Alone at the top

Reseña del libro “Alone at the top”, de Carlos Sisí

alone at the top

¡Hay que ver…! ¡El cabronazo de Sisí ha vuelto a hacerlo! Como siempre. No hay género que no domine ni con el que no se atreva. Vampiros, zombis, ciencia ficción en la Tierra, ciencia ficción en el espacio, thriller, terror dramático y apocalíptico, cómic, viajes el tiempo… Es como un rey Midas versión escritor: todo lo que escribe es bueno o incluso mejor que bueno. (Salvo Alma, que a mí no me terminó de llenar).

Pero no solo es la capacidad de invención de sus historias y el toque novedoso que les da. Es también la familiaridad, la cotidianidad de lo que cuenta. Creo que alguna vez lo he dicho: Sisí es como el Stephen King español. Si leéis a King y a Sisí, sabéis de lo que estoy hablando. Los dos escriben de forma que no cuesta nada imaginar en tu cerebro la película que te cuentan a medida que vas leyendo línea tras línea. Es un don.

¿Cómo hablar de Alone at the top sin destripar nada? Chungo. Muy chungo. Vamos a intentarlo.

Un hombre se despierta en una habitación. No tiene ni zorra de qué habitación es esa. No le suena de nada. No sabe cómo ha llegado ahí ni qué hace una mujer, seguramente rusa, sentada en una silla frente a él. Para colmo está sobre la cama, no dentro de la cama, con un traje y zapatos que parecen caros. Eso no es nada propio de él. Cuando sale de la habitación descubre a un grupo de personas. El hombre trata de sacar información pasando desapercibido. No las tiene todas consigo. Le ha parecido ver que uno lleva un arma. Mejor no enfadarlos. Por lo que parece, están todos, él incluido, participando como banda en algo que no sabe siquiera si es legal. Por si fuera poco, no recuerda nada, ni su nombre, profesión, si está casado, si le gusta el café o el té… Nada. Es como si le hubieran hecho un borrado total.

El seis parece ser un número importante. Tal vez la clave para… para algo, sea lo que demonios sea. Cuando llaman por teléfono uno de los hombres contesta y apunta los números que le dicen al otro lado de la línea. Pero nada ahí tiene sentido. ¿Una llave inglesa? ¿Un buzo? ¿De dónde cojones sale ahora un buzo? ¿Y si escapa de aquí? Hay una puerta, pero no tiene pomo. ¿Y si salta por la ventana?

«”Tiene mirada de loco”, piensa. Ese tipo de mirada que notas clavada en la nuca cuando estás a tus cosas, en un supermercado, y sin saber por qué, te giras hacia una dirección determinada y allí hay un tipo mirándote con los ojos fijos y profundos, y una berenjena en la mano. Y te estremeces. Ese tipo de mirada. Ese tipo de loco.»

Lo he intentado. He intentado hablar del libro sin hacer el menor destripe, y tan solo he contado “algo“, una minucia, de las primeras noventa páginas. Después de estas, el carrusel de locura sigue por otros derroteros, pero sigue sin pausa haciendo que el lector se vuelva chinchorro con las posibles teorías de lo que le está pasando a nuestro protagonista. Porque cuando crees que sabes lo que sucede, si es que llega ese momento alguna vez, Sisí te da un giro y vuelve del revés esas teorías.

Alone at the top es un libro demencial, enloquecedor, vibrante y muy entretenido. Ya solo por ser de Sisí merece la pena leerlo, pero es que además, la historia te mantiene en vilo, pasando las hojas tratando de descubrir la verdad, que no siempre está ahí fuera, como decían en Expediente X. A veces está en el interior.

La única pega que le puedo poner es que el final es un tanto apresurado. La explicación es algo rápida, pero se compensa con el final que aparece al final del todo.

Sísí ha escrito otro rotundo éxito de entretenimiento y evasión de la cruda realidad, que es lo que siempre pido a un autor como él, con buena prosa y coherencia interna.

Chapó.

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