La verdad de la señorita Harriet

La verdad de la señorita Harriet, de Jane Harris

Prepárense para obsesionarse, para no poder dejar el libro salvo por fuerza mayor y para necesitar un tiempo para recuperarse de él, para ser embrujados por la historia y por unos personajes reales como la vida misma, sobre todo por uno de los más memorables protagonistas de novela de los últimos años: Harriet Baxter, la narradora de La verdad de la señorita Harriet, el magistral tour de force de Jane Harris. No en vano, con esta novela la autora fue preseleccionada para el prestigioso premio literario para féminas Orange, y ha supuesto su confirmación como una de las mejores escritoras contemporáneas del Reino Unido, después de The Observations (inédita en español).

La verdad de la señorita Harriet es un libro maravilloso y terrible a la vez. Es, además, un trabajo en el que se adivina la mano de una concienzuda artesana, Jane Harris, quien va presentándonos personajes, situaciones, detalles que en un momento parecen nimios y que sólo demuestran su pleno sentido en la trama 100 o 200 páginas después. El resultado es una obra en la que, como en Las Meninas (por hacer un símil a tono con el arte de la pintura, profesión a la que se dedica uno de los personajes del libro), todo figura por una razón, nada es fruto del capricho ni de la necesidad de un autor de recrearse en su propia pluma.

Y después de ponerles en situación, una advertencia: no sólo deberían evitar cualquier (otra) reseña de este libro, sino que les sugiero abstenerse de leer incluso la contraportada o cualquier resumen que aparezca en librerias de venta por Internet u otros sitios. Empiecen a leer La verdad de la señorita Harriet sabiendo que la tal señorita es una dama inglesa de unos 80 años que, desde su hogar en Londres, alrededor de 1883, donde disfruta de una vida serena y acomodada, comienza a escribir sus memorias de una época, 50 años atrás, muy feliz para ella: aquélla en que, en un viaje a Glasgow, conoció al joven y prometedor pintor Ned Gillespie y a su familia: su mujer, la hermosa Annie; sus hijas, Sibyl y Rose; su madre, Elspeth; sus hermanos, Mabel y Kenneth; y, con ellos un mundo nuevo de amistad, arte, confianza y camaradería. Y es que, tras conocer a Ned y, después, accidentalmente, a Annie y a Elspeth, la señorita Harriet se convertirá en íntima amiga de la familia, y se abrirá para ella, en fin, una nueva etapa con sensaciones y emociones nuevas que en su vida anterior –huérfana, alejada de su padrastro y con la muerte de su tía aún reciente– no podía ni imaginar.

La vida de Harriet ha cobrado un nuevo giro y todo parece ir bien, pero, al mismo tiempo, Jane Harris va dibujando, con sutileza y con información muy bien medida y administrada, unos perfiles oscuros que cobran cada vez más presencia; notas discordantes que, si bien parecen altibajos típicos de la vida de cualquier familia, están teñidos desde el principio de un aire de fatalidad. Pues, antes de empezar a rememorar, la señorita Harriet nos advierte de que su amigo Ned acabó suicidándose. La verdad de la señorita Harriet consiste en que ella nos cuenta cómo vivió lo sucedido.

No busquen información ni opiniones acerca de esta historia. Simplemente, sumérjanse en ella. Cosa nada difícil, puesto que todo está vivo en esta novela: el Glasgow de aquella época, en pleno apogeo gracias a la Exposición Universal, cobra vida gracias al talento y a la labor de documentación de Jane Harris (una vez hayan terminado su lectura, y si no pueden quitarse el libro de la cabeza –como es probable que suceda– pueden echar un vistazo a la web de Harris, donde comparte con los lectores algunos de los objetos que le sirvieron de inspiración, aquí). La parte brillante, bella y refinada de Glasgow, así como los barrios de clase media, los cafés y chocolaterías, los jardines y, por último, los barrios humildes. Y cobran vida los personajes: la excepcional –en muchos sentidos– Harriet Baxter, una protagonista y narradora memorable, y un acabado retrato de cierto tipo de mujer de cierta época, exhaustiva y personal cronista de su tiempo, tanto en sus observaciones –donde hace gala de un ácido sentido del humor, presente, por otra parte, en toda la novela y por boca de otros personajes– como en su propia forma de vida, sus actitudes, sus deseos y sus muchas limitaciones sociales y psicológicas.

