Crímenes ideales, de Kerman Arzalluz

ideales

Realmente no esperaba encontrarme con un libro de microrrelatos cuando estos Crímenes ideales me asaltaron, pero me alegro de que ese haya sido el formato de estos alrededor de doscientos textos. Textos algunos muy cortos, otros no tanto, pero todos breves, orbitando por completo sobre temas tan literarios y mundanos como el matar y el morir.

Textos ingeniosos, unos con juegos de palabras, otros con dobles sentidos, unos dando la sorpresa al final, otros buscando que sea el lector quien decida cómo se produce este, pero en todos ellos imaginando, en definitiva, situaciones que podrían ocurrirnos a cualquiera de nosotros en nuestro día a día, siempre que sea un día de furia, un lunes en el que los clientes te tocan los cojones sobremanera o uno de esos momentos en los que sufrimos los llamados “secuestros límbicos”  en donde perdemos la paciencia y matamos si es lo que procede.

“La playa estaba atestada.Clavé la sombrilla sin fijarme”

Atascos en la carretera, el ruido de la gente al comer, las redes sociales, los ronquidos, que te tomen por tonto, tener prisa y tocarte una señora justo delante que parece que se va a llevar media carnicería en pequeños paquetes y sin dejar de hablar ni de importarle que haya gente esperando, la gente que habla por teléfono a grito pelado en el transporte público, el camarero al que pides un café templado y te lo da como le sale de los huevos y que suele coincidir con que le salga como recién elaborado de la caldera más al rojo vivo del infierno, la baldosa rota que te salpica la pernera con la mezcla del líquido de lluvias y mierdas pasadas acumulado,…

“La maté por machista”

En fin, que poco nos pasa… Son tantas y tantas las oportunidades que tenemos al cabo del día para matar a la plaga de capullos que nos rodea y de que sean ellos los que nos maten a nosotros… Y sin embargo, nos controlamos. Pues aquí Kerman Arzalluz ha imaginado esas situaciones, y unas cuantas más, para que nos hagamos una idea de lo fácil que puede ser que algunos cerebros hagan “clic”, se les crucen los cables y comience un festival de sangre y vísceras por todo lo alto, como el todocabronazo manda, con mayor o menor dosis de elegancia, educación, sofisticación y premeditación.

 “Le puse Telecinco”

Crímenes ideales no sigue ningún orden ni clasificación. Se puede abrir el libro por cualquier página al azar y disfrutar de las morbosas y homicidas ocurrencias del autor pues todos los textos son independientes.

“En el aseo del bar:

–¿Es usted el responsable de esta masacre nauseabunda? –le acusé.

–No, solo el autor intelectual.

Aprovechó mi desconcierto para hacer mutis por el foro. Lo pagó el siguiente, tenía cara de ir justo de vientre”

En resumen, un libro ligero, fácil de leer y que seguro que plantará una sonrisa en la bocade más de uno. Perfecto para unas vacaciones pandémicas en el trozo celdado de playa que se nos asigne mediante una app, y, a ser posible para leer con un enfado llevado de casa y la paciencia ya baja de batería.

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