Primavera azul, de Taiyo Matsumoto

primavera azulLa maldita adolescencia: ese momento de locura transitoria en el que las personas se convierten en una inestable bomba de relojería. Personalidades volátiles y cambiantes que estallan por una mirada inoportuna, una palabra malinterpretada o una situación que, a priori, no vaticinaba un desenlace de cariz violento. ¿Qué pasa contigo? ¿Qué coño miras? Si quieres pelea la tendrás. Parece una buena idea reunir a todos estos muchachos y muchachas, que intentan tomar el control de un cuerpo que parece ir a la deriva, en un mismo lugar. Añadámosles, en algunos casos, marginalidad, drogas y la falsa creencia de ser eternos. No existen peligros, la inmortalidad les ampara. Morir es solo de viejos. Sí, parece una buena idea concentrarlos en un único edificio que les infunda la engañosa sensación de perder su libertad. El instituto: un polvorín atestado de seres frágiles y cargados de inseguridades que solo buscan subsistir. De este tipo son los personajes y las situaciones que vamos a encontrar en Primavera azul, la última obra del mangaka Taiyo Matsumoto publicada por ECC.

Primavera azul de Taiyo Matsumoto es una recopilación de siete historias que nos mostrarán el lado más extremo de lo que significa ser adolescente. Extremo porque el autor añade elementos como las drogas, la violencia a través de las armas o el más hondo desprecio por la vida; la de los demás y la propia. De hecho, las primeras cuatro páginas del manga ya son toda una declaración de intenciones de lo que nos vamos a encontrar a continuación. Cuatro páginas de color ocre que muestran a jóvenes divirtiéndose, comiendo, peleándose e incluso suicidándose. Jóvenes con el rostro marcado por el sufrimiento y con la mirada perdida que, aun rodeados por una multitud, se sienten solos e incomprendidos.

Si eres feliz y ya lo sabes, bate palmas es la primera de las historias que encontraremos en Primavera azul. Un comienzo por todo lo alto; en varios sentidos. Un relato sobre muchachos que se ven en la obligación de mantener su estatus en el instituto mediante un juego arriesgado que pondrá sus vidas en peligro. Igualmente ocurre en Revólver, un relato contado en tres actos en el que el autor introduce una variante: un arma de fuego que puede cambiar la vida de sus dueños. En Verano de mahjong un grupo de jóvenes deportistas se enfrentan al estrés que tienen que soportar ante la posibilidad de acceder a la final de un torneo de baseball. Muchachos que intentarán rebajar dicha tensión jugando al mahjong y descubriendo que se juegan en esos partidos más de lo que creen.

Y así hasta siete historias: truculentas y extrañas, como la de Paz; divertidas, distendidas y que muestran lo que significa la amistad a esas edades (como en ¡Los restaurantes familiares son nuestros paraísos!) o amar hasta la últimas consecuencias (véase ¡Esto no está bien!); o agradablemente reveladoras, como la de Señor Suzuki, en la que asistiremos a los primeros pasos juntos del yakuza conocido como “El ratón” y su joven pupilo Kimura, tiempo antes de que se cruzaran con Blanco y Negro, los niños protagonistas del manga Tekkon Kinkreet; la magnum opus del autor.

Fue dicha obra la que nos enseñó que Taiyo Matsumoto era un mangaka que se salía de lo normal. Rompía sobre todo las normas narrativas visuales llevándolas al extremo, y pasaba olímpicamente de proporciones y de dibujos de aburrida perfección. Es por ello que algunas de sus viñetas acercan al lector a un insólito, diría que onírico, mundo visto a través de una lente ojo de pez o, en otras ocasiones, de un exagerado gran angular. No importa si está narrándonos un partido de ping pong, una historia de samuráis o las desventuras de un grupo de muchachos huérfanos, pues entre las páginas de sus mangas encontraremos picados, contrapicados, primerísimos planos, perspectivas imposibles y un diseño de personajes y escenarios que se alejan totalmente del estilo kawaii del que tan acostumbrados estamos en el cómic japonés. Es, sin ningún género de dudas, un tipo de dibujo chocante, de surrealismo explosivo, que goza de una gran fortaleza descriptiva debida a su trazo inquieto y, en ocasiones, sobrecargado. Un tipo de dibujo que, afortunadamente, en Primavera azul volvemos a encontrar.

Primavera azul de Taiyo Matsumoto es un seinen de corte dramático que muestra sin tapujos y de forma realista situaciones desgarradoras y violentas en las que también hay cabida para el amor y la amistad. A esto hay que añadirle la lucidez que revela el autor a la hora de hacer un profundo y laborioso retrato sobre la psicología de unos personajes hastiados de la vida y que buscan la libertad en los lugares o de las formas más insospechadas.

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