Accidente

Accidente, de Max Frisch y Uwe Johnson

Accidente pertenece al tipo de novelas que precisan que el lector conozca el contexto en el que fueron escritas y quiénes fueron sus autores para poder tener un entendimiento cabal de sus diversas capas de significado. Además, sobre todo en la parte escrita por Uwe Johnson, hay tantas referencias literarias, filosóficas e históricas –la mayoría, además, son bastante sutiles y también son bastante rebuscadas, de modo que el lector no avisado apenas si se da cuenta. En conclusión y para que el lector quede avisado: Accidente es un libro pequeño pero matón, de cierta carga intelectual.

Afortunadamente, se puede leer sin problemas y se puede disfrutar aun sin el bagaje ni el conocimiento previo que sí son necesarios para un entendimiento más completo de la obra. (Además, contando con que, seguramente, la mayoría de los lectores nos acercamos a Accidente sin ese minucioso conocimiento previo, esta edición de Accidente incluye una detallada exégesis firmada por Norbert Mecklenburg, sobre la cual volveré después).

Accidente es una obra que se puede considerar escrita a dos manos, pues consta de sendos relatos de Max Frisch (1911-1991)y de Uwe Johnson (1934-1984), titulados, respectivamente, Apuntes de un accidente y Apuntes de un accidentado. El segundo fue escrito por Johnson como respuesta al primero, pero también como respuesta pública a lo dicho por Frisch en conversaciones entre ambos autores, que mantuvieron una amistad no exenta de desacuerdos, por lo que parece. Ahora bien; no son dos variaciones sobre un mismo tema. De hecho, quizá se puede afirmar que los relatos son opuestos mutuos en muchos aspectos.

Apuntes de un accidente es justamente eso: el relato de dos vidas accidentadas, truncadas por un siniestro de tráfico. El relato está escrito de forma aparentemente distanciada de los personajes de los hechos que narra, con una pluma como un aparente bisturí que corta, divide y selecciona y, finalmente, nos cuenta una historia en la que Max Frisch utiliza un estilo falsamente objetivo, y cuenta una anécdota que parece poco trascendente –un accidente es un drama, pero su efecto es muy limitado y, por la forma en que nos la relata Frisch, no parece un suceso de gran potencial literario– pero que descansa sobre varias capas de significado.

No conocía anteriormente a Max Frisch, y me ha sorprendido gratamente la capacidad que exhibe para invocar significados profundos a partir de una escritura sencilla –aunque producto de una técnica muy elaborada; ya hablamos del bisturí con el cual corta y selecciona justamente lo más relevante para sus propósitos, haciendo que la selección parezca algo natural, cuando está cargada de intención– y de alcanzar una gravedad casi alarmante en el intervalo de unas pocas páginas, hasta un desenlace que nos hace pensar.

Muy distinta es Apuntes de un accidentado, obra de Uwe Johnson y que tiene mucho de autobiográfico. En este relato, el protagonista –a quien se da en llamar Hinterhand como nombre de guerra y del cual se nos ofrecen multitud de detalles biográficos, aunque, paradójicamente, el personaje siempre permanece semioculto a nuestro conocimiento– es un intelectual de vida muy intelectualizada, la cual, en su vertiente privada y marital, lo empuja casi irremediablemente a matar a su mujer al sentirse víctima de una doble traición –conyugal y política– por parte de ella.

A diferencia del relato de Frisch, éste de Johnson es de lectura pausada, con párrafos que aconsejan una relectura, pues están escritos en un estilo alambicado, rebuscado y que en muchas ocasiones se hace francamente ingrato. Sin embargo, se puede entender que tal estilo hipertrofiado y superintelectualizado no es más que el reflejo fiel de la vida de Hinterhand, una vida artificiosa y sometida al peso de una excesiva racionalización e intelectualización. Se nos da a entender que el afán por someterlo todo, incluso las pasiones naturales del hombre, al análisis de la mente y a la presunta sublimación por medio del intelecto invade también la relación de pareja del señor y la señora Hinterhand.

Lo más interesante, a mi juicio, del relato de Johnson es esa profunda ironía que lo permea en su totalidad. Se trata de la lucha de un intelectual extremo por entender su propia vida y dotarla de un significado que, en el fondo, no tiene, como lo demuestra su fracaso personal.

Como decía antes, el volumen incluye una larguísima nota final, a modo de explicación y contextualización. Viene a ser algo así como el comentario del director en el DVD de una de esas películas “para pensar”, y se puede leer y entender mejor la obra, pero también pasar de ella y quedarse cada uno con su menos perfecta, pero más natural interpretación.

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