Mención aparte merece la portada de La verdad de la señorita Harriet, aspecto en el que, a mi entender, supera a diversas ediciones en lengua inglesa que he visto por Internet. Aparte del sencillo pero atractivo juego de colores, me gusta porque me recuerda a las portadas que Tom Adams dibujó para las novelas de Agatha Christie. Como aquéllas, es ésta una portada que forma parte del relato, pues éste se puede empezar a leer desde la propia portada, diseñada por Marta Borrell e ilustrada por Elsa Mora.

Es casi imposible abandonar la lectura de La verdad de la señorita Harriet; es un elegante drama de época y una novela psicológica de una intensidad a ratos casi insoportable, capaz de competir en tensión y en evocación del horror humano con todo un Stephen King. Les puedo recomendar este libro como –lo puedo decir desde ahora mismo– uno de mis favoritos de 2013.

11 comentarios en «La verdad de la señorita Harriet»

  1. Me alegro mucho de que te haya gustado mi reseña, muchas gracias por tu comentario, Margari. Si lees esta novela, espero que te guste tanto como a mí. ¡Un abrazo! 🙂

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  2. Me gustó la novela aunque me pareció demasiado descriptiva y lenta en algunos pasajes. Inquietante el final y en general la ambigüedad que destila toda la historia, que considero sus puntos más favorables.

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  3. ¡Hola, Joss! Desde luego, termina a lo grande, sin embargo el final fue precisamente lo que menos me convenció a mí. Quiero decir que me gustó, pero me pareció que rompía demasiado con todo el resto de la novela. Estoy de acuerdo en que hay mucha descripción, aunque a mí esas partes no se me hicieron nada pesadas.

    Celebro que te gustara la novela. Gracias por comentar mi reseña 🙂

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  4. Lo terminé de leer ayer tarde y me pasé la noche dando vueltas al tema en la cama. Impactante. Me pareció un poco aburrido el relato del juicio, pero todo lo demás es genial. Es más, he vuelto a repasar capítulos para comprender mejor la historia. Un libro muy, muy bueno.

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  5. Me alegro mucho de que te haya gustado, Carmen, y te agradezco que lo hayas comentado aquí. En mí también tuvo ese efecto: seguí dándole vueltas un buen rato 😉

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  6. Lo termine de leer hoy despues de leer todo el dia sin parar y no puedo dejar de pensar en el libro!
    Era ella la que maquino todo?parece atraccion fatal victoriana!estoy errada?
    Es verdaderamente un libro inquietante y muy descriptivo

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    • ¡Hola, Silvana, y gracias por animarte a comentar! Creo que una de las cualidades de este libro es que no zanja nada, deja que cada uno pueda interpretarlo como quiera. En verdad es muy inquietante.

      ¡Un saludo! 🙂

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  7. Hola, me gustaría leer la novela, pero temo que el hecho de que hayas comentado que Ned Gillespie termina por suicidarse signifique haber adelantado mucho de la trama de la novela y que, por tanto, pierda un poco su encanto. ¿Esto es así? Lo pregunto porque no vi en ninguna otra reseña que se mencionara eso y no quiero leerla sabiendo de antemano ese dato, que puede ser importante. Saludos desde Argentina.

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    • ¡Hola, Gonzalo! En primer lugar, gracias por tu comentario. Y no te preocupes, el suicidio de Ned Gillespie se desvela al principio de la novela.

      Un saludo y que disfrutes de la lectura 🙂

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  8. Me quede intrigado recien lo termine y estpy viendo opiniones por todos lados para ver si es la culpable o no? Por a se presta mucho a la ambigüedad, y realmebte me parece mas culpable q inocente

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