La lluvia amarilla

La lluvia amarilla, de Julio Llamazares

La lluvia amarilla

Muchos de ustedes seguro que habrán leído a Julio Llamazares, yo solo había leídos parte de sus poemas, en general tristes, muy tristes y hermosos.

Lo bueno de los poemas es que puedes leer uno en un minuto, es dolor cronometrado, en pequeñas dosis,  pero este libro del que hoy vengo a hablarles, La lluvia amarilla, y que no en menos de seis ocasiones había intentado leerlo, llegando siempre hasta el capítulo 5 ó 6, no más, era como inyectarme dolor en vena, era sufrir por el placer de leer literatura y poesía perfecta, dolorosa y necesaria, y por no querer olvidarlo, no lo terminaba nunca.

Contraportada: “Andrés, el último habitante de Ainielle, pueblo abandonado del Pirineo aragonés, recuerda cómo poco a poco sus vecinos y amigos han muerto o se han marchado a la ciudad. Refugiado entre las ruinas de ese pueblo fantasma, su anciana mente extraviada por la larga soledad evoca los días en que compartía su tiempo con su esposa, Sabina…

Ya es suficiente para que se hagan una idea …

¿Han visitado alguna vez el Pirineo Aragonés? No me refiero a ir a esquiar, me refiero a ir a ver, a oler, a escuchar, a pasear, a respirar…

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(Ordesa. Fotografía realizada por Esther Orera)

Acérquense en Primavera o en Otoño al Parque Nacional de Ordesa y realicen el agradable camino hasta Cola de Caballo con una parada de descanso en las Gradas de Soaso…, descubrirán cuántos tonos y gamas de colores existen, y que distintos son aquellos que ofrece la naturaleza cuando estalla la vida a aquellos que nos acompañarán en nuestro paseo otoñal. Compartan la experiencia con sus hijos, padres, amigos, compañeros; intenten explicarles lo que han visto, vivido y sentido, no será fácil describir las sensaciones,  pero seguro que todos verán un brillo especial en sus ojos y en su voz  al intentarlo, serán sensaciones que quedarán alma-cenadas para siempre. Y si nace un poema de ese sentimiento, será el más hermoso y vital de los poemas…

Pero …

¿Han paseado alguna vez por un pueblo abandonado?

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Fotografía de Ainielle realizada por Ana Victoria Campo (Aventarte)
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Acérquense a Ainielle, o a cualquier pueblo abandonado, seguro que hay uno cerca de donde usted vive (http://mapa.pueblosabandonados.es/), procure dejar el coche en la afueras y adéntrese paseando por esas callejas sinuosas hoy quizá más claras por la ausencia de tejados o paredes, por la ausencia de ventanas, quizá por la propia ausencia…

Durante el paseo verá como se cruza con la muerte en todos sus sentidos, mírela de frente, y sabrá lo que es morir de soledad y de abandono, de desprecio y de locura, verá la muerte fría y lenta, la muerte loca y cuerda, seguro que verá la muerte más cruel en el olvido … Y mire como el tiempo tampoco allí se ha detenido, la muerte siempre avanza, la muerte todo se lo traga.

Intente luego compartir esta experiencia… el brillo de los ojos se ha perdido, esto no es Ordesa amigos, esto es la muerte disfrazada de amarillo.

Susana Hernández

12 comentarios en «La lluvia amarilla»

  1. A mi me gusta mucho ir, a ver, a oler, a escuchar, a pasear, a respirar… el Pirineo.

    Y uno de esos momentos que tengo alma-cenado, es mi visita a Ainielle. No es una excursión complicada, pero tampoco es un paseo. Fácilmente te haces una idea de lo que suponía vivir en pueblos tan aislados, por lo difícil y también por lo maravilloso que es el entorno.

    Reconozco que no he leído “La lluvia amarilla” aunque desde hace mucho tiempo lo tengo en mi lista. Después de leer tus palabras, ha vuelto a los primeros puestos.

    Besos.

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  2. Fue a Ordesa, y elgimos precisamente la excursión de Cola de caballo, paramos a mitad de camino, en un río, con unas vistas espectaculares. Tengo un buen recuerdo (encima era en los inicios con el maridito, jeje). Te harè caso, porque en realidad a mí eso de ver pueblos abandonados me gusta, te deja la imaginación totalmente libre para imaginar lo que tuvo que ser. Nos sabía que existía un mapa de pueblos abandonados 😀
    Sobre el libro, me parece interesante para vivir esa experiencia de cambio tan radical que hizo vaciarse de gente todos estos pueblecitos.
    En fin, qué decirte, que muy buena reseña como siempre y (¡Oye! ¡estás muy prolífica últimamente!, jeje)
    Abrazos más besicos

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  3. Pero querida Icíar, nunca dejarás de sorprenderme!!!!!!!!
    Así que has etado allí, y has ido de caminata y no a esquiar… jajaaja Seguro que fue idea del maridito jajajaj. Pues nada, nada, ahora tendrás que animarte a subir a Monte Perdido, no?

    En serio, que me alegro mucho que te gustase ese agradable paseo, Ordesa es un sitio muy especial, en cuanto a visitar pueblos abandonados, desde luego que son sitios para dejar que la imaginación vuele, pero a mí me dan mucha pena, aunque entiendo que en algunos de esos pueblos la vida era durísima y el hombre ya no está preparado para ese tipo de vida, aunque tal como se están poniendo las cosas igual vemos resurgir a los ermitaños…

    Pues muchas gracias por tu comentario, y bueno parece que he tenido una racha de buenas lecturas jejejejej, esta, de hecho, imprescindible.

    Besicos!

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  4. leyéndote me da una tristeza enorme pensar que de momento, no puedo pasear, oler, ver los parajes abandonados de mi país porque viajar en carretera se ha vuelto muy peligroso. Estamos con las vías de comunicación secuestradas por maleantes; días antes de navidad fueron baleados (de la nada) tres camiones de pasajeros resultando en la muerte de 16 personas…ni siquiera era para robarlas…están matando por matar…
    así que este libro me lo salto, que no está el horno para bollos.
    Un beso,
    ale.

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