Lolita, de Vladimir Nabokov

LolitaEste es quizás uno de los libros que más aparecen en las listas de los libros que leer antes de morir y de los más controvertidos del último siglo. Y también se encuentra en las listas de todos aquellos amantes de la literatura, que se prometen leerlo al menos una vez en la vida. Y así estaba en la mía… Pero, de lo que me he dado cuenta, es que Lolita no es cualquier lectura que elegir entre los libros pendientes de la estantería. Hay que elegir cuidadosamente el momento en el que la lees, estar preparado mentalmente, y dedicarle el tiempo que merece.

Lo que oí de esta novela antes de leerla es que era simplemente una historia “sobre un pederasta y sus violaciones a niñas inocentes”. Pero creo que es un error decir simplemente esto sobre esta peculiar novela porque es mucho más que eso.

Como yo lo veo, Nabokov nos presenta a Humbert Humbert, un hombre solitario de unos 40 años cuya obsesión y única pasión en la vida son las “nínfulas”, niñas de unos 12 años que, a su parecer, muestran su sensualidad y logran corromperle con sus actitudes y sus faldas y “vestiditos”. Este es un punto muy importante en el libro, ya que está narrado en primera persona por este protagonista y desde el principio se observa una autojustificación por su parte ante su depravación y obsesión por estas niñas. E intenta que el lector no le juzgue, y a veces incluso habla de sí mismo en tercera persona.

Esta es una de las cosas que me parecieron más interesantes a lo largo de la novela, esa constante autojustificación de este señor, que busca que se le excuse por todos sus actos a lo largo de toda la trama. Y vamos viendo que no tiene límites ante su obsesión, algo que está presente en su interior cada día. Pero, a su vez, también me gustó mucho la narración de Nabokov, en palabras de Humbert, respecto a las “nínfulas” por las que se ha sentido atraído a lo largo de su vida y a las que ha amado en el sentido más sexual de la palabra. Se observa, sobre todo, en la descripción de Lolita: ternura, cariño, adoración, devoción… La describe con todo lujo de detalles, incluso sus aspectos más negativos, por lo que cuando acabas de leer sientes que conoces a esta joven quizás incluso más que él mismo.

Y esto me llamó especialmente la atención porque no me lo esperaba. La sutileza con la que trata este tema, a pesar de lo extremadamente evocador, enfermo y sexual que es, sorprende y te descoloca ante lo que esperabas encontrar en el libro. Por eso creo que Nabokov me ha atrapado tanto. Lolita es un libro, en ocasiones, demasiado denso y descriptivo, que se anda por las ramas, pero que logra mantenerte pegado a él hasta que desentrañas todos los cabos sueltos de la historia.

Pero, ante todo, de algo que me he dado cuenta después de leerlo, es que un libro muy maduro que hay que leer sin prejuicios, porque sino es imposible seguir leyéndolo. Hay que tener presente desde el principio que es una narración en primera persona de un hombre enfermo, poseído por una conciencia sexual y una obsesión por las niñas apenas desarrolladas sexualmente que no tiene límites.

Personalmente, Lolita ha conseguido fascinarme y asquearme a partes iguales. Y no se me ocurre, por el momento, ninguna novela que haya logrado despertar en mí ambos sentimientos a la vez. ¿Por eso es tan especial? Rotundamente, no. Quizás lo más especial, como he explicado anteriormente, es su narración. Cómo une la sutileza y la provocación, la sexualidad y el amor, lo correcto y lo incorrecto, lo moral y lo inmoral… Esto es lo que Lolita me ha inspirado a mí y por lo que creo que todo el mundo debería leerlo al menos una vez en la vida.

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