Historia de un perro llamado Leal, de Luis Sepúlveda

Historia de un perro llamado Leal

Soy consciente de que muchas veces, cuando hablo de mi perra Kenya, no puedo evitar emocionarme. Desde que era pequeña he tenido perros en casa y, por circunstancias de la vida, todos se han ido de mi lado. Pero Kenya, por suerte, comparte mi día a día desde hace ya cuatro años. Representa las mejores virtudes de todo lo que me rodea: amistad, energía, felicidad, amor… pero, sobre todo, lealtad. Tuve la desgracia de ver con mis propios ojos cómo otro perro mataba a mi antiguo compañero, Nilo. Aunque destrozada, no tardé en decidir que necesitaba a mi lado a otro amigo. Urgentemente. Así fue cómo llego a mi vida Kenya, en una época llena de altibajos, de complicaciones, de golpes. Y así fue cómo comprendí que el alma podía dividirse en dos y ocupar dos cuerpos al mismo tiempo.

No sé cómo me verá Kenya a mí. Si la alegría que demuestra al verme es real o es solo hambre. No sé si su manía de meterse dentro de mi cama serán ganas de compañía o solo busca calor. Sea lo que sea, cada día estoy más agradecida de que quiera pasar tiempo a mi lado, de que me busque cuando está asustada, de que intente protegerme cuando cree que yo estoy en peligro.

Así que cuando leí Historia de un perro llamado Leal no pude evitar pensar en lo afortunada que soy de tener a una amiga tan fiel a mi lado. Estas breves páginas contienen una fábula mapuche que se transmitía de abuelos a nietos; la historia de Afmau, un perro que nace en la selva pero que es llevado por un jaguar a una tribu humana. Allí tendrá que aprender a convivir con las personas y a olvidar su pasado salvaje, aunque hará amistades que nunca podrá olvidar. Por una serie de acontecimientos se ve obligado a abandonar a su familia, ya que un grupo de hombres, de raza blanca, se cruza en la vida de los mapuches para intentar echarles de sus tierras. Pero a pesar de tener que convivir con la gente que tanto daño le ha hecho a su familia, él jamás se podrá olvidar de esas personas que fueron una vez su hogar. Con esta fábula, Luis Sepúlveda nos cuenta cómo sus antepasados se vieron sometidos por “el hombre blanco”, pero todo desde el punto de vista de un pastor alemán que es ajeno a la tiranía de los humanos. Nos enseña la tristeza de esta tribu desde los ojos inocentes de un perro.

Aunque no creo que pretenda ser una crítica directa, Luis Sepúlveda nos trae un trocito de la historia de sus antepasados que pretende hacernos reflexionar sobre la opresión que sufrieron las tribus en su día. Narrándonos la historia con los nombres originales mapuches, nos mete de lleno en un contexto puro y original, transportándonos a parajes desconocidos en los que tendremos que dejarnos llevar por nuestros sentidos más primarios.

“Este perro ha demostrado lealtad con monwen, la vida, no ha cedido a la cómoda invitación de lakonn, la muerte, y por eso se llamará Afmau, que en nuestra lengua significa leal y fiel”.

Si yo no conviviera con Kenya o no sintiera pasión y respeto por los animales, seguramente no me habría gustado esta fábula. Se podría decir que este libro no es apto para todos los públicos; solo los que tengan este sentimiento podrán apreciar la historia de Afmau; que solo los que traten a un perro como a un igual se sentirán conmovidos por los pensamientos de este pastor alemán; que únicamente los que saben qué es ser querido por un perro formarán parte de esta historia. Pero para aquellas personas que no se sientan identificadas con lo que describo, quizá leer este libro sea la mejor manera de empezar a adentrarse en el mundo de estos animales tan espléndidos y, ya de paso, en el de los mapuches.

4 comentarios en «Historia de un perro llamado Leal, de Luis Sepúlveda»

  1. ¡Hola, Ana!

