Te dejé ir, de Clare Mackintosh

te-dejé-irLa lista de Schindler y El pianista son dos películas muy conocidas, la una dirigida por Steven Spielberg y la otra por Roman Polanski, las cuales tienen en común que tratan sobre el holocausto, el genocidio judío a manos del régimen nazi. Son muy diferentes entre sí, pero tienen ese -importante- nexo de unión, la temática, una temática que se presta a dramatizaciones desgarradoras, a provocar sentimientos de empatía, emoción y horror, y que muestra a seres humanos en una situación extrema. La principal diferencia entre ambas películas es que una está hecha por alguien que fue víctima directa de los nazis, que vivió en primera persona el holocausto, y la otra, no. Y se nota. Una podrá ser técnicamente superior, tener una factura más perfecta, pero la otra tiene a su favor la autenticidad. Y eso no se puede suplantar, ni se puede producir a base de habilidad. Por decirlo de otra manera, una está hecha desde la cabeza, y la otra está hecha desde el corazón. O desde las tripas, que es lo mismo.

La obra de creación auténtica, la que está hecha con las tripas, tiene una fuerza con la que ningún ejercicio de virtuosismo puede competir, y esa fuerza de la autenticidad es inmediatamente reconocible para cualquiera, sin importar cuánta o cuán poca experiencia o formación tenga. En nombre de la autenticidad, el receptor -en este caso, lector- es capaz de pasar por alto imperfecciones formales de cualquier tipo, porque la autenticidad del mensaje es la verdadera razón de ser de la obra de creación y del acto de crear mismo; lo demás son simples circunstancias.

No es cosa de todos los días, ni siquiera de todos los meses, que se encuentre uno con una obra de creación auténtica, que proviene no ya del deseo de contar una historia, sino de una verdadera necesidad de liberar algo que se lleva dentro; una inquietud, un recuerdo, una preocupación, un miedo, una dicha, una emoción. Una de esas obras es Te dejé ir, novela con la que ha debutado como escritora la expolicía Clare Mackintosh y que se ha convertido en éxito indiscutible en el Reino Unido y ha sido traducida a 30 idiomas. Es porque miles y miles de lectores han reconocido esa autenticidad y se han enamorado de ella. Es por ello por lo que Te dejé ir es una de esas historias que embrujan, que atrapan, que dejan su huella durante mucho tiempo después de haber terminado su lectura. No es una obra de leer y olvidar, no participa de la cultura-kleenex dominante, sino un libro rebelde que quiere dejar su impronta, y su impronta es la historia que cuenta, o, mejor dicho, las historias, pues cada personaje tiene la suya que contar. Y todas son imposibles de olvidar.

Te dejé ir es una novela del subgénero criminal doméstico (domestic noir), donde los trapos sucios quedan en familia y en el círculo inmediato de los protagonistas. Se han elogiado -con toda la razón del mundo- sus giros argumentales y los ases que guarda en la manga, sobre todo una vuelta de tuerca o sorpresa que supera todas cuantas yo haya leído últimamente y que ni siquiera la mayor parte de los lectores más avezados podrán ver venir. El giro estrella y todas las demás sorpresas que nos reserva Mackintosh a los lectores tensan sólo mínimamente la plausibilidad, y, de hecho, no violentan nuestro sentido del realismo como lectores de novela. Valga esto para demostrar que Te dejé ir está escrita con cabeza, con ingenio y con un gran sentido de la planificación y del suspense. Ahora bien; si sólo fuera eso, una novela basada en un golpe de efecto, por bueno que éste fuera, su estela no duraría mucho en nuestro recuerdo. Es la parte emocional, la tensión humana, lo que fija esta historia en nuestra mente y en nuestro corazón, y no es casual el hecho de que al menos dos aspectos muy significativos de la historia estén basados en experiencias vividas por la autora, ya como policía, ya en su vida personal.

La protagonista, Jenna, es una mujer que ha perdido lo que más quería, a su hijo. Tras el accidente de coche en el que muere el pequeño Jacob ­-un atropello con fuga-, Jenna, con su vida destrozada, huye de su ciudad, Bristol, y se refugia en un pintoresco lugar donde nadie la conoce y puede empezar de nuevo. Pero pronto descubrirá que el pasado no se puede dejar atrás tan fácilmente.

