Una barba para dos, de Lawrence Schimel

una-barba-para-dos

¿Cómo vive uno el sexo? Esta pregunta, hecha así de sorpresa, puede que a más de uno le haga tartamudear. Pocos somos los que sabemos cómo vivimos el sexo, cómo lo sentimos, cómo lo disfrutamos o, al menos, somos capaces de ponerlo en palabras. Lawrence Schimel lo sabe, y a la perfección. Una mirada, un simple contacto entre dos manos, una idea, una imagen que se queda fija en la memoria, pueden ser elementos que en Una barba para dos se conjugan para conformar los microrrelatos donde dos o más cuerpos se entrecruzan, se conjugan, se respiran, para saber cómo vivir el sexo, para entender que en ese latir acelerado y respiración entrecortada existe un mundo mucho más rico que la simple eyaculación o el orgasmo. Porque el sexo se habla, se comenta, incluso se esconde, pero nada es más importante que vivirlo. ¿Es posible, por tanto, que a través de la literatura entendamos cómo se hace el amor, o cómo simplemente los cuerpos se unen para dejarse sin aliento? Se puede, y aquí lo vais a descubrir.

Conozco a Lawrence Schimel como traductor, no como autor. Por eso, cuando llegó a mis manos este libro sentí una curiosidad furibunda por ver qué era lo que me podía proporcionar el autor. Pocos son los escritores que consiguen que uno sienta curiosidad por ver lo que tienen que decirnos y en el caso de Una barba para dos una especie de escalofrío trepa por la espalda para llegar al cerebro. ¿Cuál es la razón? La cotidianidad con la que se nos cuenta la realidad, alejada de todo estereotipo o falacia, donde poco importan los sexos, los géneros, o incluso las prácticas, porque el deseo y el placer son un continuo que contribuye a que la experiencia de leer se convierta en algo más. ¿En qué?, os estaréis preguntando. Pues en una sonrisa al sabernos reflejados en ciertas historias, en un suspiro cuando el amor sobrevuela un relato, en una lágrima debido al placer, en un cigarro que, después de todo el murmullo, el silencio, el gemido, que después del final, llega a hacernos escondernos. Historias de vida. Pequeñas historias de ficción o no ficción, reales o imaginadas, qué más da, pero que desde luego invitan a querer conocer, a querer saber más, a enumerar aquellas veces en las que el sexo, o el simple deseo de tenerlo, convirtieron dos cuerpos en animales hambrientos que deseaban arrancarse las ataduras a mordiscos.

Es una suerte para un lector tener pequeñas píldoras que te alejen de una historia enorme, llena de pequeños detalles que, de escapársete, te hagan perder el hilo. Lawrence Schimel crea estos pequeños universos de realidad con el ánimo de convertirnos en el disfrute necesario de cualquier noche, tarde o día donde poco importen los elementos de ahí fuera, de ese mundo tan presto a querer degollarnos, y donde lo único que tengamos que hacer sea abrir Una barba para dos, leer la primera página, seguir hasta que nuestro cuerpo ya no aguante más presión, para cerrarlo poco tiempo después y darte cuenta que lo que has vivido va más allá del más puro y duro sexo. Porque en el fondo nunca es sólo eso. Hay muchas historias detrás de ese ruido de dos pieles que se endurecen al sentirse. Hay muchas novelas, cortas o largas; hay muchos relatos, cortos o largos; hay muchos ensayos, interesantes o aburridos; pero no consiguen traspasarnos. Aquí se nota ese clavarse en la carne la dureza y nuestra propia debilidad, pero sobre todo, en ese subir y bajar de cada relato, hay mucho por decir y no callar. Eso nunca.

Deja un comentario