Días ajenos, Otoño – Invierno, de Bob Pop

Días ajenosPues veréis, sé que queda muy mainstream decir que yo no veo la tele, pero es la verdad. Netflix ha absorbido mi ocio televisivo y solo enciendo la televisión para conectarla con el Chromecast. Además, tengo estropeado el mando del plus desde hace un año y me da infinita pereza levantarme a cambiar canales. Y eso que como buena hija pequeña, durante muchos años yo misma fui el mando a distancia de mi casa. En fin, os digo esto porque el autor de este libro, Bob Pop, es habitual de las pantallas. Concretamente, yo le recuerdo como colaborador en el programa de André Buenafuente, en el que sigue participando, aunque yo, gracias a mi mando y mi pereza, no pueda verle. No sé si actualmente colabora en algún otro programa, pero tampoco es que eso tenga mucha importancia aquí. De cuando veía a Bob Pop en el programa de Buenafuente recuerdo su humor fino y su sarcasmo y con eso, casi, me bastó y sobró para querer leerle. La otra razón que me llamó la atención fue la originalidad del libro.

La propuesta de Bob Pop en Días ajenos me parece una genialidad. Algo que me gustaría haber pensado y transitado antes que él. Lo siento, Bob, si se me hubiera encendido la bombillita antes te hubiera robado la idea, así te lo digo. Claro, que probablemente yo no lo hubiera publicado y no habría alcanzado ni de coña tu nivel, las cosas como son. ¿Qué es este Días ajenos? Algo tan brillante como un diario de diarios. Bob Pop escribe en este libro que abarca los meses de otoño e invierno sus impresiones y su día a día. La parte original, la idea brillante, es que el autor intercala sus escritos con las entradas de los diarios de los mismos días de autores como Sylvia Plath, Jules Renard, Juan Rulfo, Anaïs Nin, Goethe, Luis Goytisolo, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Luis Cernuda, Andy Warhol o Pizarnik, entre muchos, e interesantes, otros.

Y ya no es solo, como os decía, que intercale sus entradas con los de una galería de personajes célebres y brillantes, lo que me parece realmente original es el diálogo que el autor establece con ellos a través de sus escritos. La idea de poder charlar con Pizarnik, Renard o la Nin a través de nuestro día a día, de nuestros miedos, frustraciones, alegrías y tristezas me sobrecoge y maravilla al mismo tiempo. Pero todo esto no tendría sentido si este diálogo que os cuento no fuera tan lúcido y conmovedor como el que Bob Pop ha plasmado en este libro. Una delicia.

Me consta que hay otro diario de primavera- verano que no he leído. No sé cuál va primero, pero poco importa. Sé que lo leeré, porque me ha encantado conocer a Bob Pop a través de algo tan íntimo como sus diarios. Bob Pop, después de esto, por ti soy capaz hasta de arreglar el mando del plus, fíjate lo que te digo.

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