2222, de P.L. Salvador

2222Esta es otra de esas novelas, o novela corta, mejor dicho (104 páginas), a las que uno llega por casualidad, como fue el caso de Ponzoña, tras buscar y descartar de entre las montañas de los superventas de todopoderosas editoriales que inundan redes, librerías y centros comerciales. Ahí, escondido entre la marabunta del universo de unos y ceros encontré esta historia ambientada en un mundo, concretamente en una España renombrada como Iberia, que ocurre dentro de unos doscientos años. Y aunque suponía que me iba a gustar, ha sido una gran sorpresa encontrarme con un argumento distópico tan sumamente flipante y que, por desgracia, es muy posible que sea un escenario que acaben viviendo nuestros descendientes o, según la caña que le demos al planeta, nosotros mismos.

La acción empieza de un modo que a cualquiera parecería brusco, teniendo en cuenta que estamos en medio de un funeral y que un sujeto hace preguntas fuera de lugar al padre de la fallecida: “Imagina un mundo mejor. ¿Qué añadirías? ¿Qué quitarías?”. Y sin embargo, esas preguntas van a ser claves para el plan que tiene en mente ese sujeto.

«Aunque el pueblo tenía acceso al conocimiento, no se culturizó. Todavía se oía el “creced y multiplicaos” cuando en realidad la Tierra pedía a gritos un racional “menguad y dividíos”».

En el año 2222 hay demasiada gente en el planeta, algunos androides y ginoides, y pocos recursos. Se han logrado muchos avances en el campo tecnológico, pero la riqueza está muy mal repartida y la pobreza es la tónica en la mayoría de la población. Zalt, el hombre que entierra a su hija, es un millonario viudo que va a invitar a varias personas a vivir en su enorme casa al estilo de como lo hacían nuestros antepasados. En realidad va a ser el hombre impertinente del funeral, un coronel, quien invite a esa gente, incluyéndose él mismo. (Al principio pensé que estábamos viendo el nacimiento de una secta como aquella famosa de los Davidianos que acabó en el Asedio de Waco y que aquí también se iba a montar un buen pollo, pero no, no van por ahí los tiros, aunque una buena sí se monta).

Por desgracia, no puedo contar más allá del argumento sin desvelar cosas importantes, pero es que, además, es mejor ir siguiendo la narración sin saber más de ella e ir descubriendo por uno mismo los giros que el autor (que hábilmente va a incluirse en la historia) va a ir dosificando con lógica aplastante aunque chocante al principio. Y es que todo va a ir sucediendo como realmente crees que sucedería en el mundo de fuera de estas páginas.

2222 está escrito a modo de un gran diario compuesto a su vez por la unión de cinco diarios escritos en primera persona por cinco protagonistas, divididos a su vez en capítulos de duración más o menos breve.

Hay mucho diálogo, poca descripción (si hago memoria, no consigo recordar si la casa fue descrita más allá de decir que tiene siete dormitorios, pero me la he imaginado sin problemas), también mucha agilidad, buen ritmo y un tono general fresco y directo. La trama engancha y en tan pocas páginas al autor le da de sobra para meter un montón de temas (ecología, amor, poliamor, ética, crítica a la humanidad como especie, religión, filosofía,…) y otro buen puñado de personajes sin que se haga en ningún momento pesado ni extraño y cuyo peso (tanto en la parte temática como en la de personajes) se encuentra muy bien repartido. (Además el libro viene con una cartulina con un índice de personajes).

Pero creo que la principal virtud de este libro es hacerte pensar. ¿Qué harías tú? Y una vez que has decidido, ha pasado el tiempo y has visto las consecuencias de esa decisión… ¿Te arrepientes de ella? ¿Qué harías para arreglarlo si es que crees que te equivocaste? ¿Cómo afrontas el presente resultante…?

2222 es un libro de ciencia ficción que, pese a su corta extensión, merece estar en las listas de grandes títulos del género. Es ciencia ficción sin grandes artificios ni naves espaciales, sin encuentros alienígenas o soles cercanos a su extinción. Es una ciencia ficción más local, creíble, sin tecnicismos ni teorías cuánticas o de universos paralelos. Es, en resumen, todo un gustazo que se lee con voracidad, con gula y con ganas de pillar más libros del autor cuando pasas la última página.

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