Los malditos. Libro Primero: Antes del diluvio, de Jason Aaron

los malditosMola mucho, si se hace bien, coger a los personajes de fábulas o cuentos conocidos por todos, o casi todos, y poder reimaginarlos, resituarlos, ampliar sus horizontes, inventarles nuevas historias y darles la oportunidad de ser protagonistas en nuevas historias. Porque solo conocemos aquello que nos han contado de ellos, pero queremos saber qué pasó con ellos antes, o después de aquello por lo que les conocemos. Mola mil darles una vida nueva, que dejen de ser parte de una gran novela coral en la que solo son protas por un breve espacio de tiempo, enseñarles todo lo que pueden hacer, sacarlos de su bucle repetitivo y, tal vez, prestarles un nuevo enfoque. Mola mucho. Mola tanto, que, autobombo, yo mismo lo he hecho en alguna de mis historias y, además, con el protagonista de este Libro Primero de Los malditos, Caín.

Caín, “el inventor del asesinato”, el que está marcado por Dios para que ningún hombre lo mate, lleva los mil seiscientos años transcurridos desde el episodio aquel del Edén, la serpiente y la manzana, vagando sin rumbo de un sitio a otro, inmortal y errante, en busca de una muerte que le libere de su maldición.

Para, para, para… O sea, que,… ¿esto es algo bíblico? Bueno,… sí, pero no. Porque parece mentira que con la de historias basadas o inspiradas en el famoso libro podamos asistir a algo realmente nuevo y original con ese telón de fondo. Pero, ¡eh!, lo tenemos. ¡Y vaya si es nuevo y original! Esto, nenes, es el puñetero Génesis en versión Mad Max. Un western bíblico o, incluso, ¿por qué no?, un noir bíblico y no exagero un pelo.

“Hace tiempo tuve una familia. No nos fue bien”.

Estamos en un mundo posapocalíptico antes del apocalipsis diluviano. Sí, parece un oxímoron, y, de hecho lo es, pero es lo que tenemos. Un mundo salvajísimo lleno de violencia, depravación, crueldad, mutilaciones, violaciones, esclavitud infantil, en el que humanos conviven con animales de todo tipo, incluidos los monstruosos que recuerdan a dinosaurios. Un mundo seco también, en el que la comida escasea y lo primordial es sobrevivir a toda costa. Vamos, el mismísimo puto infierno en La Tierra.

La humanidad se nos presenta como un experimento fallido y el mundo como un lugar lleno de blasfemias (sin ir más lejos el primer bocadillo es un gruñido y el segundo  ya es un “¡Me cago en Dios!”), y vocabulario malsonante (cabrón, follamugre, hijo de puta, comechochos,…y otras lindezas de ese palo que no creo que salgan en la Biblia) que se supone es como era antes del diluvio. Y como precisamente el diluvio aparece en el título de este primer tomo, era lógico que tuviéramos que encontrarnos con Noé.

Noé, que se define como salvador de la humanidad, que es leñador en busca de madera para construir su preciada arca, pero que no por ello deja de ser un asesino más, un fanático con un hacha que no vacila en quitar de en medio a quien le estorbe de la manera más sanguinaria si le apetece. Vaya, un Noé totalmente distinto al que conocíamos, que supera con mucho al visto en la cinta de Aronofsky. Todo un cabronazo que tropezará con nuestro protagónico antihéroe y de cuyo encuentro saltarán más que chispas.

A destacar también las pullitas de Caín a Dios y las reflexiones que va soltando de vez en cuando en torno a Él/Ella/Elle/Ello (“si Dios nos creó a su imagen y semejanza y somos capaces de tantas atrocidades, ¿Dios es así?”).

El dibujo logra traspasar al lector la sensación de suciedad, de lugar yermo, de hostilidad y depravación que flota en la historia. La crudeza del mismo puede causar en un primer momento algo parecido al rechazo, pero poco a poco vas acostumbrándote y comprendiendo que es el tipo de dibujo perfecto para la historia que estamos leyendo.

En resumen, un divertimento de principio a fin, una lectura que engancha y que te pide seguir con el segundo tomo (aún en proceso).

Los malditos. Libro Primero: Antes del diluvio gustará a quienes quieran una buena historia y consideren a la Biblia como un mero libro sin mayor trascendencia; que no se escandalicen ni rasguen las vestiduras porque lo que en este cómic se encuentren se aparte de lo que aparece en las Escrituras. A aquellos que busquen lo que he expuesto en el primer párrafo, pero también a aquellos que simplemente busquen un buen entretenimiento. De seguro, todos ellos querrán leer el segundo tomo.

Amén.

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