Aluminosis

Reseña del libro “Aluminosis”, de Raúl Clavero

Aluminosis

Hay un cuento del gran Roberto Bolaño titulado Sensini con el que ganó el Premio de Narración Ciudad de San Sebastián allá por los noventa y que aparece incluido en su fantástico libro Llamadas telefónicas, que habla directamente de lo que, a su entender, hay detrás de los concursos literarios y donde nos presenta a dos personajes, Arturo Belano (una especie de alter ego de Bolaño) y Sensini (personaje de ficción que representa al escritor argentino Antonio di Benedetto) que se cartean y se cuentan sus carestías domésticas (que suplen con los pocos dineros que van sacando en estos concursos, o en unos pocos trabajos de mierda), y comparten, además, profundas reflexiones sobre el proceso de creación literaria y la vida cotidiana de dos escritores latinoamericanos pobres y en el exilio.

El cuento surge de un hecho puntual y real que Bolaño detalla en una entrevista televisada y que vi hace tiempo en Youtube, cuando el chileno coincidió, para sorpresa suya, en un concurso de relato de alguna provincia española, con un escritor argentino al que admiraba profundamente, el citado Antonio di Benedetto. Bolaño se preguntaba entonces qué le había tenido que pasar a Di Benedetto para plantearse el hecho de presentar un cuento suyo a un concurso de estas características (un certamen de tercera o cuarta categoría y en el que Bolaño, por cierto, obtuvo una tercera mención) y contaba cómo quedó totalmente espantado cuando comprobó que alguien del talento del argentino solo alcanzaba finalmente una primera mención en dicho certamen, cuando el texto de éste era infinitivamente mejor que todos los demás, incluyendo, por supuesto, el del ganador y el suyo propio.

Traigo esta anécdota a colación por dos motivos principales. En primer lugar, porque los certámenes de relato sirven, en muchas ocasiones, (y aunque no se trate de un amigo de Bolaño) para sacar del anonimato (o de donde esté sumido el letraherido en cuestión) a escritores amateurs de grandísimo talento que de otra forma quizá no hubiéramos conocido nunca. Sin ir más lejos, hablo de escritores como Raúl Clavero, autor de Aluminosis, el libro que recoge todos esos cuentos suyos (ni más ni menos que veinte) que han sido galardonados en diferentes certámenes repartidos por toda la geografía nacional, publicado por la editorial independiente La isla de Siltolá y que cierra por todo lo alto nuestra fantástica mini serie de relato.

El segundo motivo es por una cuestión de puro ego, pues quiero ser uno de los pocos que ya le avisaba a usted de la calidad de este escritor salmantino cuando otros, quizá más mediáticos que yo (pero solo eso), le recomienden en un futuro cercano sus próximos (y nuevamente premiados) libros de cuentos. Pero esto último que quede entre nosotros. No es lo más importante. Creo.

Aluminosis, por tanto, es un libro de mejores cuentos. Pero no de los mejores cuentos de Clavero (que aún están por llegar), si no de los mejores cuentos en competición. De los mejores cuentos por unanimidad y tras una lenta y cuidada deliberación. Son, por tanto, cuentos seleccionados entre cientos y cientos de textos llegados de otros cientos de lugares y a lo largo de varios años de concursos y certámenes de aquí y de allá. Y todos esos mejores cuentos (repito: veinte) son del escritor Raúl Clavero (y no de Antonio di Benedetto). Raúl Clavero, apúntelo. Un Jefe en esto de escribir relatos (y ganar concursos con ellos). Pero, claro, Clavero tiene tantísimo talento y sus cuentos son tan imaginativos, tan sorprendentes y generan tanta adicción que es normal que triunfe allá donde se presente, aunque lo haga bajo el seudónimo de Sensini.

Porque vamos a ver: se supone que un buen cuento suele tener también un buen comienzo, ¿no? (Es posible. Y de eso hay un montón aquí, por lo que siga, siga…) Digamos que también se necesita un conflicto creativo, o una situación imposible pero verosímil. (Pues ya le digo yo que Aluminosis tiene conflictos creativos para dar y tomar. ¡Menuda cabecita!). Ah, y tensión, ¿ok? Mucha tensión. Que nos haga mordernos las uñas mientras leemos. (¿Mordernos las uñas? Ja. ¡Se va morder usted hasta el puño de la camisa, créame!). Vale. ¿Qué más? ¿Misterio, desconcierto? (¡Por supuesto que sí!). Ritmo, agilidad… ¡Que no nos pongamos a mirar el móvil, por favor! (Mire: el estilo de Clavero es tan sencillo, pero tan absorbente que el móvil se quedará sin batería, ya verá…) ¡Elipsis! (¡Sí!) ¿Y una pizca de fantasía, de realismo mágico o de ciencia ficción?, ¿qué tal? (¿Pero no le estoy diciendo que este escritor es pura inventiva?) Y ya si le metes unos buenos giros argumentales, empezaremos todos a aplaudir y si todo termina con un final a la altura, estaremos, sin ninguna duda, ante un texto superior. (Y yo le aseguro que va a girar usted tanto que se va a sentir mareado, ¿me entiende? ¿Y el final, dice? Oiga, usted sabe lo que es entrar en una habitación y encontrarse con…vamos a ver, ¿usted ha visto la serie Black Mirror?) Sí. Eso es. Y si es abierto o cerrado a mí eso me da un poco igual. Yo solo quiero que me deje en el sitio. Tiritando. O descojonándome, incluso. Con un nudo en la garganta, ¿entiende? (¡Que sí! ¡Que se va a caer usted de la silla, ya lo verá, pero deje de ser tan impertinente y póngase a leer de una vez!)
De acuerdo entonces. (¡Perfecto!).

Pues a lo que íbamos. Si sumamos todos los elementos que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en un cuento, y a eso le añadimos un estilo personal, la voz del cuentista en cuestión (y de sus presumibles lecturas), tenemos un relato alucinante, ingenioso, profundo, ¿metafórico?, irónico, sarcástico, divertido/triste y todo eso que tiene Raúl Clavero. (¡Eso es! Un destello, una fotografía, una imagen en movimiento). Personajes creíbles e increíbles a la vez, o una historia para recordar durante un tiempo. (¡Una estampa del mundo es el cuento!). Unos cuantos momentos (cortos, claro que sí), en definitiva, de enorme disfrute lector. (¡Suscribo!)

Apunte. Aluminosis. Raúl Clavero. Un formidable libro de un gran escritor de aquí y con el que terminamos nuestro recorrido por el género del relato. Espero que se haya suscrito a la serie desde el principio o que lo haga más pronto que tarde, porque ya sabe usted que, en esto de la literatura, y como en la vida, lo bueno, si es breve…se acaba demasiado pronto.

Tranquilo Raúl, creo que Sensini lo entenderá sin problema. Pero de Bolaño, de ese ya tengo más dudas.

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