Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa

Travesuras de la niña malaDesde hace más o menos un año y medio sigo un grupo de lectura de Facebook llamado “Club de lectura literatura +1”. Está compuesto por más de veinte mil miembros venidos de todos los países hispanohablantes del mundo. Cada mes, el búho lector (el jefe del grupo) abre la veda para que los miembros propongan libros. Se escogen las treinta primeras propuestas y luego se votan durante unos días. Así, cada mes sale un libro diferente que todos debemos leer y comentar. Pues bien, yo empecé en este club leyendo El psicoanalista, al que le siguieron obras como El Aleph, Drácula o Lolita. Este club me ha dado la oportunidad de encontrar títulos que de otra forma nunca hubiera leído y me ha enseñado que en la variedad está el gusto y que se debe leer de todo para poder opinar sobre ello como es debido.

Pero la verdad es que no todos los meses he seguido las lecturas —sobre todo, últimamente, porque estoy leyendo otras cosas y no me da tiempo a seguir el ritmo del club—, así que, armándome de paciencia, papel y boli en mano, copié en una hoja todos los títulos que se habían leído en el club desde el inicio de los tiempos (quizás unos cinco años antes de que yo entrara) y me propuse leer todos y cada uno de ellos. Esto es motivador pero también muy frustrante, porque hay que tener en cuenta que cada mes hay que sumar el libro elegido y la lista crece y crece incesantemente…

El caso es que uno de estos libros que se me habían quedado en el tintero y que no leí en su día —por pereza, básicamente— era Travesuras de la niña mala. La verdad es que la historia me atraía bastante y tuve en mis manos el libro varias veces, a punto de ser comprado y enviado a mi biblioteca, pero al final veía otro título que llamaba más mi atención y acababa procrastinando. Y es que yo tengo un problema con los escritores sudamericanos. Me cuestan y mucho. He leído a Márquez, a Borges, a Allende… y puf. Para mí, son demasiado descriptivos y demasiado intensos. Tanto que siento que coartan mi imaginación a la hora de leer un libro. Yo necesito una descripción, pero que permita a mi mente imaginar todo lo demás. Y eso, sobre todo con Márquez, me resulta imposible. Así que tenía un miedo terrible de enfrentarme a Vargas Llosa, porque no quería tener que dejar un libro suyo a medias y olvidado en el rincón donde abandoné hace ya tiempo a Márquez (sinceramente, me encantaría que esto cambiara y que algún día me descubra leyendo un libro de él con ojos fascinados). Pero el otro día lo decidí, tenía que leerlo. Y es que si se quiere opinar de algo, hay que saber de lo que se habla. Así que lo pedí y, unas semanas después, aquí estoy, intentando trasmitiros lo que me ha hecho sentir este libro.

Travesuras de la niña mala habla de Ricardo y Lily que, movidos por las rebeliones acontecidas en Perú, tienen que partir hacia Europa. Ricardo entonces era un chico inocente que no sabía de qué iba el mundo. Y en cambio Lily, por toda la vida que llevó y los asuntos donde estuvo entrometida (hasta aquí puedo leer), aprendió las lecciones que Ricardo hubo de aprender más tarde. Él, enamorado de ella hasta las trancas. Ella, sabiendo que su futuro debía estar en manos de otros hombres. Un amor imposible que se ve impulsado cada vez que se encuentran. Primero París, luego Londres, Japón, incluso en Madrid. Lily aparecía cada vez de la mano de un hombre, dentro de un matrimonio infructuoso y torturador. Y se dejaba llevar por las caricias de Ricardo cada vez que se veían en un hotel de la ciudad. La “niña mala”, la llamaba él, a sabiendas de que nunca podrían compartir eso que él llamaba amor.

Mario Vargas Llosa nos trae una novela a caballo entre lo erótico y lo sentimental. Sin cortarse un pelo en las escenas más calientes, nos transporta a diferentes ciudades perfectamente ambientadas. En cada capítulo viajaremos a un lugar distinto, con personajes nuevos y con un “mini-clima” creado exclusivamente para ese capítulo. Así, encontraremos varias historias dentro de una misma y sentiremos la frustración que siente Ricardo cada vez que ve a Lily marchar.

