Los supervivientes

Reseña del libro “Los supervivientes”, de Alex Schulman

Los supervivientes

Benjamin, Pierre y Nils se disponen a emprender el que será sin lugar a dudas el viaje más importante de sus vidas, un viaje que les trasladará al pasado, a su infancia, a la finca donde se encuentra la cabaña junto al lago, donde hace veinte años ocurrió aquello a lo que ninguno de los tres ha puesto voz ni nombre pero que los cambió irremisiblemente, igual que cambió el transcurso de sus vidas. Ahora vuelven otra vez, regresan con mamá en una urna, dispuestos a cumplir con su última voluntad y a buscar respuesta a ese interrogante que lleva persiguiéndoles durante décadas: ¿qué sucedió aquel día de verano en el que todo se rompió en pedazos?

Los Supervivientes, es una novela sueca, pero aquí no encontraréis una novela policiaca o un thriller apabullante, no, hay suspense, hay un misterio muy bien llevado y hay tres hermanos y una familia, con unas vivencias que les marcarán a todos de una u otra forma. Es una novela costumbrista que ahonda en el vínculo fraterno, en las relaciones familiares y en la forma en la que nos construimos a nosotros mismos.

Alex Schulman nos cuenta la historia de estos tres hermanos a través de dos líneas narrativas; pasado y presente, navegando desde el presente; el momento en el que ya de adultos vuelven a reunirse para cumplir con los últimos deseos de su madre y el pasado; su infancia, sus veranos en la finca y la entrada en la pubertad, de esta forma, el lector va reconstruyendo cada pedazo de esas vidas que en algún momento se rompieron para colocarlas en su lugar y comprender que fue lo que sucedió.

En Los Supervivientes, Alex Schulman hace un retrato lleno de emoción, de sentimiento y de una verdad incisiva sobre la infancia, porque, aunque muchas veces nos guste idealizar esa época de nuestra vida como un transcurrir feliz y pleno de los días, lo cierto es que en muchas ocasiones suele erigirse como una etapa violenta y cruel, en la que se forjan muchas de las carencias, miedos y dificultades con las que tenemos que lidiar de adultos. El autor profundiza en las relaciones familiares y crea unos personajes dotados de una dimensión y una perspectiva psicológica arrolladora. Benjamin, el hermano mediano, siempre ocupando un tercer lugar, observando a todos los miembros de su familia, sintiéndose responsable de ellos, de que se lleven bien, de que se quieran, atento a cualquier indicio que le ponga alerta sobre un cambio de humor en sus padres o sus hermanos, una chispa que lo haga saltar todo por los aires, un ser dotado de una sensibilidad increíble y con el que el lector no tarda en empatizar. Nils, el hermano mayor, el que siempre se evade, como si las cosas no le concernieran, no fueran con él y se mantiene al margen, ya que, al fin y al cabo, todos tenemos nuestras propias formas de sobrevivir y Pierre, el hermano pequeño, hambriento de afecto y atención, lo que desencadena en un enfado y una rabia que ya en la adolescencia comienza a manifestarse. Los tres hermanos, unidos durante su infancia y que con el devenir de los años y los distintos rumbos que toman sus vidas pasan a convertirse casi en desconocidos, sin saber muy bien como relacionarse entre ellos.

Alex Schulman narra con una prosa bellísima las dinámicas familiares. Unos padres dados a la bebida, que desatienden en muchos aspectos a sus hijos, una madre con un carácter bipolar y un momento que lo dinamitó todo. La pluma del autor es brillante, hermosa, concisa, punzante y desprovista de florituras. Existen ciertas escenas de la novela que, por lo intensas, ominosas y perturbadoras voy a tardar tiempo en olvidar. Los Supervivientes, me ha recordado en algunos aspectos a Subsuelo, de Marcelo Luján, en el sentido, de que lo que realmente atrapa de esta lectura no es la trama en sí, sino lo que se percibe a través de ella, por medio de los detalles, de los pensamientos de los hermanos, de la forma de comportarse de los padres.

El estilo del autor combinado con unos personajes fascinantes, una atmósfera cargada de emoción, un ritmo in crescendo, una habilidad pasmosa para dosificar la información y guiar poco a poco al lector hasta un final catártico en el que la sorpresa y los sentimientos desbordan en intensidad, hacen de este libro uno de los mejores que he leído en lo que llevamos de año. Los Supervivientes, es una novela abrumadora en muchos sentidos que no podéis dejar de leer.

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