Tú, siempre, todavía, de Justin A. Reynolds

Tú, siempre, todavíaMe encanta la serie Sobrenatural, y en especial uno de sus episodios: Punto misterioso. En él, los hermanos Sam y Dean Winchester, que recorren Estados Unidos investigando sucesos paranormales, se ven atrapados en un bucle temporal en el que Dean siempre muere al final del día, y por muchos intentos que haga Sam por salvarle, de nada sirve. Es obvio el homenaje a la película Atrapado en el tiempo, siempre empezando el día con la misma melodía en el despertador.

Bueno, pues Tú, siempre, todavía, de Justin A. Reynolds, va de eso. En cuanto leí la sinopsis, mi mente voló a ese episodio de Sobrenatural. Ese libro tenía que ser mío. No podía dejar pasar una historia sobre viajes en el tiempo donde cambiar los hechos para evitar que alguien muera era lo más importante. Así que, olvidad el futuro para despertar en el pasado y escuchad lo que os voy a contar.

Jack es un chico normal, ni muy popular ni muy friki (vale, un poco friki sí), que lleva años enamorado de su mejor amiga Jillian —que es la novia de Franny, su mejor amigo—, hasta que conoce a Kate. Pero su historia, lamentablemente, acaba rápido. ¿El motivo? Kate muere. Y Jack vuelve, una y otra vez, a la fiesta donde conoció a Kate meses atrás. El problema es que la chica no recuerda nada, para ella Jack es un desconocido. Así que Jack, con el tiempo en su contra, tendrá que hacer lo imposible por conquistarla y por salvar su vida.

Seguro que muchos habéis visto la serie Friends. ¿Os acordáis de Ross? Pues Jack me ha recordado a él. El chico hace todo lo posible por ser ingenioso, pero lo único que consigue es un punto gracioso raro, un humor absurdo, vaya. Aún así, es sincero y cercano. Y gracias a Jack, yo me he reído mucho en diferentes momentos del libro.

Por otro lado, me ha gustado la manera en la que está estructurada la novela. Capítulos muy breves donde el autor utiliza frases cortas y sencillas que nos llegan rápidamente dándole agilidad a la historia. Además, la narración es muy amena, porque Jack nos cuenta todo en primera persona y en presente. Vamos, como si estuviéramos sentados en un parque y él relatandonos toda su vida.

Y seguimos hablando de Jack. En un primer instante, él piensa que ha vuelto atrás en el tiempo para evitar que Kate —de la que se ha enamorado perdidamente— muera. Sin embargo, acaba comprendiendo que todas las oportunidades que tiene para cambiar la historia y salvarla, también hacen que se aleje de sus padres y amigos, que siempre le han querido y apoyado.

Y es que cuando nos obsesionamos con algo o con alguien, no vivimos el presente ni lo que nos pueda ofrecer. Nos obcecamos pensando en cómo deberíamos haber hecho las cosas y tendemos a dejar de lado todo lo demás. Eso es lo que le ocurre a Jack en su carrera de fondo por alcanzar a Kate y evitar su muerte.

La verdad es que yo tampoco puedo hablar mucho, porque a mí me pasa algo parecido. Siempre estoy planeando lo que voy a hacer mañana. Y al final, ¿sabéis qué? Pues que es una pérdida de tiempo, porque no disfrutamos el momento. Y eso es lo que nos hace ver esta historia. Porque el tiempo pasa, el tiempo no perdona. Al tiempo se lo lleva el viento, y con él, nosotros mismos.

Y sí, la verdad es que si me dieran una oportunidad, como a Jack, de volver atrás y evitar que un ser querido muera, seguro que aceptaría. Pero al final, aunque duela y nos cueste aceptarlo, lo que tenga que pasar, pasará. De un modo u otro, por mucho que intentemos evitarlo. Por eso, pienso que la moraleja es que aprendamos a vivir con ello, a superar las pérdidas. Y aunque sea duro, ese mismo tiempo que pasa y que no perdona, también lo cura todo y a todos. Debemos apreciar a las personas que se quedan. Esos que están y estarán a nuestro lado, hoy y siempre.

En conclusión, Tú, siempre, todavía es una novela sobre la amistad, el amor y los viajes en el tiempo. Con ella me he divertido y me he emocionado, pero también me ha hecho reflexionar. Me ha obligado a hacerme ciertas preguntas. Y lo interesante es eso, porque lo que quiere Justin A. Reynolds es precisamente que nos planteemos algunas cosas y le demos vueltas a nuestras cabecitas pensantes.

Así que, ¿qué pensáis? ¿Tiene sentido intentar cambiar el pasado? ¿Y el futuro? ¿Realmente conseguiremos así lo que buscamos o empeoraremos la situación? El pasado, pasado está. Nunca volverá. Vive hoy, y mañana ya se verá.

 

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