Poema de la almohada y otras historias, de Gian Carlo Calza

poema-de-la-almohadaArte. ¿Cómo se reseña un libro de arte? Lo más sencillo sería centrarnos en su contenido, describiéndolo de forma pormenorizada, pero eso restaría a su vez cierto valor a la hora de abrir el libro ya que, si yo me decidiera a hacer una exposición detallada de cada una de las páginas que aparecen en Poema de la almohada y otras historias estaría dejando al público sin la oportunidad de descubrir lo que esta maravilla contiene. Lo más complicado, a su vez, es construir un análisis que relacione cada uno de los conceptos, tanto artísticos como históricos, de lo que se nos propone en este libro. Así que, como yo tiendo a ser una persona bastante equilibrada, optaré por crear una reseña que se mueva entre el término medio, haciendo que los lectores puedan ver lo que se van a encontrar al abrir este libro – u objeto de arte, si hay que hablar con sinceridad – y también analizando cómo Gian Carlo Calza ha hecho una labor impresionante de recolección de algunos de los trabajos eróticos más representativos que existen en cuanto a cultura japonesa se trata. Habrá que entender, además, que yo no soy un experto en la materia y que, como tal, la subjetividad y la pasión que, a veces, sobrevuela alguna de las reseñas que escribo viene a acercarse más al lado emocional de lo que me ha provocado la obra que a la simple descripción de un contenido que, nunca hay que desmerecerlo, habla por sí solo. ¿Cómo se reseña un libro de arte?, me preguntaba al principio. Sigo sin saber la respuesta exacta, pero al menos vamos a intentarlo.

Uno tiene que olvidarse de argumentos, de prosa o narrativas que excedan o dejen en evidencia la capacidad del autor por hacernos llegar el mensaje que se pretende. En Poema de la almohada y otras historias lo que prima es lo visual, ese sentido que llena de imágenes nuestro cerebro y que consigue, a través de la vista, que todos nuestros otros sentidos se vean contagiados. Gian Carlo Calza nos presenta aquí algunos trabajos eróticos que trascienden mucho más allá del arte y nos lleva a contextualizar las obras a través de la sociedad japonesa de la época. Al fin y al cabo, el arte no deja de ser un reflejo – libre a veces, fiel hasta el extremo en otras – de la sociedad y, como tal, puede llevarnos a estar ante un espejo de la moral, de la represión también, o del sexo más puro, traducido en esta ocasión en los trabajos que se exponen en estas páginas que, como si salas de un museo se tratasen, nos explican quién es quién y qué significan aquellas escenas que, no hay que olvidar, representan el arte. Quizá por eso me resulta tan complicado separar la parte emocional de esta reseña, intentando controlar el exceso de sensaciones, ya que para mí el arte no se vive únicamente en lo visual sino también en lo que hay alrededor de lo que se nos presenta como imagen. Un estudio increíble, o al menos una exposición increíble, que nos invita a indagar todavía más en una época tan desconocida para el gran público como llena de recovecos que pueden sorprendernos.

Así y todo, ¿cómo hay que tomarse entonces Poema de la almohada y otras historias? Mi consejo es hacerlo como si se tratase de una introducción sobre la cultura japonesa en general y el arte en particular, que Gian Carlo Calza nos trae de la mano de estos trabajos eróticos. ¿Es, por tanto, un libro incompleto? No lo es, para nada. No han de malinterpretarse mis palabras. Simplemente quiero dejar constancia de que, más allá de lo que nos plantean estas páginas, hay mucho más por descubrir. El arte, en sus infinitas variaciones, tiende siempre a expandir el mundo que conocemos y tratarlo de una forma que pocas escuelas pueden comparar – ya sea tanto en su contenido como en su forma expresiva -. Uno no debiera perder nunca la oportunidad de, como me ha sucedido a mí, encontrar en un libro una experiencia que va mucho más allá de la simple lectura y que contribuye, como bien hace esta obra, a crear un espacio tanto de observación como de aprendizaje que ha de guardarse en un rincón de nuestra memoria – y de nuestra librería particular – para siempre.

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