En cuanto a la descripción, que tanto miedo me daba, no ha sido para tanto. Vargas Llosa deja más a la imaginación que otros autores del estilo que había leído y no se me ha hecho tan pesado como otros. Incluso me ha enganchado, cosa que no esperaba en absoluto. En cada capítulo, Vargas Llosa nos deja con ganas de más; con ganas de saber qué habrá sido de la niña mala y si la pasión que vive cada vez que ve a Ricardo sigue en pie como el primer día.

Me daba miedo leer este libro. Me daba miedo tener que decirle al mundo que no me gusta Vargas Llosa. Me daba miedo tener que dejar el libro a medias y no poder recomendároslo. Pero ya veis que no ha sido así. Que lo he leído de principio a fin sin poder parar. Que he dejado la lectura que me tocaba este mes (El idiota) para poder terminar este libro a tiempo y recomendároslo a todos y cada uno de vosotros. Tanto si os gustan los escritores latinos, como si no. Tanto si os gusta la novela romántica, como si no. Tanto si os cae bien Vargas Llosa, como si no (por suerte o por desgracia, la gente juzga mucho por lo que ve a través de los televisores y a la literatura eso le importa poco). Porque es una novela que se deja leer por todos los públicos. Tiene conflictos, guerras, sentimientos, romanticismo, erotismo y más conflictos. Y un personaje principal que se deja identificar fácilmente por el lector.

Pocas palabras me quedan ya para describir esta obra de la literatura contemporánea. Sin duda, una pena no haberla leído en su día para poder comentarla con mis compañeros del club de lectura. Así que ahora vengo aquí para poder comentarla con vosotros. Ya sabéis, nunca es tarde.

7 comentarios en «Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa»

  1. ¡Hola! Pues fíjate que yo abandoné el único libro de este autor que comencé y ahora también me da miedo y mucha pereza leerle, me pasa como a ti. Y eso que García Márquez me gusta mucho. De Allende, alguno que otro también he abandonado
    Saludos

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    • ¡Hola, Marian! Es una pena, pero al final los gustos son los gustos… y si algo no te convence, mejor dejarlo y a otra cosa. Hay demasiados libros por leer como para perder el tiempo con uno que no te gusta. Aún así, a mí me ha pasado muchas veces y después de un tiempo, una segunda oportunidad les ha venido muy bien.

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  2. Creo que estas mezclando un poco, Borges no tiene nada que ver con Allende ni con Garcia Marquez. Hay toda una literatura Latinoamericana que se sale del cliché tercermundista de Macondo y las descripciones avasallantes. Borges es un ejemplo, Juan José Saer y más cercano en el tiempo, está Roberto Bolaño, chileno y referente más actual de lo que viene desde el otro lado del charco. (Pero hay demasiados, no quiero extenderme demasiado para no avasallarte 🙂
    Por otro lado, no tengas miedo de decir que no te gusta Vargas Llosa, hace mucho que no escribe nada que valga la pena. Décadas.

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    • ¡Hola, Cecilio! Muchísimas gracias por tu comentario. No soy ninguna entendida en literatura latinoamericana y me encanta que la gente me explique sobre ella. Yo hablo desde mi propia experiencia y siempre sobre lo que yo he leído (que no es tanto como me gustaría), pero mis gustos no me han hecho ir demasiado a este tipo de literatura. Aunque sí es cierto que a Bolaño le tengo ganas.

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  3. Ni Ricardo ni la niña mala (no se llama Lily) emigraron a Francia por las rebeliones revolucionarias en Perú, como tu mencionas. Cada uno tuvo sus motivos, Ricardo porque su sueño siempre fue vivir en París y la niña mala porque quería salir del Perú debido a sus aires de grandeza que tenía y el destino la puso en París.
    Por todo lo demás, muy buena reseña!

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