isla.  Sin atreverse a revelar su presencia, comienza a espiar a los nuevos habitantes de la isla con el ánimo de averiguar sus intenciones, cuando una misteriosa mujer de gran belleza llamada Faustine atrae su atención.

Sin embargo, a medida que el prófugo observa a los visitantes, su temor a ser capturado va a ser reemplazado por un horror mucho más profundo.

“La invención de Morel” es una obra escrita con una precisión exquisita, con un ritmo perfectamente acompasado con el desarrollo de la trama.  Para conseguirlo, Bioy Casares le dio la forma de diario:  las notas escritas por el fugitivo durante su estancia en la isla, encontradas tiempo después y publicadas textualmente.  En un detalle muy borgiano, al diario se han añadido unas “notas de editor” que corrigen o simplemente señalan algunas contradicciones en el texto manuscrito original.  La forma en que se ha redactado el supuesto diario es la que podemos esperar de un individuo que vive aislado en una isla, huido de la justicia, trastornado por la soledad y el hambre.  A partir de anotaciones apresuradas y escasamente hiladas, escritas a menudo en un estado febril o atemorizado, vamos conociendo los acontecimientos tal y como los percibe el protagonista, mientras nos hace partícipes de su explicación acerca de los misterios que presencia, que va cambiando a medida que se desgranan los hechos.

En el mencionado prólogo, Borges califica a esta obra como uno de los escasos exponentes en lengua castellana de un género que él denomina imaginación razonada y que vendría a ser la versión en nuestra lengua de la ciencia ficción.  En realidad, este título de Bioy Casares se ajusta suficientemente a los fundamento del género, incluso podría ser considerada como una de las cumbres del mismo, aunque me resisto a poner etiquetas a una historia tan universal.

Pero, dejando de lado las consideraciones sobre el género o el estilo, incluso obviando las muchas interpretaciones que se le han dado al texto, si he releído este título para compartirlo aquí es porque se trata de una de las historias de amor más bellas y originales que he leído; el más imposible de los amores imposibles.  Éste, y no otro, será el motivo por el que esta obra les deje un agradable sabor de boca que perdurará mucho tiempo después de finalizar la lectura.

Al final no he podido evitar contarles más de lo que deseaba; en realidad, todo esto que he escrito, Borges lo sintetizó en dos líneas:

“He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta.”

Javier BR

9 comentarios en «La invención de Morel»

  1. Ha sido tras releer este libro cuando me he dado cuenta de hasta qué punto es riguroso Bioy Casares. Una vez que conoces la historia puedes comprobar que el autor no ha dejado ningún cabo suelto y que todas las piezas que han ido apareciendo con la mayor naturalidad a lo largo del texto, pasando casi desapercibidas, encajan de un modo sorprendente.

    Muchas gracias por tu comentario, Flora.

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  2. Muchas gracias por el enlace, Jaime. Tu comentario sobre el libro de Blanqui y sobre sus teorías acerca del infinito son muy interesantes. Desde que leí “La biblioteca de Babel” me ha fascinado esa concepción combinatoria del infinito tan borgiana (a partir de ahora tendré que llamarla “blanquiana”).

    Un saludo.

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  3. ¡Hola, Jaavier!
    Leí este libro hace varios años, me pareció extraordinario. Desde entonces lo tengo como pendiente en la lista de relecturas, cosa que voy a hacer en breve porque tras leer tu estupenda reseña he descubierto que en realidad recuerdo poco…
    ¡Un saludo!

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  4. Hola, Andrómeda.

    A mí me pasó lo mismo, lo leí hace años y, aunque había olvidado los detalles, conservaba la sensación que me dejó. Ahora, al releerlo, estoy convencido de haberle sacado mucho más partido. Es un libro sobre el que merece la pena volver.

    Gracias por tu comentario.

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  5. Javier coincido contigo. Es un libro fabuloso, que merece una relectura.
    Aquí en Argentina, tal vez en España también, están vendiendo una edición, en la que en la tapa están Jack y Kate, de la serie Lost, y con la isla detrás. Esto no es todo, en grandes letras lo publicitan como “el libro que inspiró a los creadores de Lost”. habrá que preguntarle a Abrahams a ver si es verdad.
    Saludos

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  6. ¡Hola Lectores!

    Leyendo detenidamente la reseña y los comentarios como el de Darío, he recordado uno de los mejores libros que he leído nunca: “La piel fría” del Albert Sánchez Piñol (el libro con el que se estrenó este blog).

    Una isla “desierta”, una turbia historia de amor, el protagonista en un estado de ánimo totalmente alterado… Todas esas indicaciones que nos da Javier sobre “La invención de Morel” se pueden aplicar a “La piel fría”. Un libro que también gustará a los fans de Lost/Perdidos.

    Me gustaría saber si hay algún lector que haya leído estos dos libros para ver si se parecen o no.

    ¡Un saludo a todos!

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  7. Gracias por tu comentario, Darío. Aunque pueda parecer increíble, no conozco “Lost”, así que no puedo decirte si tiene alguna relación con el libro.

    Tengo pendiente la lectura de “La piel fría”, así que por ahora no puedo contestarte, Iván. “La invención de Morel” se inserta en la tradición de científicos locos con isla, como el conocido Doctor Moreau (la similitud entre Moreau y Morel es evidente). Y hasta aquí puedo leer… 😉

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