La culpa la tuvo Eva

Reseña del libro “La culpa la tuvo Eva”, de Alicia Domínguez

La culpa la tuvo Eva

Durante mucho tiempo, confieso, tuve cierta reticencia a los libros de relatos. Mi problema con este género era que yo siempre quería saber más. Me daba muchísima rabia que, cuando justo cuando estaba conociendo a los personajes y sintiéndome parte de la historia, esta acabara. Mi lado curioso quería permanecer en la trama, saber qué ocurriría después. Sin embargo, con el tiempo entendí que cuando un relato es bueno no es necesario mucho más. Cuando estamos ante un buen relato se sabe. El escritor es capaz de condensar toda la esencia en él y el lector queda plenamente satisfecho. Al menos esto es lo que me enseñaron grandes escritores como Cortázar, Ana María Shua, Fitzgerald, Palahniuk, Carver, Patricia Highsmith o Laura Ferrero. Con ellos descubrí el encanto de los relatos, de ser capaz de contarlo todo en pocas líneas, de crear magia en tan pocas páginas.

Sin duda, después de leer La culpa la tuvo Eva, no puedo más que incluir a Alicia Domínguez entre estos escritores que me han enseñado a disfrutar este género. Y es que, lectores, no os hacéis una idea de lo que me ha gustado este libro y lo contenta que estoy de haber tenido la oportunidad de leerlo y reseñarlo.

Alicia Domínguez, gaditana nacida en Madrid, es doctora en Historia y tiene un máster en Gestión y Resolución de Conflictos. Es colaboradora de varias revistas literarias y articulista de La Voz del Sur. Ha publicado El verano que trajo un largo invierno (2005), Viaje al centro de mis mujeres (2016) y Memoria a ellas. Que su rastro no se borre (2018). No había leído nada de ella hasta ahora, pero después de esta experiencia, tengo muchas ganas de leer y conocer más a esta autora. Y es que Alicia Domínguez es también, sin duda, una gran lectora. La delatan las citas que utiliza en el libro y, sobre todo, su forma de escribir. Alguien que escribe así de bien ha leído mucho y esa es la mejor formación para cualquier escritor, ¿no os parece?

La culpa la tuvo Eva está compuesto por veintiún relatos, a cada cual más original y único. Siempre que tengo ante mí un libro de relatos no sé bien cómo abordarlo. Si hablaros del todo, buscar ese nexo común o tratar de desmenuzar cada uno. Pero creo que con Alicia Domínguez va a ser más sencillo. Hay un todo, un todo muy único, en estos relatos y es la magia de la autora a la hora de abordar temas cotidianos con marcado carácter feminista. Y eso es algo que me ha encantado: su forma de dar voz a las mujeres, de concederles su espacio para expresar sus emociones, de hacer justicia poética a través de la palabra, de “destapar ciertas miserias y sacar a la luz lo que más duele: el ser humano en una lucha eterna por comprender quién es o qué le hace feliz, a pesar de todo(s).”
De este modo, Alicia Domínguez narra en los relatos que componen La culpa la tuvo Eva temas tan universales como la búsqueda del amor (romántico o maternal), la enfermedad, la rutina, el perdón, las últimas oportunidades, la memoria histórica, la culpa y los recuerdos de infancia. Temas que a todos nos atañen, historias con las que sentirnos identificados narradas brillantemente por esta autora que dirige con su batuta los ritmos de estos relatos orquestando una sinfonía que es una auténtica delicia.

Por supuesto, como os decía antes, ese marcado carácter feminista y de empoderamiento femenino da lugar a relatos tan inspiradores y emotivos como “Puta, tú”, “Piezas de caza”, “Once minutos” o “Si pudiéramos cambiar la realidad”.

Cuando leo un libro tengo la costumbre de subrayarlo y dejar anotaciones en los márgenes. Con Alicia Domínguez he establecido una suerte de diálogo en sus relatos. No sé la de veces que he escrito al final de un relato un “Bravo” o la de frases que he subrayado.

Dice María Alcantarilla en la contraportada de La culpa la tuvo Eva que es “un libro que debería ser de lectura obligatoria. Para Adanes. Para todas nuestras Evas” y no puedo estar más de acuerdo. Es obligatorio conocer y disfrutar estos relatos de Alicia Domínguez, lectores.

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