Batman: Gotham a luz de gas, de Brian Augustyn, Mike Mignola y Eduardo Barreto

batman gotham a luz de gasBatman: Gotham a luz de gas fue el cómic que trazó el rumbo hacia una nueva visión de los superhéroes DC. Había nacido el sello Otros Mundos, aunque por aquel entonces (finales de los ochenta) sus creadores ni siquiera lo supieran. Otros Mundos parte de una premisa fascinante: ¿qué habría ocurrido con los héroes DC si hubieran vivido en otra época, en otro mundo, inmersos en circunstancias diferentes? Esta pregunta ha dado lugar a historias tan inverosímiles y notables como Superman: Hijo rojo (ucronía donde Superman aboga por el comunismo, dándole un giro inesperado a la Guerra Fría) o tan imposibles y estrambóticas como Superman/ Batman/ Wonder Woman: Metrópolis (los orígenes del triunvirato de La Liga de la Justicia con un enfoque que rememora las películas más emblemáticas del cine expresionista alemán).

Pero volvamos a Batman: Gotham a luz de gas, ese cómic que llevo persiguiendo durante mucho tiempo. Es como una especie de reliquia mística que cada vez que la tengo al alcance de la mano, por una razón u otra, acaba esfumándose. Descatalogado, vendido, agotado. Indiana Jones de pacotilla. Y entonces… Nueva edición de Ecc. ¡A mis brazos querido! Veamos que tienes que ofrecerme.

¿Y si Batman hubiera hecho su primera aparición en el siglo XIX? Gotham sería una ciudad hermanada con el Londres victoriano; para bien y para mal. Y esto significa tener a Jack el Destripador merodeando por los callejones dispuesto a rajar jovencitas. ¿Pero cuál es la verdadera motivación de ese ser tan cruel? ¿Y quién es el que intenta cargarle todas esas muertes a Bruce Wayne? El magnate cambiará el sombrero de copa o bombín de las mañanas por un traje de Batman decimonónico para resolver el misterio. Y las pesquisas se harán al estilo que sir Arthur Conan Doyle nos mostró en las novelas protagonizadas por Sherlock Holmes.

Brian Augustyn es el guionista encargado de sumergirnos en una historia oscura que, acertadamente, empieza en ese preciso momento en el que el germen de convertirse en un justiciero es plantado en la mente de Bruce: la muerte de sus progenitores. De aquí en adelante, utiliza todo tipo de recursos narrativos que ya hemos visto en novelas que son o tratan sobre la época en la que se desarrollan los acontecimientos. Por ejemplo, podemos leer el diario personal de Wayne para conocer sus pensamientos más oscuros, meternos directamente en la cabeza del asesino para atisbar su locura o leer las noticias de los periódicos sensacionalistas del momento que atraían a lectores con primeras páginas repletas de asesinatos y desgracias.

Hay cómics que están ligados a su autor de una forma intrínseca. Esto ocurre con este Batman y Mike Mignola. El estilo gótico del dibujante natural de Berkley es el alma del ente creado por Augustyn. La paleta de colores grises y azules asfixia cualquier otro color, relegándolo a las sombras de esas calles sembradas de basura y ocultas tras la niebla. La noche reina en las viñetas y el Caballero Oscuro se mueve como pez en el agua por los tejados de Gotham, sin llegar a mostrarse del todo, infundiendo terror, convirtiendo un relato de Sherlock Holmes en el Drácula de Bram Stoker.

Incluido en este tomo tenemos la secuela directa de Batman: Gotham a luz de gas. En El amo del futuro Augustyn enfrenta al Hombre Murciélago contra un tipo que no está muy bien de la azotea y que pretende evitar que Gotham entre en el siglo XX. Un villano con múltiples recursos que no dudará en utilizar la tecnología de la que tanto reniega. Tecnología, que por cierto, nos brindará unas magníficas viñetas en las que asistiremos al primer vuelo del Batman del siglo XIX. Para esta continuación, el guionista busca la inspiración en la literatura de Jules Verne. En consonancia con esto, el dibujante Eduardo Barreto llena las páginas de dibujos que recuerdan a esas ilustraciones que en ocasiones acompañan libros como De la Tierra a la Luna o La vuelta al mundo en 80 días. A diferencia de Mignola, Barreto prefiere mostrar Gotham bañada por la luz del día, dejando la noche y las sombras para contadas ocasiones. Barreto hace un buen trabajo, pero la comparación con Mike Mignola (que además tenía un guion mejor) se hace patente y acaba relegando su arte a poco más que pasable.

Batman: Gotham a luz de gas traslada la mitología del Caballero Oscuro al siglo XIX para enfrentarlo a uno de los asesinos más famosos de la historia: Jack el Destripador. Un relato brillantemente narrado con una ambientación lóbrega y angustiante. Su secuela, El amo del futuro, no sorprende ni emociona, pero entretiene.

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