La historia de Jenna y de los personajes que la rodean y que intervienen en su vida está narrada en dos partes bien diferenciadas. La primera parte de Te dejé ir narra la historia que arranca en el momento del accidente. Es un relato bien medido, con capítulos que alternan puntos de vista e historias: la de Jenna, por un lado, y la de los policías que investigan el caso del atropello y fuga, con incursiones en sus vidas familiares y personales, por el otro. Hay que decir que esta parte está caracterizada por el drama emocional que vive Jenna, alienada del mundo y de su familia y con sombras del pasado que la acechan. Discurre con ritmo imparable pero de forma relativamente previsible, como si fuera el guion de una teleserie. Es buena, pero no excepcional. Pero entonces se cierra esa parte y comienza la segunda, dotada de un tono completamente diferente. Aquí prima el suspense, y, paralelamente, el drama humano se torna cada vez más acuciante, más agobiante, en un crescendo inmisericorde que ofrece al lector escenas tan escalofriantes, tan desgarradoras, que forzosamente han de suscitar una respuesta emocional por parte de aquél. Como buena obra de arte, Te dejé ir busca y obtiene una reacción del lector. Reacción que sólo puede ser de ira, de frustración, de compasión, de empatía ante lo que se nos cuenta. La historia de un mal tan sistemático, tan perfecto  y tan helador en sus formas como en sus efectos, que suscita la tentación de calificarlo de inhumano, si no fuera porque es banalmente humano. Contiene fragmentos que pueden mover a la rabia pero también a las lágrimas; párrafos escritos con una minuciosidad que sólo puede deberse al afán de representar  y acercar al lector determinadas situaciones que nunca se conocen hasta que se han vivido, es decir, un afán claro de denuncia. Es ésta la autenticidad a la que hacía referencia más arriba y la que nos hace pasar por alto partes menos logradas, escenas superfluas o diálogos que no son el fuerte de la novela.

Te dejé ir todavía nos reserva unas cuantas sorpresas que nos dejarán sobrecogidos y nos empujarán a volver la vista atrás, como Jenna; en este caso, a releer pasajes enteros para buscar las conexiones, los lugares donde nuestra lectura se volvió demasiado rápida, donde creímos saber cosas que luego resultaron no ser ciertas.

Te dejé ir trata sobre la violencia, sobre la pérdida, la reconstrucción y la sanación, y también sobre la podredumbre que puede llegar a anidar en las almas de los hombres. Por añadidura, trata también sobre cómo nos equivocamos muchas veces acerca de las personas, de cuán fácilmente juzgamos a los demás, creyendo saber, creyendo conocerlos a ellos y sus circunstancias, cuando nada de eso tiene por qué ser verdad, pero sí es lo más cómodo: basarnos en estereotipos, en primeras impresiones, en chismorreos o en experiencias inconexas para hacer lo que más nos gusta, juzgar y tener razón.

A raíz de la publicación de esta novela, hay quien ya está pidiendo más obras de esta autora (y, según figura en su blog, el deseo se ha cumplido). Pero, aunque no hubiera escrito más, algunas veces una novela basta para consagrar a un autor; no necesita más.

11 comentarios en «Te dejé ir, de Clare Mackintosh»

  1. He leído Te deje ir y tengo que decir ,ole ole y oleeeee me ha encantado, me enganche a el de tal manera que me daban las tantas de la madrugada por no poder soltarlo. Mi más sincera enhorabuena. Gracias por darnos esta lectura llena de tantas sensaciones .

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  2. No he leído el libro Leire, pero la manera de argumentar y defender el libro con tal magestría de prosa, sin duda, hace que le la oportunidad que se merece. Una crítica genial y una descripción inmejorale. Enhorabuena por la reseña.

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    • ¡Muchas gracias por la apreciación, Jon! Sí, es un libro cuya historia y personajes llegan muy adentro. Lo que recuerdo de este libro, y creo que tardaré en olvidarlo, es la sinceridad con que trata lo humano, la valentía con la que la autora entra de lleno en territorios oscuros del alma. Si lo lees, espero que te guste. Un abrazo.

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  3. Buenas tardes!

    Estoy empezando a leerlo, la verdad no lo conocía, pero es de esos libros que en la librería captó mi atención, y no me arrepiento de haberlo comprado, a ver como se va desenvolviendo, pero tiene un principio que no hace de soltarlo…

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  4. Lo terminé anoche de leer y la verdad es que me ha sorprendido gratamente. Hay partes que se me hicieron lentas, otras partes que yo hubiera obviado, pero me encantan esos giros argumentales que te dejan descolocada con ganas de matar a la autora. Recomendable.

    Violeta

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