Vibrato, de Isabel Mellado

Vibrato

Hace unos meses reseñé Tríos de Anagrama y en aquella reseña dije que lo que más me había gustado de aquel compendio de relatos basados en el concepto de trío era el haber descubierto la escritura de Isabel Mellado. Y como suele pasar cuando descubres a un autor nuevo lo primero que hice fue buscar qué libros tenía publicados la chilena. No encontré gran cosa, pero sí un libro de relatos que había llamado la atención de bastantes lectores. Metido en esa primera búsqueda de tanteo, descubrí que a los pocos meses Alfaguara publicaría su primera novela. De la autora, no de la editorial, claro. Noticia feliz. Esta es aquella primera novela de Isabel Mellado que vi anunciada: Vibrato. Y antes de que dejéis de leerme: no os la podéis perder.

Dice la faja del libro que lo que tenemos delante es «La literatura hecha música. La música hecha literatura». Y no pueden tener más razón. Isabel Mellado, aparte de escritora es violinista, y Clara (No-Marta), también. Clara es la protagonista (ya entenderéis lo de No-Marta) y a quien acompañamos desde su infancia en Chile hasta su viaje a Alemania con el fin de convertirse en concertista. Como si estuviéramos tumbados en su violín, leyendo Vibrato sentimos cómo la música es capaz de hablar en prosa, de decirnos cosas que hemos sentido también nosotros y a las que nunca hemos sabido ponerle palabras. Pero ella sí. Porque una de las cosas que más me gustaría destacar de Isabel Mellado es su capacidad para decirlo todo. A veces de la forma más clara posible, otras, con el uso de las metáforas más rocambolescas y preciosas que he leído en años: que las estrellas son las migas que alguien sacude de un mantel negro, que el oleaje es el eslogan del mar, que nosotros solo somos botellitas de perfume de Dios. Es tan bueno todo lo que escribe que te da igual no tener ni idea de música clásica.

Vibrato, en sí, no como título, es una desafinación programada, intencionada; y ese vibrato es lo que Mellado intenta aunar a su vida o a la de Clara. La vida como vibrato. Sin mayúsculas. De una infancia en Chile con un padre alcohólico, una madre secundaria y un hermano demasiado principal, Clara parte a su vida con una sensibilidad sin límites que le lleva a verlo todo desde el colchón de la música, su salvación. Todo es música en Vibrato porque todo en esta novela es lo que Clara ve, y lo que ve solo es música. Árboles, comida, personas, Chile y Alemania, el amor, la pena y el sufrimiento, todo como un repertorio de canciones que conforman una vida.

Del amor al desamor, de la entereza a la ruptura y la pérdida, de la armonía musical a la desafinación más brutal. Todo a través de una prosa que esconde versos, que esconde el ritmo de una muy bonita canción. Aramburu destaca en la contracubierta del libro los diálogos como «súbitas ráfagas de poesía» y no, Fernando, todo lo es. Me acuerdo, escribiendo esto, de una canción en la que la voz le canta a una mujer que se unten ambos resina en el cuerpo para cuando venga el viento. Aquí no hace falta. Aquí lo mejor es dejarse sacudir por el fuerte viento que esas «súbitas ráfagas de poesía» traen página a página. Muy recomendable novela. ¿La primera de más?

 

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