Kate y sus hermanas

Kate y sus hermanas, de Jessica Spotswood

Kate y sus hermanasLas brujas siempre me crearon una especie de cortocircuito en la cabeza. Quizá sea porque en la cultura de mi pueblo siempre tuvieron un gran peso y yo crecí con las historias protagonizadas por los seres mitológicos (o quizá no tanto) que poblaron las historias diurnas y las nocturnas. Por ello, en cuanto apareció Kate y sus hermanas supe, en los más hondo, que era un libro que llevaba mi nombre escrito a fuego. Si mezcláramos tres partes de magia, dos pizcas de mensaje llamado a la rebelión y una cucharada, una pequeña, del romance más puro, tendréis lo que aquí acontece, contado con una fuerza que pocas veces he visto en una literatura que, se presume, para jóvenes. Por lo que, asumiendo de nuevo que yo soy un admirador del mundo de las brujas y que no puedo ser todo lo objetivo que debiera, merecéis que os hable de lo que aquí se nos cuenta, en forma de cuento de hadas, teñido con un halo de drama acorde con la persecución de estos personajes que siempre tenían que mirar de reojo, oliendo el aroma de las hogueras que clamaban por su cuerpo, por su carne y, mucho peor, por su alma. Seres incomprendidos. Seres del mal, que en ocasiones sólo buscaban hacer el bien. Historias que todos conocemos y que aquí se nos vuelve a contar desde una visión completamente diferente.

Kate es una bruja. Eso no sería ningún problema si sus dos hermanas no lo fueran también y fuera más difícil esconder su secreto. Pero con la muerte de su madre, Kate descubre que pueden ser las tres brujas de una profecía que puede llevar la paz a su reino o, por el contrario, desatar el más fuerte de los infiernos. ¿Y qué podría suceder? Que Kate se enamorara, precisamente, de la persona que menos le conviene.

 

Cuando uno se adentra en el mundo que Jessica Spotswood ha creado para el gran público, es indudable que nos vamos a ver metidos de lleno en un mundo de fantasía. La magia, en su estado más puro, es uno de esos elementos que atraen a los lectores como las luciérnagas que van a la luz. Una tela de araña en la que caemos sin remedio alguno. Kate y sus hermanas podría ser considerado uno de esos libros que tanto proliferan en estos tiempos en los que parece que cualquier lector necesita de un pequeño rincón donde perderse de los quebraderos del día a día. Pero si de algo puedo estar seguro, después de muchas lecturas a mis espaldas, es de que este libro tiene algo que lo convierte en diferente. Sorprende, o por lo menos a mí me sorprendió, es el tono adulto, el tono que impregna las páginas y que nos parece más llamado a convertirse en una historia para mayores de edad. Pero aunque esto pueda sonar negativo, para nada lo es. Los pequeños matices que adornan la literatura impresa en esta novela van desde el amor, al significado del matrimonio, pasando por un halo de feminismo que, sin querer sonar pretencioso, nos clama a gritos desde las páginas. Y eso hoy en día no lo encuentro en muchos libros.

Supone un riesgo elaborar un análisis pormenorizado de Kate y sus hermanas y no caer en detalles que pueden dar al traste con lo que se va a encontrar el lector. Pero intentándolo puedo decir que los personajes de esta historia están perfectamente orquestados, perfectamente establecidos en su papel de héroes o villanos en los que un mundo nuevo cobra fuerza. Lo segundo relevante es, y lo vuelvo a decir, ese halo de proclama sobre el papel que la mujer ha tenido en nuestro tiempo, un papel denostado por el hombre, si se me permite la licencia siendo yo un integrante de ese género, que mantuvo sometida a cualquier miembro del género femenino al más absoluto ostracismo. Y uno observa desde la lejanía esta historia porque le hace reflexionar sobre lo que se ha hecho mal, sobre lo que han significado ellas y no nosotras en este mundo tan caótico. Pero lo tercero, y lo último, aquello que se reseña con ganas, con todas las ganas del mundo, es ese mundo de magia, de amor rodeado de hechizos, de una bruja que intenta aprender sin conseguirlo demasiado y que toma una decisión, esas decisiones que nos cuestan la vida entera y que presuponen una continuación que yo espero con las ganas saliéndome de las yemas de mis dedos. Por lo tanto, magia, reflexión y amor, es un conjunto extraordinario para aquellas lecturas que relajan la mente y nos absorben como sólo lo pueden hacer escritoras como Jessica Spotswood.

Larga vida, pues, a la fantasía recreada como nunca. Larga vida, entonces, a las nuevas lecturas que nos llegan. Larga vida, desde luego, a todo aquello que nos haga soñar y, sobre todo, emocionarnos.

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