Lucifer. Sangre en las calles, de Richard Kadrey y VV. AA.

sangre en las callesYa comenté en la reseña de Padre Lucifer, igual un poco de pasada y por eso ahora me voy a explayar, que Lucifer no es el malo de la película. Arrastra el peso de la mala fama que le ha endosado la otra parte, la de los que han escrito la versión mayoritariamente aceptada del cuento. Pero lo cierto es que gracias a él tenemos el poder de decisión. El libre albedrío, y es algo por lo que está dispuesto a luchar las veces que haga falta. De hecho, Lucifer ha salvado nuestro mundo un par de veces y volverá a hacerlo cuando haga falta o cuando le toquen las bolas.

En el tomo anterior habíamos visto como tras la muerte de Dios algo que decía ser Dios, aunque su aspecto recordaba más a una mezcla de cucaracha y criatura lovecraftiana, ocupaba su lugar y proclamaba ser un nuevo dios que despreciaba el libre albedrio, pretendía rehacer el mundo a su imagen y semejanza y obligar a todos a seguir el mismo camino. Y eso es algo que a Lucifer le jode sobremanera. Eso y que claro, para rehacer el mundo la Presencia tiene que destruir previamente el actual. Padre Lucifer acababa dejándonos con ganas de más al acabar con Lucifer y Mazikeen coincidiendo en querer matar a Dios.

Sangre en las calles no entra directamente en materia. Hay dos historias cortas antes de eso. Dos historietas pseudonavideñas que sirven de aperitivo y parecen estar desconectadas de lo gordo que vendrá a continuación pero que tienen detalles que habrán de tenerse en cuenta para el desarrollo posterior del cómic.

Y ya sí. Una vez calentitos podemos disfrutar de un cierre por todo lo alto con una batalla a punto de empezar en el Cielo, otra en el Infierno y combatientes de ambos bandos pululando por La Tierra entre los humanos.

El bando de Lucifer contará con aliados nuevos (o al menos yo no los recuerdo) como Arabelle Crane, que viene a ser una Hellblazer en femenino, una megaespada y alguna que otra sorpresa.

El bando de Dios contará con un montón de ángeles bajo su influjo hipnotizante y el hijo de Lucifer, que sigue emperrado en matarle y también en reinar en el Infierno.

Por su parte, Makizeen quiere recuperar el Infierno, pero su ejército ha quedado diezmado y tendrá que hacer lo que pueda con unos pocos demonios y una fantasmita. Pero Mazikeen no se amilanará. Y además de lista, –hay que serlo para ya no solo gobernar, sino para vivir en lugar así–,  cree que “la lealtad suele vencer al número.”

Ni un minuto de tregua, entretenimiento durante cada maldita página y un dibujo espectacular que me ha encantado. Lucifer dibujado como una mezcla del Constantin y Bowie, elegante, carismático, arrogante, chulito pero inteligente, ágil y resolutivo.

La historia te secuestra por completo, te aísla. Supongo que en parte es por toda la mitología cristiana, pero aparte de eso, el guion es tan increíblemente poderoso que no puedes evitar leerlo de una sentada. Te sorprende. Es hábil, es una historia atractiva tanto individual como colectivamente en el contexto global de la colección.  La riqueza de los personajes, el historial que arrastran del pasado literario/bíblico/mental, los matices, la filosofía… Todo hace de este personaje y sus cómics, algo que es jodidamente obligatorio de leer y esta es una de esas reseñas en las que me quedo corto y no sé cómo más alabar una obra.

Y, por otra parte, como en todos en los cómics de esta “naturaleza preternatural” los giros son indispensables pero también lo es que estos sean creíbles, que no chirríen y que sorprendan para bien, algo que se ha logrado con creces.

Tenía mis dudas, dije en la reseña anterior. En su día Lucifer fue una gran serie, sigue siendo una de mis favoritas y le tengo un cariño especial. Por eso las dudas y los miedos. Porque cabía la sospecha de que recuperar tan icónico personaje de una serie finiquitada doce años antes, y además concluida con un cierre que no dejaba mucha opción de continuidad, era tan solo una maniobra para vender cómics. No sé si habrán vendido muchos, pero desde luego estos tres tomos, Cielo frío, Padre Lucifer y Sangre en las calles, son una continuación más que digna que, creo yo, satisfará a los que les enamoró la saga de Carey.

¡Larga vida a Lucifer!

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