Deportado 4443

Reseña del cómic “Deportado 4443”, de Carlos Hernández e Ioannes Ensis

¿Sabes cuántos españoles estuvieron cautivos en campos de concentración alemanes? No pretendo hacer como esos YouTubers que salen a la calle en busca de víctimas de las que reírse por su ignorancia. Mi objetivo no es reírme de nadie, pero sí señalar nuestra ignorancia. (¿Has respondido ya? No sigas leyendo sin antes hacerlo). Fueron 9.300 españoles y de ellos trata el cómic Deportado 4.443. No es una mera cifra. Los datos importan, tanto en las pandemias como en los genocidios.

De los 9.300 españoles deportados, 5.500 murieron en los campos de concentración nazis. Quiero decir: fueron asesinados. Cualquier excusa servía para matar. En Mauthausen, apodado el campo de los españoles, por la cantidad de ellos que había, se mataba principalmente mediante el trabajo forzado, pero también mediante ejecuciones. Otra excusa para matar eran los “intentos de fuga” provocados, como por ejemplo, ordenarte que pases la valla para coger un sombrero, y dispararte por hacerlo, pasar la valla, o por no hacerlo, no coger el sombrero. También ejecutaban con los “suicidios” provocados, donde tienes que decidir entre ahorcarte o recibir una paliza de muerte. Por supuesto, estaban las cámaras de gas y la enfermería, donde experimentaban contigo o te ponían una inyección de gasolina en el corazón para aniquilarte. Y con el mismo gesto perder cualquier pizca de humanidad que les quedara. ¿O será esto como lo que defendía Nietzche “humano, demasiado humano”? Es muy difícil imaginar cómo era realmente vivir en un lugar así. Algunas verdades horribles las ha documentado Carlos Hernández en Deportado 4.443.

Deportado 4.443 está narrado en primera persona como una autobiografía, en la que Antonio Hernández Marín, uno de esos tantos deportados españoles, nos cuenta su día a día, durante los cuatro años y medio que pasó en los campos. Mi padre se llama Antonio Hernández y he pasado cada viñeta con el corazón en un puño. Tan cerca y tan cercana es esta historia que no te permite desviar la mirada y hacer como si esto nunca hubiera pasado. O peor, como si aún hoy no pasara.

Su historia es la historia de todos ellos. Extremadamente sobrecogedora, cada página te hace preguntarte cómo lograron sobrevivir. Sorprende tanto la fuerza física y espiritual que mostraron allí esas personas expulsadas de la España dominada por los fascistas y Franco, que podrías estar tentado a catalogar este cómic como “historia ficción”. Pero no. Deportado 4.443 es pura Historia y Verdad con mayúscula. Es el resultado de una investigación que Carlos Hernández dejó por escrito en un libro anterior, titulado Los últimos españoles de Mauthausen: La historia de nuestros deportados, sus verdugos y sus cómplices. Por muchas películas que hayas visto sobre el tema, desde la “Lista de Schindler” hasta la “El niño con el pijama de rayas”, te sorprenderá. Te abre las puertas a los campos nazis como nunca antes lo habían hecho. 

Cuando pasas de la portada y te adentras en el cómic, no solo ves a los nazis y sus víctimas, sino también a los “kapos”: prisioneros que a cambio de pequeños privilegios, colaboran con los alemanes haciéndoles el trabajo sucio. Torturan y matan, con mayor crueldad que los miembros de las SS. En cambio, Antonio Hernández, el deportado 4443, y otros muchos compañeros españoles, no solo lucharon por mantenerse con vida, sino también por hacerlo de manera digna. Esto es algo que queda muy bien reflejado en el cómic. Así, por ejemplo, en una ocasión, un amigo le regala el pan de su cena a Antonio y éste lo coge sin hacer preguntas. Más tarde, cuando se entera de que su amigo se ha suicidado, se achaca: “¡Maldita sea! Podía haber hecho algo, haber intentado animarle… ¿Cómo no me di cuenta? o, quizás, no quise saberlo para comerme su pan. Seguro que fue eso. Ya no soy un hombre, soy una bestia más”.

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