Tres poetas de sus vidas

Reseña del libro “Tres poetas de sus vidas”, de Stefan Zweig

Tres poetas de sus vidas

Y Stefan Zweig decidió escribir sobre tres escritores, sobre tres poetas que lo marcaron a él de alguna forma y que considera importantes para la humanidad: Casanova, Stendhal y Tosltoi. Y nosotros nos rendimos a sus pies.

Dicho así puede sonar prepotente, pero no olvidemos que hablamos de Zweig, cuya capacidad de expresión a través de las letras sobrepasa cualquier expectativa. Así que, no dudes ni por un segundo que lo que vas a leer en las páginas de Tres poetas de sus vidas es una obra maestra (más) dentro de la bibliografía del escritor austriaco.

La Editorial Acantilado publica estas tres biografías juntas, diferenciándolas de esas otras que ya compiló en Biografías de Stefan Zweig donde están representados personajes como María Antonieta, Magallanes o Balzac.

Zweig es valor seguro, su prosa es perfecta y su estilo único. Con las biografías tiene un carácter especial que lo diferencia de otros biógrafos, él no se limita a los datos, los hace suyos y los analiza e interpreta para ofrecer al lector lo más humano de la persona cuya vida nos narra.

Con Giacomo Casanova, por ejemplo, habla con sinceridad de su falta de gracia a la hora de escribir poesía, sabedor de que improvisaba los versos en la distancia que había entre la mesa de juego y la cama de la dama a la que fueran dirigidas. Alude incluso a que pueden llegar a provocar bostezos, pero se desvive en elogios a la hora de hablar de cómo el mujeriego más conocido de la historia de la humanidad cuenta su vida en su extensa colección de libros. Ahí, Zweig se vuelve defensor del escritor.

La vida de Casanova transcurrió entre sábanas y mesas de juego, entre mujeres a las que amar y hombres a los que dejar secos jugando, entre la vida en las cortes europeas y los burdeles más sucios. Su necesidad era la de amar a toda costa, su premisa era el carpe diem y sólo paró cuando su virilidad le falló con más de 40 años (todo un récord para la época).

Me ha fascinado el modo en que lo compara con el otro gran seductor, el español: Don Juan Tenorio, y cómo explica que mientras uno se desvivía por hacer felices a las damas (Casanova) el otro sólo quería humillarlas por su misoginia (el Tenorio).

De los Tres poetas de sus vidas de los que nos habla Zweig, es Stendhal, quizás, el que menos conozco de los tres. No he leído su Rojo y negro ni he disfrutado de ninguna de sus otras obras, pero leer esta biografía me ha permitido descubrir a un hombre bastante singular. Comienza con esta frase que describe a la perfección al personaje: “Pocos han mentido tanto y mistificado el mundo de un modo tan apasionado como Stendhal, pero pocos también han dicho la verdad de un modo mejor y más profundo”.

Además de esta descripción de su proceder diario, nos exhibe a un gran escritor que se consideraba un gran egostista (no confundir con egoísta), un término que el propio Stendhal acuñó para hablar de personas como él que ven el mundo desde su posición privilegiada de persona excepcional, cuyos pensamientos sólo pueden ser comprendidos por aquellas mentes igual de excepcionales que la suya. Llega a creerse tan profundamente esta premisa que se apartó del mundo, por que las personas como él no pierden el tiempo mezclándose con la muchedumbre, ellos no están al mismo nivel.

Pero es en ese egotismo donde reside su grandeza como escritor. Zweig alaba su osadía para enfrentarse a su época y describirla con su verdad, esa que describiría la batalla de Waterloo como caótica y la campaña de Rusia como aburrida. Stendhal pasó por la vida, por la guerra, por el trabajo, por todo, como si con él no fuera la cosa, disfrutó de cada momento y no se implicó demasiado en nada, salvo con la escritura, pero ya con más de 50 años, probablemente cuando vio que podía ganar dinero.

Y cerrando el trío creado por Zweig en estos Tres poetas de sus vidas tenemos a Tólstoi, uno de los escritores rusos más grandes que ha dado la literatura y un hombre muy admirado por todo aquel que se acercara a su figura o a sus obras. Realiza una exhaustiva mirada a la figura humana y a la mitificada, habla de su fortaleza física y psíquica, de cómo prefería estar con la clase trabajadora, que con los miembros de clase privilegiada (con más de 70 años seguía segando su cosecha junto a su trabajadores).

Muy dado a hablar de sí mismo a través de sus personajes, se le puede reconocer en Levin de Ana Karenina.

Tólstoi es un hombre que quiso hablar del mundo y de por qué estamos en él, que se documentó para dar una explicación de todo esto y que se pasó toda su vida buscando respuestas. Su Guerra y Paz puede que parezca larga por sus más de tres mil páginas, pero eso es porque se desconoce el número exacto de páginas que se emplearon en escribir los 7 manuscritos que existieron antes de la versión definitiva.

Leer Tres poetas de sus vidas ha sido un placer en todos los sentidos, y no solo porque permite conocer a tres grandes personajes, sino porque lo hacemos a través de la mirada de Stefan Zweig y eso es algo impagable. La editorial Acantilado los reúne en este volumen para nuestro disfrute en ese formato habitual suyo que hace las lecturas infinitamente más fáciles.

Me quedo con esta frase: “Cuanto más vive un hombre en su tiempo, más muere con él; y cuanto más preserva su verdadera esencia, más perdura en la posteridad”.

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