    Ante todo, me alegro que hayas encontrado en Kenya la compañía y todos los valores que citas y siento lo de Nilo.

    Luis Sepúlveda fue uno de los autores que me mandaron leer estando en el colegio y disfruté enormemente de «Un viejo que leía novelas de amor». Este verano, en la Semana Negra de Gijón, pude hacerme con «Historia de un perro llamado Leal». Él mismo estuvo ahí presentando el libro. Una tarde me llevó leerla en la playa de San Lorenzo antes de que subiera de nuevo la marea y quedé encantado con la historia. Por momentos me recordaba ciertos pasajes de «Colmillo Blanco» de Jack London, por el cariño, la delicadeza y el compromiso con el que narra la vida de los nativos en su entorno.

    Quise haber realizado la reseña para Lyl pero vi que se había publicado ya la tuya. Solo un detalle puntualizaría: yo creo que esta novela, hayas tenido perro o no, creo que se disfruta del mismo modo. Aunque sí es cierto que llegarán a conectar con la historia aquellos que estén abiertos y sean respetuosos con la naturaleza y tengan un mínimo de sensibilidad por la VIDA.

    Felicidades por tu reseña y me alegra que la disfrutaras tanto.

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    • ¡¡Hola!!

      Lo primero, quiero que sepas que eres la primera persona que me escribe un comentario por aquí. Así que imagina que a tu alrededor empiezan a caer globos dorados con #1 en purpurina.

      Ahora en serio, me alegra muchísimo que te haya gustado mi reseña; la verdad es que no se puede ser imparcial cuando amas a los perros y tener a Kenya cerca me ha ayudado mucho para hacer esta reseña. Sobre todo es lo que tú dices, el cariño y el compromiso con el que el autor te cuenta la historia. No es una gran historia, o a muchos no se lo parecerá, pero sus palabras hacen que te pierdas entre esas tribus tan lejanas.

      Qué faena que me adelantara, si llego a saber que te gusta tanto Sepúlveda, te la hubiera dejado a ti. Poco a poco iremos viendo los gustos de cada uno y conociéndonos.

      ¡Nos leemos!

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  2. HOLA

    TU RESEÑA ME LLAMO LA ATENCION YA QUE ESTOY EN BUSCA DE UN LIBRO Y LA CUENTAS TAN BIEN Y CON GANAS DE QUE HAYA MAS RESEÑA QUE PASE A SALUDAR Y POR QUE NO TAMBIEN DEJAR MI PUNTO DE VISTA.

    QUE BELLA FORMA DE EXPRESAR LO QUE ALGUNOS Y ME INCLUYO NO PODEMOS EXPRESAR AL AMAR TANTO NUESTROS COMPAÑEROS PERRUNOS.

    Y EFECTIVAMENTE TIENES RAZON QUE NO SEA PARA TODO PUBLICO, NO TODOS COMPRENDEN ESE RESPETO DE IGUAL A IGUAL DE ALGUN ANIMAL – PERSONA.

    SIENTO MUCHO LO DE NILO, TE ENTIEDO MUCHO TAMBIEN HACE POCO YO PERDI A MI CACHORRA ZUKA TODOS EN CASA SUFRIMOS SU AUSENCIA.

    Y CON LA RESEÑA QUE DEJAS AQUI INTENTARE BUSCAR EL LIBRO NO SOLO DIGITAL SI NO FISICO.

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    • Qué bonito es despertarme y ver que alguien ha sentido algo con una de mis reseñas. Muchas gracias, Nuria Pamela, por tu comentario. Ahora no solo tengo a Kenya, sino que Tyron también se ha unido a la familia. No hay nada más reconfortante que llegar a casa y tener tanto amor como recibimiento. Siento mucho lo de Zuka, perder a un amigo es perder una parte del alma. Mucho ánimo y espero tu comentario una vez que leas esta maravillosa fábula.

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